Acracia

Se podr¨ªa vivir sin pol¨ªticos, pero no sin m¨¦dicos; se podr¨ªa vivir sin militares, pero no sin maestros; se podr¨ªa vivir sin jueces y polic¨ªas, pero no sin cient¨ªficos; se podr¨ªa vivir sin sacerdotes, pero no sin labradores. No obstante, en este reino de la acracia feliz solo algunos pol¨ªticos, jueces y polic¨ªas urbanos podr¨ªan seguir contribuyendo a la felicidad colectiva siempre que lograran superar la prueba de la Vibradora Universal cuya ejecuci¨®n consiste en que, sometida cualquier obra, conducta, profesi¨®n, ideolog¨ªa o creencia de las personas a una poderosa vibraci¨®n, todo lo que cae es lo que les sobra. Menos es m¨¢s. Este principio minimalista que el arquitecto Mies van der Rohe inoculaba en sus edificios se puede aplicar a cualquier aspecto de la sociedad. Si durante el debate sobre el estado de la naci¨®n se sometiera el Congreso de los Diputados a la Ley de la Vibradora Universal, ?qu¨¦ pol¨ªtico quedar¨ªa en pie que fuera digno de hablar desde la tribuna? Si esta poderosa vibraci¨®n se aplicara a lo est¨²pido y superfluo que uno oye y lee cada d¨ªa en los medios, ?cu¨¢ntas palabras se mantendr¨ªan limpias y necesarias desafiando la belleza del silencio? Si la ideolog¨ªa de derechas o de izquierdas fuera sometida a la Vibradora Universal, sin duda, el ciudadano quedar¨ªa exento de fanatismo, sectarismo y estupidez, dispuesto a votar a un l¨ªder inteligente y honesto sin m¨¢s adherencias. Tambi¨¦n ser¨ªan innumerables los cascotes que se desprender¨ªan de la iglesia, de la universidad y del mundo del arte. Al final de este se¨ªsmo est¨¦tico la sociedad habr¨ªa quedado compuesta solo de m¨¦dicos, maestros, investigadores, guardabosques y sembradores de cereal, asistida por unos pocos guardias de tr¨¢fico, que hubieran salido indemnes de la descarga de la Vibradora Universal para formar parte del reino moral de la acracia.