El robot polic¨ªa de Palo Alto sucumbe ante los borrachos
Primer detenido por agredir a uno de los nuevos vigilantes aut¨®matas californianos

Palo Alto es uno de los lugares m¨¢s tranquilos que se puedan imaginar. Stanford, la universidad con m¨¢s premios Nobel de la Costa Oeste, un centro que presume de alumnos de los alumnos que comienzan sus startups sin obtener t¨ªtulo, est¨¢ dentro de su territorio. Esta mezcla convierte a la localidad en el lugar perfecto para todo tipo de experimentos. Su centro tiene un solo cine, subvencionado por los herederos de David Packard, cofundador de HP, donde solo se proyectan pel¨ªculas antiguas. Los comercios son dispares, desde una tienda de t¨¦ con burbujas hasta Trader Genes, una boutique especializada en pruebas y servicios relacionados con el ADN de cada cual. Lo que fueron hogares de acad¨¦micos, hoy son, en su mayor¨ªa, sedes comerciales de startups que quieren tener direcci¨®n postal en el coraz¨®n de Silicon Valley. Esta conjunci¨®n de factores convierte a Palo Alto en el lugar ideal para probar diferentes experimentos. El ¨²ltimo ha sido poner a un robot a patrullar la sede de la empresa que los fabrica, siguiendo una vieja costumbre de la zona, el dog food, como se denomina a probar y ser usuarios muy activos de los productos de la empresa propia.
KnightScope, cuya traducci¨®n podr¨ªa ser caballero vigilante, crea robots que graban y defienden espacios delimitados. Pretenden suplantar a los vigilantes privados. El robot se puede contratar por siete d¨®lares la hora, un tercio de lo que por ley cobra un empleado en el Estado de California. En teor¨ªa, la idea era perfecta, un armatoste rodante de pl¨¢stico blanco pulido, sensores, c¨¢maras, con 136 kilos de peso. Hace unas semanas, Jason Sylvain, de 41 a?os, se enfrent¨® con la m¨¢quina hasta derribarla. El robot, de poco m¨¢s de metro y medio, comenz¨® a rodar y enviar pitidos de auxilio. Tras la agresi¨®n, el humano, que result¨® haber atacado en estado de embriaguez, fue detenido de la manera tradicional, con polic¨ªas humanos que lo trasladaron a sus dependencias. Est¨¢ acusado de conducta inc¨ªvica y por transitar por la ciudad intoxicado.
Al d¨ªa siguiente, tras una puesta a punto y revisi¨®n, el androide volvi¨® a patrullar.
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