El supervisor se explica
Del informe del Banco de Espa?a sobre la crisis financiera se deduce que con la misma regulaci¨®n hubo entidades que no concentraron tantos riegos y que sin el amparo de la eurozona el desenlace habr¨ªa sido peor
Cuando todo estaba dispuesto para valorar con suficiente perspectiva hist¨®rica la crisis financiera espa?ola, la emergencia de un nuevo episodio ¡ªel derrumbe y resoluci¨®n con cambio de propiedad del Banco Popular¡ª condiciona las conclusiones definitivas de cualquier an¨¢lisis. Este tard¨ªo coletazo tambi¨¦n da por inconclusas las radicales transformaciones operadas en el sistema bancario espa?ol, as¨ª como a evitar simplificaciones en el diagn¨®stico, como las que asumen que esa convulsi¨®n ten¨ªa como ¨²nico epicentro el subsector de cajas de ahorros.
Lo que el colapso del Banco Popular avala es la presunci¨®n de que los problemas en las entidades crediticias espa?olas han actuado de catalizadores de los experimentos europeos en la gesti¨®n de crisis bancarias. La anticipaci¨®n de la Uni¨®n Bancaria, la aplicaci¨®n de ayudas financieras o rescates sectoriales por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) o la primera instrumentaci¨®n del Mecanismo ?nico de Resoluci¨®n de crisis, han tenido en los problemas espa?oles sus desencadenantes o primer banco de pruebas. Que lo peor haya pasado no significa que los estudiosos del sistema financiero espa?ol den carpetazo a sus investigaciones. Tampoco aquellos otros interesados, como los diputados, obligados a disponer de criterio al respecto.
Otros art¨ªculos del autor
A unos y otros est¨¢ dirigido el documento que acaba de difundir el Banco de Espa?a: Informe sobre la crisis financiera y bancaria en Espa?a: 2008-2014. Su lectura es recomendable al menos por dos razones. En primer lugar, el papel central de esa instituci¨®n en el seguimiento de la econom¨ªa y del sistema financiero, en particular del sistema bancario, a la que se le atribuyen responsabilidades en la no anticipaci¨®n de la crisis y en el seguimiento de los riesgos que asumieron las entidades de cr¨¦dito. En segundo, por su capacidad anal¨ªtica para producir una completa descripci¨®n de lo ocurrido, de sus antecedentes y del tratamiento en t¨¦rminos de pol¨ªtica econ¨®mica y de supervisi¨®n de los operadores bancarios.
El relato no es completo: la descripci¨®n de la crisis de Bankia esta inacabada y, obviamente, la protagonizada por el Banco Popular. Algunas de las numerosas preguntas que la mayor¨ªa de los ciudadanos, diputados incluidos, se han formulado en estos a?os, pueden encontrar respuesta en esas p¨¢ginas. Otras no.
En los periodos por los que transita el informe (2000-2007; 2008-2011; 2012-2013 y 2014) se pasa revista a la evoluci¨®n del entorno macroecon¨®mico, del sector financiero y de las actuaciones regulatorias, tanto internacionales como espa?olas. Una cr¨®nica bien ordenada y documentada del periodo m¨¢s aciago de la moderna historia econ¨®mica del pa¨ªs, que ha generado da?os todav¨ªa observables en las finanzas p¨²blicas, en el tejido empresarial, en el bienestar de la mayor¨ªa de los ciudadanos, en la erosi¨®n reputacional de las instituciones, p¨²blicas y privadas, nacionales y europeas.
En 2007 las actividades relacionadas con el ladrillo eran el 62,5% del cr¨¦dito al sector privado
El diagn¨®stico de los desencadenantes de esa severa particularizaci¨®n de la crisis en Espa?a es m¨¢s evidente que la atribuci¨®n de responsabilidades. Desde la sustituci¨®n de la peseta por el euro, de la obligada cesi¨®n de la pol¨ªtica monetaria, todo conjur¨® para que las familias y empresas espa?olas acumularan niveles de endeudamiento sin precedentes. Los principales c¨®mplices fueron unos tipos de inter¨¦s hist¨®ricamente bajos y una percepci¨®n del riesgo espa?ol fuera de nuestras fronteras que tambi¨¦n se asimil¨® al de las econom¨ªas m¨¢s estables y solventes con las que compart¨ªamos moneda y Banco Central. Nos endeudamos hasta las cejas con los bancos y cajas de ahorros espa?oles para comprar activos inmobiliarios, y las entidades bancarias lo hicieron en el exterior para satisfacer de muy buen grado esa demanda de cr¨¦dito. Y en esto lleg¨® la crisis de las hipotecas basura estadounidenses: la desconfianza entre los bancos, en particular de los acreedores hacia los deudores, y el desplome en el valor de los activos que hab¨ªan actuado como garant¨ªa de esos cr¨¦ditos. En la siguiente fase, a partir de 2011, la crisis se extendi¨® a los mercados de deuda p¨²blica, conformando ese ¡°bucle diab¨®lico¡± que aisl¨® a las econom¨ªas perif¨¦ricas, Espa?a e Italia incluidas, hasta que el BCE anunci¨® su voluntad de impedir el peor de los desenlaces: har¨¦ todo lo que est¨¦ en mi mano por evitar la fragmentaci¨®n o desaparici¨®n del euro, advirti¨® Mario Dragui. M¨¢s vale tarde que nunca.
El rescate al sector bancario, mediante la solicitud de una l¨ªnea de cr¨¦dito de 100.000 millones de euros, sujeta a una ¡°estricta condicionalidad¡± , fue administrada, si no por los se?ores de negro instalados en Grecia, por otros de gris marengo no menos tolerantes con la soberan¨ªa de nuestra pol¨ªtica econ¨®mica. La transformaci¨®n en bancos de las cajas de ahorros, la reducci¨®n del n¨²mero de oficinas y de su personal fueron algunas de las condiciones impuestas en el Memorando de Entendimiento (MoU, por sus iniciales en ingl¨¦s).
El BE dispon¨ªa de la autoridad suficiente para advertir de los excesos y tambi¨¦n para evitarlos
M¨¢s relevante que preguntarse por qu¨¦ no se vio venir la crisis, es hacerlo por la tolerancia a la excesiva concentraci¨®n de riesgos de cajas y bancos. En diciembre de 2007, las actividades relacionadas con la construcci¨®n, el sector inmobiliario y la financiaci¨®n para la adquisici¨®n de vivienda representaban el 62,5% del cr¨¦dito total al sector privado. Fue esa acumulaci¨®n de riesgos durante los siete a?os previos al contagio estadounidense la responsable de la gravedad diferencial de la crisis en nuestro pa¨ªs. El Banco de Espa?a dispon¨ªa de la autoridad suficiente no solo para advertir de esa acumulaci¨®n, sino para evitarla: no era un ejercicio f¨¢cil y no pocos analistas confi¨¢bamos en que, en ausencia de choques externos, fuera digiri¨¦ndose gradualmente el empacho inversor en la construcci¨®n residencial y la actividad inmobiliaria.
No todas las cajas de ahorros cayeron en la tentaci¨®n inmobiliaria, ni en todas ellas oper¨® de la misma forma la singularidad de su gobierno corporativo, como era la presencia de pol¨ªticos en sus ¨®rganos de administraci¨®n. Cajas del Pa¨ªs Vasco, Andaluc¨ªa, Arag¨®n o Catalu?a sortearon la crisis porque sus directivos evitaron concentraciones de riesgo excesivas. Las regulaciones eran las mismas, pero los comportamientos fueron distintos.
Las lecciones que deja la crisis, muchas de ellas susceptibles de deducir del informe, son valiosas, tanto para los Gobiernos ¡ªel nacional y algunos auton¨®micos¡ª como para el propio supervisor. Las referidas a la suficiencia y mejora de los instrumentos de supervisi¨®n son admitidas por el Banco de Espa?a, al igual que la necesaria disposici¨®n a retirar el ponche de la fiesta cuando esta amenaza con descontrolarse. A pesar de las indecisiones y torpezas de algunas pol¨ªticas europeas, del informe tambi¨¦n es f¨¢cil deducir la mayor severidad del desenlace de no haber estado amparados en la comunidad de vecinos de la eurozona.
Emilio Ontiveros es presidente de Afi.
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