Europa, el cambio de piel
Las elecciones en Reino Unido y los comicios de Francia han modificado el escenario
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Con las elecciones en Reino Unido y los comicios legislativos de Francia de este mes, Europa sigue cambiando de piel.
Las elecciones brit¨¢nicas han sido el mayor desaf¨ªo al que se ha enfrentado Theresa May tras convertirse en primera ministra por casualidad. May lleg¨® tras la dimisi¨®n de David Cameron, quien despu¨¦s de haber ganado las elecciones por mayor¨ªa absoluta en 2015, convoc¨® un refer¨¦ndum que nunca crey¨® que prosperar¨ªa y, sin embargo, al d¨ªa siguiente de su celebraci¨®n se encontr¨® con que el Brexit era un hecho y que Gran Breta?a estaba en el camino para dejar de pertenecer a la Uni¨®n Europea. Casi un a?o despu¨¦s de aquello, May tom¨® dos decisiones: que ¡°Brexit significa Brexit¡± y que, para negociarlo, necesitaba m¨¢s fuerza pol¨ªtica que la mayor¨ªa absoluta que ya pose¨ªan los tories.
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En el subconsciente de Theresa May parece ahora que operaban dos ideas. Por una parte, obtener la legitimidad de los votos que no ten¨ªa, ya que su mandato hab¨ªa sido consecuencia de un error de c¨¢lculo y de un pronunciamiento hist¨®rico para el que nadie estaba preparado, incluida ella misma que se hab¨ªa pronunciado contra el Brexit cuando era ministra del Interior. Y por otra, la de volver a instaurar el toque femenino en el Gobierno y en los asuntos p¨²blicos de Gran Breta?a, recuperando la sombra del legado de Margaret Thatcher.
Sin embargo, al primer error se sum¨® otro, que va a tener un peso decisivo en el futuro de Europa. En primer lugar, el Brexit, que lleg¨® con un Gobierno de mayor¨ªa, tendr¨¢ ahora que empezar a negociarse con un Ejecutivo en minor¨ªa que s¨®lo tendr¨¢ los votos suficientes si forma una coalici¨®n. Y en segundo, revivi¨® a quien parec¨ªa enterrado en t¨¦rminos generacionales y pol¨ªticos, el l¨ªder laborista Jeremy Corbyn, que a veces no se sabe si molesta m¨¢s a los conservadores o a sus compa?eros socialdem¨®cratas.
Corbyn puso en evidencia un curioso fen¨®meno que ya se hab¨ªa producido en las elecciones de Estados Unidos que llevaron a Donald Trump al poder, en las que un senador muy mayor ¡ªcomo Corbyn¡ª llamado Bernie Sanders consigui¨® canalizar y atraer la atenci¨®n de los votantes m¨¢s j¨®venes que buscaban depurar y humanizar el sistema capitalista, rompiendo de alguna manera las disciplinas de la autoridad y las catarsis colaterales de la interminable crisis econ¨®mica global de 2008.
Mientras tanto, en Francia el fen¨®meno Macron contin¨²a tras obtener la mayor¨ªa en las elecciones legislativas, logrando aumentar su base y legitimidad democr¨¢tica, pero ciment¨¢ndola sobre una alt¨ªsima abstenci¨®n. Un problema que explica tambi¨¦n en parte la raz¨®n por la que Emmanuel Macron lleg¨® al Palacio del El¨ªseo, es decir, el agotamiento del sistema pol¨ªtico tradicional franc¨¦s, el entierro de la V Rep¨²blica y el nacimiento de otra manera de representar los intereses sociales y econ¨®micos de Francia que no est¨¦n tan ligados transversalmente al futuro de la Uni¨®n Europea.
Macron no puede seguir con la pol¨ªtica de entendimiento total con Alemania y sus recetas de austeridad
En cualquier caso, Macron y su VI Rep¨²blica ¡ªporque eso es lo que ha iniciado con su llegada al poder¡ª no puede y seguramente sabe que no debe, de acuerdo con el mandato de sus electores, seguir con la pol¨ªtica de entendimiento total con Alemania y sus recetas de austeridad econ¨®mica y sacrificio para los pa¨ªses del Sur de Europa.
Con la salida de Europa de los brit¨¢nicos y la reconfiguraci¨®n del mapa pol¨ªtico franc¨¦s, aquellos Gobiernos que, como el espa?ol, lo hacen todo en nombre de la ortodoxia europea, deber¨ªan estar atentos al cambio de piel que se est¨¢ produciendo en Europa, porque, al margen de la influencia que tienen los problemas internos, es la determinaci¨®n absoluta con que se aplican las pol¨ªticas de austeridad econ¨®mica marcadas desde Bruselas y Berl¨ªn ¡ªla doble B¡ª, la que est¨¢ desafiando la l¨®gica de la evoluci¨®n social y la legitimidad democr¨¢tica de la Uni¨®n.
Macron tiene un mandato d¨¦bil, pero claro, en un sentido: para que el sistema sobreviva es necesario cambiarlo. Gran Breta?a ya dio el paso de la ruptura total y ahora no es que tenga miedo, sino que los discursos y los supuestos pol¨ªticos de ayer no encarnan ni las aspiraciones ni las decisiones que los europeos de hoy demandan.
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