¡°Hemos pasado de ser la especie mejor adaptada a ser la que adapta el mundo a s¨ª misma¡±
Mar¨ªa Martin¨®n y Francisco J. Ayala reflexionan sobre el futuro de la evoluci¨®n humana
La vida surgi¨® en la Tierra hace unos 4.000 millones de a?os. Para entender esta edad, se puede cambiar la historia de la vida por la escala de un a?o. Si los primeros seres vivos se originaron el 1 de enero y hoy estamos a 31 de diciembre a las 24:00, los primeros animales vertebrados aparecieron el 29 de noviembre. Los primates, el 26 de diciembre. Los Homo sapiens, nuestra especie, irrumpe el 31 de diciembre a las 23:45. Y Crist¨®bal Col¨®n descubri¨® Am¨¦rica hace cuatro segundos.
El ejemplo es del bi¨®logo evolutivo Francisco Jos¨¦ Ayala, que ayer debati¨® en Madrid con la paleoantrop¨®loga Mar¨ªa Martin¨®n Torres sobre la evoluci¨®n de nuestra especie, en un acto organizado por la Asociaci¨®n de Amigos de la Real Academia de Ciencias (aRAC), en colaboraci¨®n con Materia. ¡°Somos una especie muy joven, apenas tenemos 200.000 a?os sobre la faz de la Tierra¡±, arranc¨® Martin¨®n, investigadora del University College de Londres. ¡°Pero si ma?ana sucediera una cat¨¢strofe, nuestro epitafio deber¨ªa decir que, con todo lo bueno y lo malo, hemos sido una especie con ¨¦xito¡±.
La paleoantrop¨®loga Mar¨ªa Martin¨®n alert¨® de que la tecnolog¨ªa va m¨¢s r¨¢pido que nuestra capacidad de dar respuesta a los dilemas ¨¦ticos
Martin¨®n destac¨® las ¡°paradojas¡± de este ¨¦xito evolutivo. ¡°Para nuestra especie, adquirir la postura erguida fue un regalo envenenado, porque pon¨ªamos una limitaci¨®n de serie para dar a luz¡±, explic¨® la investigadora. Los cambios en los huesos de la pelvis y el cerebro ¡°desproporcionadamente grande¡± de los humanos convirti¨® el parto ¡°en uno de los procesos m¨¢s dif¨ªciles¡±, seg¨²n la paleoantrop¨®loga. ¡°Un chimpanc¨¦ puede parir solo, pero nosotros somos una especie que no sabe estar sola. Hasta el parto humano es un acto social¡±, subray¨®.
La investigadora recalc¨® la importancia de la ni?ez en la evoluci¨®n humana, por su papel en el aprendizaje y el desarrollo de v¨ªnculos con otros individuos. ¡°Los chimpanc¨¦s, cuando abandonan su grupo, pueden no volver a ver a sus padres. Y si los vuelven a ver no sabemos si los reconocen. Los Homo sapiens tenemos una hipermemoria afectiva. Podemos recordar a una persona que solo hemos visto una vez en la vida. O a alguien a quien no hemos visto nunca, como un escritor o un l¨ªder espiritual. Es posible por nuestra capacidad de estar sin tener que estar. El Homo sapiens se ha liberado de la necesidad de la proximidad f¨ªsica¡±, celebr¨®.
¡°Lo que es exclusivo del ser humano es el desarrollo exponencial del conocimiento. Somos ¨²nicos en nuestra relaci¨®n con la tecnolog¨ªa. Somos dependientes de la tecnolog¨ªa¡±, continu¨® Martin¨®n. La investigadora record¨® una cita del escritor estadounidense Ray Bradbury: ¡°Nos hemos situado a nosotros mismos bastante por encima del mono, pero muy por debajo del ¨¢ngel¡±. La profesora del University College alert¨® de que la tecnolog¨ªa va m¨¢s r¨¢pido que nuestra capacidad de dar respuesta a los dilemas ¨¦ticos, como los vientres de alquiler o la edici¨®n del genoma humano.
¡°Hemos pasado de ser la especie mejor adaptada al mundo a ser la que adapta el mundo a s¨ª misma. No bastaba con cazar y pescar, hubo que modificar el mundo¡±, se?al¨® Martin¨®n. Esta modificaci¨®n del planeta ha generado desastres, como el calentamiento global. Sin embargo, la paloantrop¨®loga es optimista. ¡°Somos los grandes creadores de problemas, pero tambi¨¦n los grandes solucionadores. Somos los mejores para salvarnos de nuestras propias cat¨¢strofes. El problema no es salvarnos a nosotros. La pregunta es qui¨¦n va a salvar a las dem¨¢s especies¡±, concluy¨®.
"Es la sociedad la que debe decidir qu¨¦ avances tecnol¨®gicos son aceptables", sentenci¨® el bi¨®logo evolutivo Francisco Jos¨¦ Ayala
Francisco Jos¨¦ Ayala, profesor de la Universidad de California en Irvine (EE UU), rememor¨® el pesimismo del premio Nobel Hermann Joseph Muller, que a mediados del siglo XX alert¨® de que curar a personas con enfermedades hereditarias y permitir su reproducci¨®n significar¨ªa tener que curar a muchas m¨¢s en el futuro.
Ayala record¨® que Muller propuso dos soluciones para este supuesto problema: la selecci¨®n germinal y la clonaci¨®n. ¡°Se fundaron dos bancos de esperma en California y los dos ya est¨¢n cerrados, por buenas razones¡±, expuso el investigador, que fue presidente de la Asociaci¨®n Estadounidense para el Avance de la Ciencia. Uno de estos dep¨®sitos de semen fue creado en 1980 por el millonario californiano Robert K. Craham. Varios premios Nobel donaron su esperma con la alocada intenci¨®n de inseminar a mujeres para concebir ¡°genios¡±.
Ayala tambi¨¦n rebati¨® la otra soluci¨®n de Muller: ¡°?Se pueden clonar humanos? La respuesta es no. Se pueden clonar los genes, pero no a un individuo, que resulta de la interacci¨®n entre genes y ambientes espec¨ªficos¡±. El investigador cit¨® al premio Nobel George Wells Beadle: ¡°Pocos de entre nosotros hubi¨¦ramos defendido la multiplicaci¨®n diferencial de los genes de Hitler. Pero ?qui¨¦n puede decir que en un contexto cultural distinto Hitler no hubiera podido ser uno de los l¨ªderes realmente grandes de la humanidad, o Einstein no hubiera podido ser un pol¨ªtico malvado?¡±.
El profesor de la Universidad de California dibuj¨® otro futuro para nuestra especie: el de la clonaci¨®n terap¨¦utica, con la creaci¨®n en el laboratorio de ¨®rganos para trasplantes o de neuronas para reparar lesiones en la m¨¦dula espinal. "Es la sociedad la que debe decidir qu¨¦ avances tecnol¨®gicos son aceptables", sentenci¨® Ayala.
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