Amazon dejar¨¢ que sus clientes se prueben la ropa antes de comprar
El gigante del comercio electr¨®nico permitir¨¢ que sus usuarios ordenen hasta 15 prendas. Si compran m¨¢s de tres har¨¢n un descuento del 10%. Si son m¨¢s de cinco, sube al 20%. La devoluci¨®n del resto de productos ser¨¢ gratuita
La venta de ropa por Internet tiene un impedimento, un problema a resolver. O una fricci¨®n, como les gusta decir en Silicon Valley. En muchas ocasiones, la imagen de promoci¨®n no corresponde con la realidad. Otras veces, no sienta como se imaginaba. La mayor¨ªa de las tiendas ponen trabas para la devoluci¨®n, otro de los agujeros por resolver.
La posici¨®n de Amazon, con un sistema log¨ªstico por encima de su competencia, les permite innovar para vender m¨¢s. Amazon Prime Wardrobe, o lo que es lo mismo, convertir el hogar en un probador remoto, es su ¨²ltima idea. Amazon env¨ªa una caja con hasta 15 prendas de una selecci¨®n de m¨¢s de un mill¨®n de opciones para hombre, mujeres y ni?os. El m¨ªnimo del env¨ªo son tres prendas. Una vez probado el contenido, si se compran tres o cuatro hacen un descuento del 10 por ciento. Si son m¨¢s de cinco, sube al 20.
La devoluci¨®n de lo que no ajuste o no cumpla con lo deseado se hace en la misma caja. Ya sea a trav¨¦s de una oficina de UPS o quedando con un operario de reparto de Amazon para que pase a recogerlo. En ambos casos es gratis.
De momento funciona en pruebas, o beta como se dice en el argot de algunas zonas de Seattle y Silicon Valley. El plan es lanzarlo en Estados Unidos antes de Navidad.
Amazon ha destacado siempre por su capacidad para prever el futuro. En sus inicios obtuvo una patente que le granje¨® una ventaja competitiva durante m¨¢s de 10 a?os. Era el ¡®one click buy¡¯, la compra en un solo click. Esto permit¨ªa vender m¨¢s productos y de manera m¨¢s r¨¢pida. No solo era pionero en la venta online, sino que adem¨¢s pon¨ªa freno a sus competidores potenciales con la necesidad de introducir una p¨¢gina adicional desde que se decid¨ªa la venta hasta que se cerraba la transacci¨®n.
La firma de Jeff Bezos acaba de conseguir una patente de calado similar, tambi¨¦n llena de pol¨¦mica. Bajo el nombre de Physical Store Online Shopping Control (Control de compras en l¨ªnea desde una tienda f¨ªsica, en castellano) se encuentra un sistema que evita que los clientes que se encuentran en una tienda f¨ªsica puedan contrastar precios de productos online. Est¨¢ pensado para que los compradores que se conecten a la red WiFi de un establecimiento no puedan entrar en webs de la competencia y ver qu¨¦ les conviene m¨¢s. Si van a comprar, que lo hagan en la tienda donde est¨¢n. Quieren frenar as¨ª la costumbre de ir a una tienda a probarse una prenda, especialmente zapatos, y despu¨¦s pedirlos online en el sitio m¨¢s econ¨®mico.
Esta patente cobra sentido si se tiene en cuenta que Amazon ya no solo funciona online, sino que ha empezado a desplegar librer¨ªas de ladrillo y cemento, la primera en Seattle y la m¨¢s sorprendente en Nueva York, y tambi¨¦n tiene un peque?o mercado en el centro de Seattle, cerca de su sede, donde los empleados y sus allegados pueden hacer la compra sin necesidad de sacar dinero f¨ªsico o la tarjeta de cr¨¦dito. Su tecnolog¨ªa reconoce al comprador, los productos de la cesta y su precio, al salir de la tienda con los bienes deseados se le cobran directamente.
Hace solo una semana Amazon compr¨® Whole Foods, una cadena de supermercados con toque gourmet por 13.700 millones de d¨®lares. Su llegada al mundo f¨ªsico es imparable. Su cadena de distribuci¨®n, ¨²nica. Su conocimiento del comportamiento de los usuarios y la obsesi¨®n por satisfacer al consumidor, su mejor arma.
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