Motivos para el orgullo

En los ¨²ltimos a?os hemos asistido a la proliferaci¨®n de la xenofobia y la eurofobia por toda Europa. No ha sido el caso en Espa?a, a pesar de la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica. M¨¢s a¨²n, y seg¨²n apuntan los datos del proyecto Contested Legitimacy in Europe, de Chatham House, Espa?a se muestra como un pa¨ªs tolerante y donde el proceso de integraci¨®n sigue teniendo un amplio respaldo: as¨ª, el 44% de los espa?oles (con apenas un 30% en contra, las cifras m¨¢s favorables al respecto) apoya que la Uni¨®n Europea evolucione hacia unos Estados Unidos de Europa.

El tradicional apoyo de los espa?oles al proyecto comunitario es de sobra conocido, pero sorprende gratamente la resiliencia de los datos. La cl¨¢sica ausencia de formaciones euroesc¨¦pticas en las Cortes se ha vuelto a confirmar con las elecciones de 2015 y 2016. En Espa?a resulta un suicidio pol¨ªtico posicionarse en contra de la UE, ya que ¨¦sta se percibe como muy beneficiosa para nuestro pa¨ªs. Los datos de la encuesta citada lo confirman, con un 45% de los ciudadanos que as¨ª lo considera, y apenas un 25% que piensa lo contrario.

Los beneficios tienen, sin duda alguna, un car¨¢cter material. Espa?a ha sido receptora neta de fondos comunitarios durante muchos a?os, cuesti¨®n que ha ayudado notablemente a modernizar el pa¨ªs. Pero los espa?oles tambi¨¦n valoran los beneficios inmateriales. Encuesta tras encuesta (no siendo esta una excepci¨®n) destacan como grandes logros de la UE la posibilidad de vivir y trabajar en toda la Uni¨®n y la eliminaci¨®n de las fronteras f¨ªsicas entre Estados miembros. D¨¦cadas de aislamiento internacional por la dictadura franquista ayudan a entender esto. Los espa?oles son conscientes de que les va mejor cuando se abren al mundo.

Los 40 a?os de la dictadura explican m¨¢s cosas: Europa tambi¨¦n ha significado democracia, Estado de derecho y progreso social. Estas cuestiones, a pesar de la grave crisis, no son tan f¨¢cilmente olvidadas. Y menos a¨²n en un pa¨ªs que no sobresale por tener una identidad nacional fuerte o una gran confianza hacia sus pol¨ªticos e instituciones. El terreno para la extrema derecha es inh¨®spito, como se se?ala en el informe del Real Instituto Elcano,? ¡°la excepci¨®n espa?ola: el fracaso de los grupos de derecha populista pese al paro, la desigualdad y la inmigraci¨®n¡±.

En Espa?a resulta un suicidio pol¨ªtico posicionarse en contra de la Uni¨®n Europea

El deseo de ruptura con un pasado autoritario donde la libertad era una palabra tab¨² tambi¨¦n explica los destacables resultados del pa¨ªs en numerosos indicadores sociales de car¨¢cter progresista, entre los que destacan con fuerza los relativos a los homosexuales (el 71% de los espa?oles considera que los gais deben poder casarse; mientras que solamente hay un 12% en contra) o la aceptaci¨®n de los inmigrantes.

Otros estudios, como los del World Values Survey o los del Pew Research Center confirman la debilidad de las posiciones hom¨®fobas en Espa?a. As¨ª, en el primero de los casos, Espa?a lidera junto a Pa¨ªses Bajos y Suecia los indicadores de tolerancia. En el segundo, en su informe The Global Divide on Homosexuality, se reafirma esta actitud, con un 88% de los espa?oles, la cifra m¨¢s alta de todos los pa¨ªses en la encuesta, que considera que la sociedad ha de aceptar la homosexualidad.

La inmigraci¨®n tampoco es considerada un problema en Espa?a. Los datos del estudio de Chatham House muestran que los espa?oles tienen una mejor imagen de los extranjeros, incluidos refugiados e inmigrantes econ¨®micos, que el resto de los pa¨ªses encuestados. As¨ª, Espa?a es el ¨²nico pa¨ªs que tiene una visi¨®n m¨¢s positiva que negativa de la llegada de los refugiados (si bien limitada, con un 26% a favor y un 25% en contra), cuesti¨®n que se repite en relaci¨®n a los inmigrantes econ¨®micos (25% a favor y 22% en contra).

Algunos analistas consideraban a principios de siglo que la actitud positiva de los espa?oles respecto a los extranjeros no era verdadera, sino una consecuencia del escaso n¨²mero de los mismos y/o de la buena situaci¨®n econ¨®mica que viv¨ªa el pa¨ªs. Los datos lo desmienten. Desde principios de siglo la poblaci¨®n extranjera aument¨® en Espa?a varios millones (m¨¢s de un 10%) en apenas unos a?os, a lo que se le sum¨® una crisis econ¨®mica que acababa con el ¡°milagro espa?ol¡±, sin que existiese un correlativo crecimiento sustantivo de las actitudes xen¨®fobas.

Es cierto que para ello ha influido que la mayor¨ªa de los inmigrantes tiene el espa?ol como lengua materna (los latinoamericanos) o tiene mucha facilidad a la hora de aprenderlo (como es el caso de la comunidad rumana), pero en cualquier caso es motivo de orgullo que no haya aumentado sustancialmente el rechazo a los extranjeros. Como tambi¨¦n lo es, sin duda, que Espa?a sea un pa¨ªs l¨ªder en tolerancia hacia los homosexuales y que la eurofobia no haya campado a sus anchas. No caigamos, no obstante, en los peligros de la autocomplacencia.

Salvador Llaudes es investigador del? Real Instituto Elcano.