El planeta se cocina a fuego lento
Los cient¨ªficos prev¨¦n olas de calor cada m¨¢s vez m¨¢s largas e intensas
La persistencia de olas de calor en un planeta que se est¨¢ recalentando cada a?o plantea un futuro que pone los pelos de punta si no se toman medidas y un presente cada vez m¨¢s inquietante. Esta semana, la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial (WMO), un organismo dependiente de la ONU, advirti¨® de que diferentes pa¨ªses del hemisferio occidental hab¨ªan experimentado en mayo y junio temperaturas extremas e inusuales olas de calor. Desde Portugal, que ha sufrido incendios letales con las llamas atizadas por el calor, y Espa?a, que ha vivido la primavera m¨¢s caliente desde que hay registros, hasta Pakist¨¢n, Marruecos, Emiratos ?rabes Unidos o el suroeste de Estados Unidos, donde tuvieron que suspenderse vuelos porque los aviones no pod¨ªan despegar por las elevadas temperaturas, la mitad del planeta ha sufrido una intensa ola de calor antes de la llegada del verano.
Un dato puede servir para resumir la situaci¨®n: en la ciudad paquistan¨ª de Turbat el term¨®metro alcanz¨® los 53,5 grados el 28 de mayo, la mayor temperatura jam¨¢s registrada en un mes de mayo y tal vez la mayor registrada en la historia en Asia (en realidad, del mundo fuera de un desierto, si se excluyen los 56,6 grados alcanzados en el Valle de la Muerte en 1913 y una temperatura similar en el S¨¢hara). Compite con los 54 grados experimentados en Kuwait en 2016. En California, Nevada y Arizona se batieron ocho records de temperatura que, a su vez, ya se hab¨ªan batido en 2016. En Phoenix (Arizona), donde se suspendieron vuelos por el calor, se alcanzaron el 19 de junio 47,8 grados. De los 11.059 d¨ªas en los que existen registros, esa temperatura s¨®lo se ha marcado 15 veces.
"Los veranos son m¨¢s c¨¢lidos cada a?o, sin embargo el calor extremo sigue siendo raro", explica Ed Hawkings, investigador en Clima del Departamento de Meteorolog¨ªa de la Universidad de Reading. "Pero esos acontecimientos extremos, que representan un riesgo para la vida humana, se est¨¢n haciendo cada vez m¨¢s frecuentes". Ricardo Francisco Garc¨ªa Herrera, experto en variabilidad del sistema clim¨¢tico del Instituto de Geociencias de la Facultad de Ciencias F¨ªsicas de la Complutense, explica que en Espa?a desde 1980 los veranos son cada a?o un d¨ªa m¨¢s largos. "Eso est¨¢ haciendo que aumente el promedio de las temperaturas de junio, en un intervalo de 0,5-1,2 grados por d¨¦cada", se?ala.
La Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial public¨® en noviembre un an¨¢lisis del clima global entre 2011 y 2015 ¡ªlos a?os m¨¢s c¨¢lidos de los que se tiene constancia, a los que habr¨ªa que sumar el propio 2016¡ª, en el que hac¨ªa una relaci¨®n de los desastres directamente relacionados con el aumento de las temperaturas, provocado por el cambio clim¨¢tico: sequ¨ªa en el este y el sur de ?frica entre 2010 y 2015, inundaciones en el sureste asi¨¢tico en 2011, olas de calor en India y Pakist¨¢n o el Hurac¨¢n Sandy en Am¨¦rica en 2012. "Los meteor¨®logos se toman muy en serio las olas de calor y los problemas de salud que plantean", explica Clare Nullis, una portavoz de la WMO.
Un estudio de la Universidad de Hawai, publicado esta semana por la revista Nature Climate Change, encontr¨® 783 casos de aumento de la mortalidad relacionados con olas de calor en 164 ciudades de 36 pa¨ªses, entre 1980 y 2014. El trabajo, dirigido por el cient¨ªfico colombiano Camilo Mora, conclu¨ªa que un 30% de la poblaci¨®n mundial se expone por lo menos 20 d¨ªas al a?o a temperaturas que pueden resultar potencialmente peligrosas. En 2100, ese porcentaje podr¨ªa subir al 48% si se toman medidas para frenar el cambio clim¨¢tico y hasta el 74% en caso de que no se reduzcan las emisiones de carbono.
"Existen muchas formas de definir una ola de calor", explica por tel¨¦fono desde Hawai Camilo Mora, del Departamento de Geograf¨ªa de la Universidad de Hawai en Manoa, Honolulu. "Se estudian las temperaturas y se mira cuando salen de su rango. El problema de ese sistema es que se podr¨ªa detectar una ola de calor en el Polo Norte. Nosotros en el art¨ªculo identificamos la variable que hace que el calor provoque un aumento de la mortalidad". No existe una temperatura m¨¢xima tolerable, porque depende mucho de la humedad y de lo habituada que est¨¦ la poblaci¨®n y acondicionadas las viviendas. De forma general, cu¨¢nto m¨¢s h¨²medo es el clima, m¨¢s peligrosa puede ser la situaci¨®n.
Pero las magnitudes pueden llegar a ser tremendas: los cient¨ªficos calculan que durante la ola de calor de 2003, la m¨¢s dura conocida hasta ahora en Europa, murieron 70.000 personas. A partir de aquel verano, todos los Gobiernos tomaron medidas como las visitas domiciliaras a los ancianos cuando se producen ese tipo de fen¨®menos. Las olas de calor tambi¨¦n est¨¢n asociadas a todo tipo de acontecimientos: incendios, sequ¨ªas, muerte de ganado o destrucci¨®n de cosechas. Son una forma de desastre clim¨¢tico cocinado a fuego lento.
"Seg¨²n las previsiones del Panel Intergubernamental para el Cambio Clim¨¢tico (IPCC), las olas de calor van a ser cada vez m¨¢s frecuentes y m¨¢s intensas, tanto en Espa?a como en todo el mundo", explica Julio D¨ªaz, jefe de ?rea del Departamento de Epidemiologia y Bioestadistica de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. "Las olas de calor presentan diversas implicaciones en la salud", prosigue D¨ªaz. Generalmente producen un incremento de la mortalidad en personas que presentan una patolog¨ªa de base y muy pocas veces producen la muerte de personas sanas, lo que se conoce como golpes de calor. Las principales causas de mortalidad asociadas al calor son las circulatorias y las respiratorias y el principal grupo de riesgo es el de mayores de 65 a?os y en especial las mujeres mayores de 75 a?os".
El cambio clim¨¢tico nunca ha sido una prioridad de la ciencia ficci¨®n, aunque cuenta con su propio subg¨¦nero, la ficci¨®n clim¨¢tica. Una de las obras m¨¢s famosas se titula Shackleton's Man Goes South, de Tony White, y describe un mundo en el que la poblaci¨®n superviviente ha tenido que refugiarse en el norte por temperaturas incompatibles con la vida. Todav¨ªa estamos muy lejos de ah¨ª, pero los 53,5 grados de Turbat inquietan. "No tenemos razones para estar asustados, pero s¨ª preocupados", se?ala Omid Mazdiyasni, investigador en clima de la Universidad de California, Irvine, una de las zonas m¨¢s azotadas por las elevadas temperaturas y sus consecuencias. "No existe una amenaza directa para la vida, pero s¨ª esperamos que se incrementen las olas de calor, tanto en su intensidad como en su frecuencia y severidad. Debemos trabajar para reducir el impacto del cambio clim¨¢tico y construir infraestructuras que resistan los acontecimientos extremos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.