La f¨®rmula Lennon & McCartney
El 6 de julio se cumplieron 60 a?os del encuentro entre John y Paul, el n¨²cleo de los Beatles. Salvando las distancias (muchas), este d¨ªa tiene, para la m¨²sica pop, una importancia parecida al d¨ªa en que se conocieron Plat¨®n y Arist¨®teles
S¨ª, ya s¨¦ que la celebraci¨®n que toca esta temporada es la del cincuentenario del Sgt. Pepper¡¯s Lonely Hearts Club Band.Soy sensible a ella. Es un disco importante por muchas razones, entre otras por su formato material y conceptual, y porque se cierra con la canci¨®n que, en la mayor¨ªa de las votaciones populares, sigue apareciendo como ¡°la mejor¡± de los Beatles. Pero, puesto que de esta conmemoraci¨®n ya estar¨¢n ustedes informados, y dado que yo ya celebr¨¦ por todo lo alto (en mi modestia) el 40? aniversario, les ruego que me perdonen si me desplazo a otro n¨²mero redondo. Y es que este 6 de julio se cumplieron 60 a?os del d¨ªa en que se conocieron John Lennon y Paul McCartney en el sal¨®n de actos de la iglesia parroquial de San Pedro de Woolton, en Liverpool. El primero ten¨ªa 16 a?os y el segundo hab¨ªa cumplido 15 dos semanas antes.
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Salvando las distancias (que ya s¨¦ que son muchas), este d¨ªa tiene, para la m¨²sica popular contempor¨¢nea, una significaci¨®n parecida a la que tuvo para la filosof¨ªa occidental el d¨ªa en que se conocieron Plat¨®n y Arist¨®teles. Por supuesto, como sucede con todas las fechas verdaderamente importantes, aquel d¨ªa no pas¨® nada extraordinario: John Lennon actuaba con su banda en un festival ben¨¦fico, y Paul McCartney hizo una ¡°prueba¡± para entrar en el grupo en uno de los entreactos. Y entr¨® como guitarra solista, un puesto que no tard¨® en ceder a su compa?ero de instituto George Harrison, a quien ¨¦l mismo introdujo en la formaci¨®n. Poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s, la madre de Lennon muri¨® atropellada y McCartney, que hab¨ªa perdido a la suya con 14 a?os, tuvo la ocasi¨®n de mostrarle a su colega que la m¨²sica, aunque no sirviera para vivir, s¨ª pod¨ªa servir para sobrevivir. Debi¨® ser m¨¢s o menos en ese tiempo cuando naci¨® el acuerdo t¨¢cito (que luego ser¨ªa un compromiso expl¨ªcito) de firmar todas sus composiciones para los Beatles con la f¨®rmula Lennon?&?McCartney, independientemente de cu¨¢l hubiera sido la contribuci¨®n de cada uno. Esta marca constituy¨® el n¨²cleo duro de la personalidad musical de los Beatles (las aportaciones m¨¢s importantes de Harrison se produjeron cuando la banda ya estaba en trance de disoluci¨®n, y Ringo Starr compuso s¨®lo dos canciones completas) y la base de su solvencia musical, que convirti¨® un incidente grav¨ªsimo pero aparentemente pasajero ¡ªel rock and roll¡ª en un vasto escenario capaz de articular la atm¨®sfera cultural de su tiempo, lleno de matices y de territorios inexplorados.
Nunca dejaron de ser dos chicos de clase obrera desorientados por el cambio cultural de los sesenta
Ser¨ªa imposible contar en este espacio toda la cantidad de novedades que los Beatles introdujeron en la m¨²sica popular, pero entre otras muchas cosas fueron el primer grupo que generaliz¨® las actuaciones en ¡°grandes espacios¡±, porque los teatros habituales se les quedaban peque?os. Precisamente por ello, y porque la tecnolog¨ªa de los sesenta ten¨ªa limitaciones hoy superadas, en 1966 dejaron de hacer giras (que hasta ese momento eran el elemento en el que respiraban los artistas de gran ¨¦xito). Y como sus cifras de ventas se lo permit¨ªan, se concentraron en el estudio de grabaci¨®n, poniendo patas arriba todo lo que hasta entonces se hab¨ªa hecho en el terreno de la m¨²sica pop, dando lugar a todas las innovaciones contenidas en el Sgt. Pepper's, el Magical Mystery Tour o el llamado ¨¢lbum ¡°blanco¡±, entre otras, que abrieron incesantemente puertas a las que la m¨²sica discogr¨¢fica no se hab¨ªa ni siquiera acercado hasta entonces, y que constituyeron los prototipos de ¡°g¨¦neros¡± posteriores como el heavy metal, el ¡°rock sinf¨®nico¡±, la m¨²sica ¡°psicod¨¦lica¡± y tantos otros, adem¨¢s de tender un s¨®lido puente hacia todos los ¡°predecesores¡± (el swing, el bebop, el blues, el jazz o el vaudeville) que hab¨ªan quedado moment¨¢neamente sepultados por el movimiento s¨ªsmico del pop, y que permitieron a los Beatles superar la etiqueta identitaria de ser un grupo solamente ¡°juvenil¡±.
Durante alg¨²n tiempo, Lennon aliment¨® el bulo de que McCartney era el ¡°blando¡± del t¨¢ndem, el ¡°baladista¡± mel¨®dico y melanc¨®lico, mientras que ¨¦l era el roquero duro e implacable. Pero aunque este sea el precio que el primero paga por haber escrito la canci¨®n m¨¢s veces grabada de la m¨²sica popular, la verdad es que hizo bastantes cosas m¨¢s aparte de Yesterday, como Lennon ¡ªque le meti¨® en el grupo justamente por su afinidad con Elvis y Little Richard¡ª sab¨ªa perfectamente y como puede constatarse escuchando cualquier disco de los Beatles, de la misma manera que Lennon compuso e interpret¨® much¨ªsimas baladas memorables, como Julia o In my Life, y algunas bien azucaradas, como Good Night. Puede que la ¡°amistosa rivalidad¡± entre ellos fuera uno de los motores de su m¨²sica, seg¨²n dijo alguna vez su productor, George Martin, pero la cuesti¨®n de qui¨¦n de los dos era ¡°el mejor¡± (algo que ya el ingeniero de sonido que les hizo la prueba en Abbey Road en 1962 fue incapaz de discernir) carece de todo sentido porque, debido a su profunda sinton¨ªa, desde muy pronto hubo un ¡°McCartney interior¡± en las canciones de Lennon, y a¨²n hoy hay en todas las de McCartney un ¡°Lennon interior¡± que deambula como un fantasma por el estudio. ¡°Lo mejor¡± es sin duda la mezcla. Como grupo, los Beatles duraron lo que dur¨® esa alianza m¨¢gica que se adivina en la sutil armon¨ªa de sus dos voces desde las primeras grabaciones, y su pervivencia a trav¨¦s de los a?os es la del nuevo concepto art¨ªstico creado por esa mezcla, que sigue latiendo como el viejo coraz¨®n del que vive lo que a¨²n queda de la m¨²sica pop.
La cuesti¨®n de quien de los era ¡°el mejor¡± carece de sentido; lo mejor es la mezcla de los dos
Muchas veces se ha escrito acerca de la importancia ¡°cultural¡± de los Beatles, sugiriendo que el fen¨®meno que protagonizaron sobrepasa el ¨¢mbito de lo estrictamente musical. Y es cierto. Pero no podemos olvidar que, aunque Lennon ¡ªcuya aptitud para el liderazgo fue siempre indiscutible¡ª haya sido mitificado como una suerte de santurr¨®n revolucionario, John y Paul nunca dejaron de ser dos muchachos de clase obrera con mucha suerte y pocos estudios, tan desorientados por los ¡°fen¨®menos culturales¡± de los sesenta como cualesquiera de sus compinches de los suburbios de Liverpool, que tuvieron que aprenderlo todo sobre la marcha. Su verdadera importancia no reside en los ¡°cambios culturales¡± que supuestamente inspiraron, sino en la revoluci¨®n musical que transform¨® la atm¨®sfera sonora de nuestro tiempo y permiti¨® expresar sentimientos hasta entonces mal dibujados gracias, sobre todo, a esa coalici¨®n de ingredientes imprevistos que seguimos llamando Lennon?&?McCartney.
En 1962, cuando se transcribi¨® en la partitura la cara A del primer single de los Beatles, Love Me Do, el m¨²sico encargado de hacerlo les escribi¨® una carta pregunt¨¢ndoles cu¨¢l de las dos voces de la melod¨ªa deb¨ªa considerarse la primera y cu¨¢l la segunda. Ellos encontraron que la pregunta era muy divertida, y respondieron sin dudarlo: ¡°Son dos primeras voces¡±. Punto final.
?Jos¨¦ Luis Pardo es fil¨®sofo.
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