La ola de calor abrasa a los negacionistas
Esta primavera ha sido la m¨¢s calurosa en Espa?a desde 1965
Por mucho que se empe?e Donald Trump y su corte de negacionistas, el cambio clim¨¢tico env¨ªa se?ales cada vez m¨¢s potentes. El presidente estadounidense no necesita ir muy lejos para comprobarlo. Arizona ha experimentado estos d¨ªas un calor tan intenso que ha impedido incluso operar a los aviones. Medio centenar de vuelos, que ten¨ªan como origen o destino el aeropuerto de Phoenix, ha sido suspendido por culpa de las altas temperaturas, que han alcanzado los 50 grados cent¨ªgrados (algunas aeronaves solo aguantan hasta los 48). Con este calor abrasador el aire se expande y se vuelve menos denso y m¨¢s delgado, de modo que los aviones necesitar¨ªan una pista mucho mayor para tomar velocidad de despegue.
No es la primera vez que los aviones sucumben al calor (en 1990 ya se produjeron cancelaciones) pero que el fen¨®meno se repita con mayor frecuencia es un ejemplo de los efectos indeseados del intenso calor que est¨¢ padeciendo el planeta. La ola de elevad¨ªsimas temperaturas durante la primavera es un mal augurio. Este verano ser¨¢ m¨¢s caluroso y seco de lo normal, y Espa?a no se va a librar. El ministro de Energ¨ªa, ?lvaro Nadal, ha advertido de que estamos a las puertas de la peor sequ¨ªa. Los agricultores ya lo han comprobado. Dan por perdida la mitad de la cosecha de cereales.
?A las altas temperaturas se suma la ausencia de lluvias, una combinaci¨®n letal que propicia los incendios. Tras el terrible fuego que azot¨® hace pocos d¨ªas el concejo de Pedr¨®g?o Grande (Portugal), con 64 v¨ªctimas mortales y 40.000 hect¨¢reas de bosque arrasadas, este fin de semana las llamas han prendido en el entorno del Parque Nacional de Do?ana, un enclave declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La sequ¨ªa se hace notar tambi¨¦n en los sedientos pantanos, cubiertos por una manta de terrones de arcilla.
Desde 1965 esta ha sido la primavera m¨¢s c¨¢lida en Espa?a, con 1,7 grados m¨¢s que la media habitual. La subida del term¨®metro hace prever continuadas olas de calor en todo el Mediterr¨¢neo. De hecho, los investigadores predicen la saharizaci¨®n del Viejo Continente. Si la temperatura subiera tres grados, en mitad del sur de Espa?a no se podr¨ªa desarrollar la agricultura generalista.
Con este panorama, quedan pocas duras de que el planeta atraviesa por una fase muy peligrosa. El calentamiento global es imparable. No se vislumban barreras de contenci¨®n eficaces. La UE se ha comprometido a desarrollar un paquete de medidas para cumplir los objetivos clim¨¢ticos y de energ¨ªa. El plan 20-20-20 para 2020 (20% de reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero, respecto a los niveles de 1990; el uso de un 20% de energ¨ªas renovables en la UE, y un 20% de mejora de la eficiencia energ¨¦tica) ser¨¢ insuficiente ante los colosales retos del cambio clim¨¢tico. La torpeza de algunos pol¨ªticos (con Trump a la cabeza) de ignorar el Acuerdo de Par¨ªs y hacer o¨ªdos sordos a los informes que, seg¨²n Greenpeace, avalan del 97% de los cient¨ªficos, saldr¨¢ caro.
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