El truco que utilizan las rebajas para que tu cerebro pique
A las rebajas conviene ir con una lista o con un presupuesto para no sucumbir a los cantos de sirenas
Seguro que alguna vez has comprado algo que luego se ha quedado como accesorio de decoraci¨®n del armario. Y es posible que cuando lo compraras estuviera rebajado y te convencieras a ti mismo sobre sus maravillosas ventajas.
Si te ha ocurrido, tranquilo, tranquila. Tu cerebro se ha visto conquistado por un truco, que el mundo del marketing conoce muy bien y que en las rebajas campa a sus anchas. Vamos a verlo para poder inmunizarnos.
Uma Karmakan junto a unos colegas hicieron un experimento a un grupo de pacientes estudiantes de la Universidad de Stanford. Les dieron un presupuesto de 40 d¨®lares y les mostraron 80 opciones de compra, para que ellos decidieran con cu¨¢les se quedar¨ªan. La gracia del experimento consist¨ªa en el orden en que aparec¨ªa la informaci¨®n. En un caso, les mostraban primero el precio con una importante rebaja y despu¨¦s, el producto. En otra ocasi¨®n, se cambiaba el orden y se les ense?aba primero el producto y luego el precio. Y en otro momento, las dos cosas a la vez. Pues bien, mientras que los voluntarios ve¨ªan la informaci¨®n, los investigadores analizaban qu¨¦ parte del cerebro se activaba a trav¨¦s de una resonancia magn¨¦tica funcional. Y aqu¨ª vino la sorpresa, porque en temas de "compras" el orden de ver primero el producto o el precio s¨ª altera el resultado.
Cuando lo primero que vemos es un producto que nos gusta, se activa el n¨²cleo accumbens de nuestro cerebro, que es el encargado del placer, el que nos dice: ¡°esto me gusta o no¡±. Sin embargo, cuando lo primero que contemplamos es el precio, se despierta la corteza prefrontal medial, que es la que se encarga de analizar si vale la pena o no, o si es una buena oportunidad. Pues bien, esta ¨²ltima est¨¢ relacionada con la satisfacci¨®n de haber ganado, de haber sido tan astutos de haberlo conseguido, que difumina si realmente el producto nos gusta para adquirirlo. En otras palabras, cuando paseamos por los grandes almacenes o navegamos por internet, si vemos que hay una oferta por la que nos vamos a sentir muy satisfechos con nosotros mismos, existen m¨¢s posibilidades de que sucumbamos aunque el producto no nos acabe de convencer. Por ello, las rebajas se decoran con grandes y llamativos carteles, donde no siempre aparecen los productos pero s¨ª los ¡°incre¨ªbles descuentos¡±. Por supuesto, no todo el mundo escucha el canto de sirenas con la misma intensidad, pero si nuestro cerebro act¨²a de este modo, ?qu¨¦ podemos hacer?
Lo primero de todo, es recomendable ir a las rebajas con una lista o con un presupuesto. Al menos, de este modo podremos atinar en base a nuestras necesidades. Segundo, evitemos ir de compras (en rebajas o no), cuando tengamos un mal d¨ªa. El efecto compensaci¨®n, es decir, hago esto para sentirme mejor, es especialmente sensible en nuestros momentos de vulnerabilidad. ¡°Me ha salido mal el proyecto, pero me he comprado una cazadora de marca muy barata¡±, equivaldr¨ªa a decir. Si no podemos evitar ir de compras en dichos instantes, al menos tengamos alternativas cuando lo meditemos un poco. Y por ¨²ltimo, recordemos que la satisfacci¨®n no solo se produce con el placer de haber comprado a un buen precio en el momento presente, sino con el de adquirir cosas de un modo adecuado a un medio y largo plazo. Como lo resume muy bien el refr¨¢n, muchas veces lo barato sale caro. Por ello, cuidado con dejarnos seducir solo por los precios (o movidos por la corteza prefrontal medial, como dir¨ªan los cient¨ªficos).
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