Acercar a los presos
La pol¨ªtica de reinserci¨®n necesita gestos del Gobierno para llenarla de sentido
El 73% de los presos de ETA se ha inclinado a aceptar, tras una discusi¨®n que ha durado varios meses, las v¨ªas legales para iniciar el camino de la reinserci¨®n individual. Aceptar la legalidad significa renunciar a la militancia en la organizaci¨®n terrorista, rechazar los delitos cometidos y asumir el compromiso de resarcir a las v¨ªctimas de sus actos violentos.
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Ante este nuevo paso, el Gobierno deber¨ªa considerar si no es el momento oportuno para romper su inmovilidad y hacer alg¨²n gesto que facilite el cierre de las ¨²ltimas bolsas de resentimiento e intolerancia que alimentan a¨²n a los sectores abertzales m¨¢s radicales. Ya han pasado cinco a?os desde que la banda anunci¨®, el 20 de octubre de 2011, el cese definitivo del terrorismo. En abril de este a?o, ETA tom¨® la iniciativa de desarmarse en Francia. Ahora acaba de producirse una iniciativa a favor de la legalidad de los presos, uno de los sectores m¨¢s reacios a aceptar el fracaso de tanta violencia in¨²til.
La posibilidad de un repunte del terrorismo etarra es cada vez m¨¢s remota, aunque haya habido algunos episodios de violencia en el entono abertzale ¡ªlas agresiones de Alsasua, por ejemplo¡ª, que tuvieron m¨¢s de matonismo que de amenaza real a los pasos que la banda hab¨ªa dado hasta entonces. El reciente gesto del alcalde de Renter¨ªa, de EH Bildu, de pedir perd¨®n a los familiares de tres v¨ªctimas de ETA merece destacarse, porque ya no tuvo nada de la falaz casu¨ªstica de la equidistancia de violencias. Pedir perd¨®n ha significado esta vez simplemente pedir perd¨®n.
No es un detalle balad¨ª. ETA ha sido derrotada de una forma incuestionable en el presente y su proyecto violento no tiene ning¨²n futuro. Por eso los sectores que apoyaron en su d¨ªa la deriva terrorista siguen empe?ados en librar la guerra del pasado, la de la historia y la de la memoria. Son dos batallas de las que no pueden desentenderse ni la democracia espa?ola ni el nacionalismo vasco moderado y en las que deben unir sus fuerzas para vencer del todo a ese enemigo que quiso convertir la barbarie en el atajo sangriento con el que conseguir sus reivindicaciones.
La disoluci¨®n de ETA ser¨ªa el factor esencial de un cambio en la pol¨ªtica penitenciaria, incluyendo el acercamiento de los presos, objetivo este que comparten todos los partidos vascos a excepci¨®n del PP y que figura en el acuerdo de gobierno del PSE con el PNV: el compromiso de propiciar una reorientaci¨®n de la pol¨ªtica penitenciaria que tenga como objetivo central la reinserci¨®n de los reclusos. Pero el reverso tambi¨¦n podr¨ªa ser una opci¨®n eficaz: mientras llega esa disoluci¨®n, un gesto del Gobierno que reduzca la dispersi¨®n de los presos ayudar¨ªa decisivamente a debilitar los argumentos que sostienen a los sectores m¨¢s intolerantes, y favorecer¨ªa la disoluci¨®n de la banda.
Ha sido la eficacia policial del Estado la que logr¨® acabar con el terrorismo. Ahora toca hacer pol¨ªtica, y el Gobierno puede obrar con generosidad para contribuir as¨ª a terminar con las ¨²ltimas razones de las que se sirven los radicales para intentar ganar la batalla del pasado. Tampoco ah¨ª debe triunfar el terrorismo.
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