Todos somos Iberoam¨¦rica

Estamos ante un mundo en transici¨®n, con altos grados de incertidumbre y volatilidad. Nos preocupa el resurgimiento de fuerzas nacionalistas y xen¨®fobas en varios pa¨ªses, y el rechazo al pluralismo y la diversidad. M¨¢s que los clivajes de izquierda y derecha, la polarizaci¨®n gira sobre el eje de sociedades abiertas o cerradas, inclusivas o excluyentes, progresivas o reaccionarias.

La preferencia por opciones populistas en distintas partes del mundo, no solo esconde ansiedades econ¨®micas o laborales, sino tambi¨¦n un contragolpe al acelerado cambio cultural que acompa?a al proceso de globalizaci¨®n, donde ¡°los otros¡± se perciben err¨®neamente como amenaza a la identidad y a la sociedad en general.

Afrontar esa sensaci¨®n de vulnerabilidad va m¨¢s all¨¢ de las herramientas tradicionales de la econom¨ªa y la pol¨ªtica: se requiere de la cultura, o m¨¢s bien de ¡°las culturas¡±, del di¨¢logo y la interacci¨®n entre las m¨²ltiples influencias que enriquecen nuestras sociedades, y la consciencia de esa complejidad. En este marco, la cultura pasa a ser sin¨®nimo de convivencia ciudadana en la diversidad, un elemento indispensable en la construcci¨®n de identidades incluyentes, que no se definan por el enfrentamiento con los que nos parecen distintos, sino por el encuentro con ellos. Todos somos m¨²ltiples cosas a la vez, todos somos igualmente diversos, por eso, precisamente, podemos construir un proyecto com¨²n de sociedad.

Si queremos generar mayor cohesi¨®n social en nuestros pa¨ªses, entonces la cultura no puede considerarse un art¨ªculo de lujo o una necesidad de segundo orden, que se relega a la periferia de la pol¨ªtica p¨²blica. Por el contrario, la cultura debe convertirse en un eje de las estrategias de gobierno y una categor¨ªa de an¨¢lisis ¨²til para la toma de decisiones.

As¨ª ha sabido comprenderlo Iberoam¨¦rica, desde hace m¨¢s de un cuarto de siglo. Ya lo dec¨ªa la Declaraci¨®n de Guadalajara, ciudad mexicana sede de la I Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en 1991: la cultura iberoamericana es el patrimonio que emana de ¡°la suma de los pueblos, credos y sangres diversos, (¡­) enriquecida por nuestra participaci¨®n en los procesos de integraci¨®n y globalizaci¨®n¡±.

Iberoam¨¦rica es una construcci¨®n que nace de abajo hacia arriba y que ser¨ªa impensable sin su gente. Es fruto de los afectos, de las migraciones, de las afinidades, de los intercambios entre personas a ambos lados del Atl¨¢ntico. Como dice el cantautor uruguayo Jorge Drexler, Embajador Iberoamericano de la Cultura: ¡°Iberoam¨¦rica viene siendo un laboratorio de integraci¨®n de diferentes mundos, que precede a la globalizaci¨®n actual. De alguna manera, Iberoam¨¦rica viene integrando gastronom¨ªa, m¨²sica, idiomas y etnias desde hace siglos, es una experiencia colorida, muchas veces traum¨¢tica y otras veces maravillosa, variada y din¨¢mica. En ese laboratorio radica la fuerza de la cultura iberoamericana¡±.

Por eso conmemoramos el 25 Aniversario de las Cumbres Iberoamericanas con la publicaci¨®n de ¡°Somos Iberoam¨¦rica¡±, un libro producido por la Secretar¨ªa General Iberoamericana (SEGIB) y la agencia EFE. ¡°Somos Iberoam¨¦rica¡± recorre la trayectoria de las Cumbres y recoge los testimonios de destacadas figuras del periodismo, el arte, la gastronom¨ªa, la literatura, el cine, el deporte, la ciencia, y la pol¨ªtica iberoamericana. En todas las declaraciones emerge ese sentido de uni¨®n en la diversidad, de encuentro en la diferencia, que est¨¢ en la base de la realidad que compartimos.

Todos somos Iberoam¨¦rica. Ind¨ªgenas y afrodescendientes, hombres y mujeres, j¨®venes y adultos mayores, latinos e ib¨¦ricos. La cultura nos ha permitido construir este espacio en el que cabemos todos. Yo creo firmemente que en nuestro modelo horizontal y din¨¢mico se encuentran claves para navegar los desaf¨ªos de nuestros d¨ªas y seguir enriqueci¨¦ndonos con los ¡°pueblos, credos y sangres diversos¡±.

Rebeca Grynspan es Secretaria General Iberoamericana