Pol¨ªtica ficci¨®n

El refer¨¦ndum del Brexit permiti¨® que los brit¨¢nicos decidieran si quer¨ªan seguir o no en la UE. Se hizo inflamando las pasiones y postergando el debate sobre cu¨¢les eran las consecuencias de la salida. El pueblo soberano no hizo caso a los expertos y el Reino Unido, euf¨®rico por Regain Back Control, se encuentra ahora con que son otros, los Estados de la UE, los que al final van a ejercer gran parte del control sobre su futuro. Cosas de las nuevas interdependencias.

S¨¦ que cuesta, pero prescindamos ahora de consideraciones jur¨ªdico-constitucionales y de qui¨¦n lleva o no la raz¨®n en el conflicto entre Espa?a y el independentismo catal¨¢n. Imaginemos, que es mucho imaginar, que no se interfiere; se celebra el refer¨¦ndum, acude a votar en torno a un 55 por ciento del censo, del cual un 65 por ciento lo hace a favor; se proclama, -con poca legitimidad popular, por cierto- la Rep¨²blica catalana y entra en vigor la nueva legislaci¨®n fantasma. ?Despu¨¦s qu¨¦? ?Qu¨¦ pasa entonces? La primera decisi¨®n tendr¨ªa que ser negociar con el Estado espa?ol las imprescindibles cuestiones de inter¨¦s mutuo. Sin mucho ¨¦xito, claro. El Estado, todo Estado, es como un organismo vivo, antes que nada atiende a su supervivencia. Y, del mismo modo que Europa no va a hacer nada f¨¢cil el Brexit, Espa?a har¨¢ lo propio para evitar que cunda el ejemplo. Sabe, adem¨¢s, que sigue contando con una importante quinta columna en territorio catal¨¢n que no comulga con el nuevo orden. Pero lo peor de todo es que tendr¨¢ que responder a un renacido nacionalismo espa?ol, herido y ¨¢vido de venganza. No es lo deseable, pero ya sabemos que estas cosas no suelen salir gratis, y si unos encienden sus pasiones, las llamas saltan inmediatamente a los de enfrente. Aqu¨ª no hay un pacto entre caballerosas ¨¦lites como el de la anterior Checoslovaquia. Dado que nuestras interdependencias vienen desde hace cientos de a?os y nos necesitamos mutuamente, el resultado es claro: ?destrucci¨®n mutuamente asegurada!

Del mismo modo que Europa no va a hacer nada f¨¢cil el Brexit, Espa?a har¨¢ lo propio para evitar que cunda el ejemplo

Es un contraf¨¢ctico exagerado, pero toca el n¨²cleo de aquello sobre lo que no se habla: que acceder a la supuesta soberan¨ªa plena puede revertir en una soberan¨ªa a¨²n m¨¢s limitada; que los nacionalismos se devoran entre s¨ª; que el recurso a la legalidad es un logro civilizatorio para encauzar la violencia y las pasiones disolventes de los v¨ªnculos sociales; que la identidad homog¨¦nea ya no es un atributo de las sociedades contempor¨¢neas. Tambi¨¦n: que no hay que hacer o¨ªdos sordos a leg¨ªtimas demandas de mayor autogobierno; y que el pacto es el ¨²nico juego en el que ambas partes ganan aunque siempre pierdan algo. Lo m¨¢s endiablado de la pol¨ªtica es que no puede quedarse en proclamas ni permanecer inmune al cambio social. Desde Weber llamamos a eso ¨¦tica de la responsabilidad: atender a las consecuencias de nuestras decisiones o no-decisiones.