El barberillo de Jalisco
EST? JUSTIFICADO que el paseante sufra una desorientaci¨®n total: una tarde de mayo uno oye cantar ¡®La jota de los estudiantes¡¯ en pleno centro de Los ?ngeles. El acompa?amiento musical a esta pieza de El barberillo de Lavapi¨¦s consiste, en lugar de una tuna o una orquesta, en un conjunto de mariachis, y el ex¨®tico grupo act¨²a en un quiosco de m¨²sica delante de una estatua de Carlos V.
Estamos en la plaza Olvera, en El Pueblo de Los ?ngeles. Este es el centro hist¨®rico de la ciudad, el lugar donde naci¨® y fue bautizada. El recital prosigue con piezas de La verbena de la Paloma y La boda de Luis Alonso interpretadas por ?profesores y alumnos de las clases de zarzuela que ofrece gratis la ?pera de Los ?ngeles en el Conservatorio Mariachi.
El Proyecto Zarzuela, inspirado por Pl¨¢cido Domingo, director de la ?pera, lleva siete a?os trayendo esta tradici¨®n en espa?ol. Comprensible que el maestro Domingo, como se le conoce en estos lares, quiera fomentar el gusto por uno de sus g¨¦neros preferidos. Quiz¨¢ la elecci¨®n de sus socios sea menos obvia. ¡°Cuando pusimos en marcha el proyecto, buscamos a alguien que tuviera ya un nombre en la comunidad y nos ayudara a abrir puertas¡±, explica ?Stacy Brightman, responsable de proyectos educativos y comunitarios de la ?pera de Los ?ngeles.
"Lo m¨¢s fascinante ha sido adaptar la m¨²sica de zarzuela al mariachi. Estamos educando al p¨²blico y aprendiendo ?nosotros al mismo tiempo".
Richard Mata, fundador y director del Conservatorio Mariachi, era su hombre. ¡°Lo m¨¢s fascinante para m¨ª ha sido adaptar la m¨²sica de zarzuela al mariachi. Estamos educando al p¨²blico y aprendiendo ?nosotros al mismo tiempo: cuando los mariachis tocamos pasodobles es m¨²sica que viene, muchas veces, de una zarzuela¡±. La educaci¨®n funciona en ambos sentidos, tanto entre el p¨²blico como entre los alumnos del conservatorio: ¡°Mucha gente que no sabe de zarzuela viene a ver los mariachis y acaban aprendiendo sobre zarzuela, y viceversa. Para nosotros es una oportunidad de demostrar lo vers¨¢til de la m¨²sica mariachi¡±, explica Mata, que se ocupa de tocar el guitarr¨®n con su grupo Mariachi Voz de Am¨¦rica.
Brightman divide las reacciones del p¨²blico entre ¡°los que no ten¨ªan ni idea de lo que era la zarzuela y los que estaban ech¨¢ndola de menos¡±. No es un g¨¦nero nuevo en California, donde form¨® parte de la tradici¨®n oral, como dan testimonio las grabaciones del periodista Charles Lummis de comienzos del siglo XX; aunque en los a?os cuarenta y cincuenta casi desapareci¨®, en un lugar tan insospechado como el Valle de Napa hubo talleres y representaciones hasta bien entrados los noventa, financiados por los due?os de los Vi?edos Jarvis (matrimonio de Oklahoma ¨¦l, de Puebla ella).
Alrededor de 20 alumnos estudian bajo la batuta de dos artistas de la ?pera de Los ?ngeles: el bar¨ªtono puertorrique?o Abdel Gonz¨¢lez y la soprano californiana Melodee Fern¨¢ndez. Hacen unas cinco representaciones al a?o. ¡°Al principio ten¨ªa que explicar lo que hac¨ªamos¡±, dice Brightman. ¡°Pero cada a?o estamos m¨¢s solicitados¡±. No descartan abrir m¨¢s sucursales de la escuela y a corto plazo les gustar¨ªa representar una zarzuela completa.
El recital llega su fin. Mientras se oyen los ¨²ltimos compases de ?Carmen, dos espectadores comentan, satisfechos: ¡°Esto es m¨²sica cara¡±. Les hab¨ªa tra¨ªdo al quiosco de la plaza Olvera la promesa de ?escuchar a los mariachis. Pero la zarzuela tambi¨¦n les ha gustado.
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