P¨¦rmico y otras extinciones masivas de las que el ser humano puede aprender
Estas desapariciones han influido profundamente en el desarrrollo de la vida, y ahora nos encontramos inmersos en una que hemos ocasionado nosotros mismos
De todas las especies que han vivido jam¨¢s, hoy en d¨ªa m¨¢s del 99% est¨¢n extinguidas. La mayor¨ªa desaparecieron sin hacer ruido durante los periodos de ¡°extinci¨®n de fondo¡±, que hace que un pu?ado de especies se extinga m¨¢s o menos cada 100.000 a?os.
Pero tambi¨¦n hubo momentos en los que la tasa de extinci¨®n aument¨® con rapidez en lapsos de tiempo breves y barri¨® una proporci¨®n significativa de la vida en la Tierra. Es lo que se conoce como extinciones en masa. Estas extinciones han influido profundamente en la historia de la vida, y actualmente muchos cient¨ªficos sostienen que estamos inmersos en otra nueva. Para comprobar si tienen raz¨®n podemos dirigir la mirada a aquellos momentos del pasado en los que desapareci¨® un gran n¨²mero de especies.
Tradicionalmente, los cient¨ªficos se han referido a las Cinco Grandes extinciones en masa, entre las cuales se encuentra la que tal vez sea la m¨¢s famosa de todas, que trajo consigo el fin de los dinosaurios. Su desencadenante fue el impacto de un meteorito al final del Cret¨¢cico. El resto, en cambio, fueron causadas por fen¨®menos originados exclusivamente en la Tierra. Si bien son menos conocidas, de su estudio podemos aprender algunas cosas que podr¨ªan arrojar luz sobre las crisis ambientales del presente.
Tradicionalmente, los cient¨ªficos se han referido a las Cinco Grandes extinciones en masa, entre las cuales se encuentra la que tal vez sea la m¨¢s famosa de todas, que trajo consigo el fin de los dinosaurios
1. El Ordov¨ªcico final
Durante la antigua crisis de hace unos 445 millones de a?os se produjeron dos grandes oleadas de extinci¨®n, ambas provocadas por un cambio clim¨¢tico relacionado con el avance y el retroceso de las capas de hielo en el hemisferio sur. Esto la convierte en la ¨²nica extinci¨®n a gran escala asociada con el enfriamiento global.
El fen¨®meno caus¨® la desaparici¨®n de alrededor del 57% de los g¨¦neros marinos (la categor¨ªa taxon¨®mica inmediatamente superior al nivel de la especie), entre ellos muchos trilobites, braqui¨®podosy conodontes parecidos a las anguilas.
El enfriamiento global desemboc¨® en una extinci¨®n en masa.
2. El Dev¨®nico final
Actualmente se considera que este episodio constituy¨® una serie de ¡°pulsos¡± de extinci¨®n, repartidos a lo largo de 20 millones de a?os, que empezaron 380 millones de a?os atr¨¢s. En esta ocasi¨®n desaparecieron alrededor del 50% de los g¨¦neros marinos. Entre las especies aniquiladas figuraban muchos corales, trilobites, esponjas, y los peces conocidos como placodermos, provistos de una s¨®lida coraza. El fen¨®meno se relaciona con un importante cambio clim¨¢tico, posiblemente debido a una erupci¨®n en la zona volc¨¢nica de las formaciones bas¨¢lticas (escaleras) de Viluy, en la actual Siberia. Un gran episodio eruptivo debi¨® de provocar r¨¢pidas fluctuaciones del nivel del mar y la reducci¨®n del contenido de ox¨ªgeno de los oc¨¦anos.
3. El P¨¦rmico medio
Recientemente, los cient¨ªficos han descubierto otro evento que tuvo lugar hace 262 millones de a?osy que rivaliza en magnitud con los Grandes Cinco. Coincidi¨® con la erupci¨®n de Emeishanen lo que hoy es China, y se sabe que provoc¨®extinciones simult¨¢neas en los tr¨®picos y en latitudes m¨¢s altas. En concreto, se registraron tasas de extinci¨®n excepcionalmente altas. M¨¢s del 80% de las especies quedaron aniquiladas, entre otras los braqui¨®podos y los foramin¨ªferos bent¨®nicos.
Las similitudes entre nuestros d¨ªas y las ¨¦pocas anteriores son sorprendentes. La mayor¨ªa de las extinciones pret¨¦ritas est¨¢n relacionadas con el di¨®xido de carbono de los volcanes, que dio lugar a un r¨¢pido calentamiento global
4. El P¨¦rmico final
La extinci¨®n en masa del P¨¦rmico final, hace unos 252 millones de a?os, empeque?ece a todas las dem¨¢s, ya que con ella desaparecieron alrededor del 96% de las especies, entre ellas m¨¢s trilobites, corales, y ramas enteras de especies animales terrestres. El proceso comenz¨® a ra¨ªz de una gran erupci¨®n en lasescalerassiberianas, un episodio volc¨¢nico gigantesco y prolongado que cubri¨® gran parte de la actual Siberia y condujo a una cascada de efectos ambientales.
El efecto invernadero se apoder¨® r¨¢pidamente de la atm¨®sfera, mientras que los oc¨¦anos se acidificaban y perd¨ªan ox¨ªgeno. La capa de ozono qued¨® destruida en parte, lo que significa que llegaron niveles letales de radiaci¨®n ultravioleta a la superficie terrestre. La recuperaci¨®n tard¨®casi 10 millones de a?os, e incluso entonces el ambiente inestable provocado por esta crisis catastr¨®fica supuso que en el subsiguiente Tri¨¢sico se experimentasen estallidos intermitentes de extinci¨®n exacerbada.
5. El Tri¨¢sico final
Una cascada de efectos medioambientales similar a la sucedida durante el P¨¦rmico final desemboc¨® en la extinci¨®n de alrededor del 47% de todos los g¨¦neros
El episodio del Tri¨¢sico final, hace 201 millones de a?os, comparte una serie de similitudes con el del P¨¦rmico final. Fue provocado por otra erupci¨®n a gran escala, esta vez en la provincia magm¨¢tica del Atl¨¢ntico Central, que fue precursora de la divisi¨®n del supercontinentePangaea y de la apertura original de lo que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico.
Una cascada de efectos medioambientales similar a la sucedida durante el P¨¦rmico final desemboc¨® en la extinci¨®n de alrededor del 47% de todos los g¨¦neros. Con ella desaparecieron definitivamente los conodontesde aspecto parecido a una anguila y tuvo lugar la mayor aniquilaci¨®n conocida de corales escleractinios. Asimismo, acab¨® con una proporci¨®n significativa de reptiles terrestres y de anfibios, allanando el camino para la diversificaci¨®n de los dinosaurios en el Jur¨¢sico.
El supercontinente Pangea antes de su divisi¨®n.
Una extinci¨®n en masa a c¨¢mara lenta
Pues bien, ?nos encontramos actualmente en plena extinci¨®n en masa? Si, efectivamente, es as¨ª, esta vez la causa no es el impacto de un meteorito ni unaerupci¨®n volc¨¢nica. La extinci¨®n es obra de una ¨²nica especie: el Homo sapiens. La destrucci¨®n del h¨¢bitat y el cambio clim¨¢tico derivados de los niveles cada vez mayores de di¨®xido de carbono han llevado las tasas de aniquilaci¨®n a cotas que recuerdan a las extinciones en masa del pasado remoto.
Las similitudes entre nuestros d¨ªas y las ¨¦pocas anteriores son sorprendentes. La mayor¨ªa de las extinciones pret¨¦ritas est¨¢n relacionadas con el di¨®xido de carbono de los volcanes, que dio lugar a un r¨¢pido calentamiento global, lo cual condujo a una serie de efectos ambientales en cascada. Puede que la causa fuese diferente, pero los resultados ser¨¢n los mismos.
Las tasas actuales de desaparici¨®n de especies son 50 veces superiores a las tasas de fondo esperadas, lo cual indica que se est¨¢ produciendo otro episodio en masa
La destrucci¨®n del h¨¢bitat alimenta la crisis actual.
Sin embargo, ya han pasado 66 millones de a?os desde la ¨²ltima gran extinci¨®n. Los ecosistemas de la Tierra son muy diferentes, y quiz¨¢ m¨¢s estables dada la cantidad de tiempo transcurrida desde la ¨²ltima gran crisis bi¨®tica. La posici¨®n de los continentes ha cambiado, lo que significa que las circulaciones atmosf¨¦rica y oce¨¢nica son distintas. Esto hace que sea muy dif¨ªcil utilizar los datos del pasado para predecir las consecuencias de cualquier futura extinci¨®n en masa.
Las tasas actuales de desaparici¨®n de especies son 50 veces superiores a las tasas de fondo esperadas, lo cual indica que se est¨¢ produciendo otro episodio en masa. Pero esta clase de extinciones son tambi¨¦n una cuesti¨®n de magnitud. Si pudi¨¦semos viajar millones de a?os al futuro y examinar las rocas en las que se conserven los ecosistemas actuales, apuesto a que encontrar¨ªamos pocas pruebas de un episodio de extinci¨®n a gran escala.
?Si logramos detener el declive de la biodiversidad en el futuro pr¨®ximo, todav¨ªa podemos librarnos de la extinci¨®n en masa, pero otros 100 o 1.000 a?os de presi¨®n antr¨®pica sobre la biosfera probablemente nos pongan al borde del olvido.
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