Un programa de amor con ancianos: La 1 encuentra al fin lo que nos gusta
Aunque haya algo triste en la 1 que enfr¨ªa el ¨¢nimo, su condena ha llegado a su fin: el nuevo proyecto que va a cambiarlo todo se llama 'Hotel Rom¨¢ntico' y se estrena el viernes 21
Yo era esc¨¦ptico con TVE. Pensaba que era irrecuperable, que nunca volver¨ªa a sentirme identificado con su programaci¨®n. Que no volver¨ªa a sentir con ella. Pero lo han hecho. Han dado con la tecla. Antes de nada, recapitulemos.
A ver, no son buenos tiempos para la cosa p¨²blica. Si queremos asegurarnos, basta con practicar esa variedad castiza de sondeo que consiste en escudri?ar bares y mercados. Uno va por ah¨ª preguntando a los vecinos sobre la calidad de las escuelas o los hospitales y les siente rumiar con gesto arisco y desaprobador. Las lenguas chasquean, los ojos tienden a gui?arse dubitativamente y se emiten interjecciones severas como ¡°uf¡± o ¡°brrrr¡±, lo que nos da una idea bastante clara sobre el estado de la cuesti¨®n. Una escuela p¨²blica que inspira ¡°ufs¡± no es una escuela p¨²blica que genere S¨®crates en cadena, y puestos a hacerse un bypass coronario, ser¨ªa bonito probar en un hospital que no despertara ¡°brrr¡¯s¡± entre la concurrencia. Con la televisi¨®n p¨²blica pasa un poco lo mismo: no gusta, no seduce, no llama, y encima cuesta.
Uno tiene la sensaci¨®n de que Televisi¨®n Espa?ola fue siempre mejor antes, hasta el punto de que es casi lo ¨²nico a?orado del franquismo. Escalofr¨ªa un poco que la imaginaci¨®n de Chicho Iba?ez Serrador o la culta serenidad de Soler Serrano sigan siendo los referentes m¨¢s cacareados por la ranciedad nost¨¢lgica de ¡°aquello-s¨ª-que-era-bueno¡±, pero m¨¢s escalofr¨ªa a¨²n comprobar que esa ranciedad militante tiene, a veces, un poco de raz¨®n. Esto no pasa porque el ba¨²l de los recuerdos contenga siempre tesoros m¨¢s brillantes que los que tenemos hoy encima de la repisa, sino por lo mucho que le cuesta a TVE fabricar entretenimiento de culto, programas que generen sentimiento de pertenencia y den con el aqu¨ª y ahora de una generaci¨®n. Por eso viven de explotar el revival de Operaci¨®n Triunfo, ¨²ltimo hit masivo capaz de moldear adolescencias.
Llevamos mucho tiempo con la sensaci¨®n de que apretar el bot¨®n de la 1 en nuestro mando a distancia era como vestirse de gris para ir a misa, como comer lentejas sin que te gusten las lentejas o como abrazar a un familiar antip¨¢tico al que no queremos abrazar porque huele raro y dice insensateces. Hay un algo triste en la 1 que enfr¨ªa el ¨¢nimo, pero esta condena ha llegado a su fin porque han anunciado un proyecto que va a cambiarlo todo. Se llama Hotel Rom¨¢ntico y la cadena lo define como un reality en el que ¡°un grupo de doce mujeres y doce hombres, todos solteros de entre 55 y 73 a?os, viajan hasta Davos (Suiza) con la intenci¨®n de buscar el amor y encontrar pareja¡±.
Hotel Rom¨¢ntico pondr¨¢ pruebas muy exigentes a sus concursantes, tales como aprender a jugar al golf o tirarse juntos en, atenci¨®n, un trineo
Este gerontodating, que se estrena el viernes 21, promete una exquisita miscel¨¢nea de referencias culturales en su v¨ªdeo promocional. Podr¨ªamos pensar que la premisa nos orienta est¨¦ticamente hacia pel¨ªculas como El ex¨®tico Hotel Marigold, pero la composici¨®n de los planos a¨¦reos y la tipograf¨ªa empleada nos sugieren algo m¨¢s en la sinton¨ªa de Wes Anderson y su Gran Hotel Budapest. Este detalle puede parecer anecd¨®tico, pero revela la ambici¨®n formal del programa, que renuncia a beber de la charquita de las ficciones pochas para domingos por la tarde y arrima el morro a los manantiales creativos de todo un auteur.
Los concursantes, divirti¨¦ndose
No todo ser¨¢ cogerse de las manitas y dar paseos alrededor de un lago. Hotel Rom¨¢ntico pondr¨¢ pruebas muy exigentes a sus concursantes, tales como aprender a jugar al golf o tirarse juntos en, atenci¨®n, un trineo. El presentador del formato, Roberto Leal, que se define en Twitter como ¡°periodista, corredor y chirigotero¡±, hace uso del ingenio y sentido del humor t¨ªpicos en los aficionados a este querido arte gaditano para decir que ¡°el roce hace el cari?o y en el trineo no pueden ir m¨¢s pegados¡±. Gui?o, gui?o. ?Veremos en directo c¨®mo nace la pasi¨®n a bordo de uno de estos veh¨ªculos? ?O tal vez Leal est¨¦ a?adiendo una nueva referencia a la ensalada cultural de Hotel Rom¨¢ntico? ?Y si el trineo es un objeto metaf¨®rico que nos remite al Rosebud de Charles Foster Kane? Si Orson Welles quiso que un juguete de infancia representara el alma rota de un coloso, quiz¨¢s Leal pretenda enfrentar a estos ancianos con su ni?o interior o sus traumas pasados. El amor como catarsis terap¨¦utica.
A bordo del trineo, el frenes¨ª
Leal estar¨¢ acompa?ado por otros dos celestinos: El¨ªas Torrecillas y Reichel Delgado. En el v¨ªdeo promocional, podemos ver que su qu¨ªmica es tan inagotable como la cantidad de recursos expresivos de los que disponen para a?adir toda clase de matices humor¨ªsticos a su narraci¨®n. Adem¨¢s, Torrecillas lleva pajarita, y eso siempre es un plus. Si tuviera que pedir consejo rom¨¢ntico a alguien, y ese alguien llevara pajarita, lo har¨ªa con los pulmones lleno de confianza. Una persona con pajarita es una persona que ha tomado una decisi¨®n en esta vida. El mundo necesita la valent¨ªa est¨¦tica y moral de las personas con pajarita, capaces de afrontar dilemas trascendentes con j¨²bilo y con vigor.
Es inevitable pensar que este programa, del que seguro hablar¨¢ todo el mundo en cuanto se estrene, nace con la ambici¨®n de deconstruir a Castelao para demostrar que los viejos s¨ª deben enamorarse, emparej¨¢ndolos con gente de su edad al contrario de lo que suced¨ªa en el libro del autor gallego. Esperemos, eso s¨ª, que el final sea algo menos funesto para los hu¨¦spedes del hotel que para los protagonistas de la obra. Yo, desde luego, estar¨¦ ah¨ª para comprobarlo: soy un coraz¨®n sensible que cree fan¨¢ticamente en la compatibilidad del amor con las arrugas y que vibra cada vez que Clint Eastwood besa a Meryl Street, por lo que estoy deseando que llegue ya el 21. Televisi¨®n Espa?ola y yo volvemos a latir juntos.
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