Jer¨®nimo L¨®pez: ¡°La Tierra?se adapta a todo. Los humanos, no¡±
ES EL PROTOTIPO del investigador ant¨¢rtico, el hombre que en su doble condici¨®n de cient¨ªfico y deportista de ¨¦lite se vuelca en la misi¨®n de indagar y probarse en el terreno de lo desconocido, m¨¢s all¨¢ de los caminos trillados del conocimiento y de la vida convencional. Jer¨®nimo L¨®pez escal¨® el Everest y El Capit¨¢n, la m¨ªtica roca gran¨ªtica vertical de 900 metros de altura del valle de Yosemite, en California, antes de ascender al monte Vinson, el techo de la Ant¨¢rtida, con 4.892 metros. Ge¨®logo y profesor de geodin¨¢mica en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, lleva consigo un enorme caudal de vivencias acumuladas en sus andanzas por los ochomiles del Himalaya y en la decena de expediciones por la Ant¨¢rtida y el ?rtico. Entre 2012 y 2016 presidi¨® el Comit¨¦ Cient¨ªfico para la Investigaci¨®n en la Ant¨¢rtida (SCAR), integrado por miles de investigadores de 43 pa¨ªses. Natural del pueblo gallego de As Pontes, pero afincado en Madrid desde ni?o, L¨®pez, de 65 a?os, padre de dos hijos, se expresa con el sosiego del hombre de acci¨®n en reposo y el aplomo del cient¨ªfico de largo recorrido. ¡°La Tierra ha conocido de todo en su historia y podr¨¢ tambi¨¦n adaptarse a lo que acarree el cambio clim¨¢tico; el problema lo tenemos sobre todo nosotros, la humanidad¡±, afirma.
Siempre ha vivido entre la ciencia y el deporte. ?Cu¨¢l de esas dos fuerzas magn¨¦ticas le resulta m¨¢s poderosa? Las monta?as y la naturaleza me atraen desde ni?o y eso me anim¨® a estudiar geolog¨ªa. En el Everest ya hicimos nuestros estudios y publicamos un libro, pero en el ascenso al monte Vinson el objetivo principal era la investigaci¨®n: estudiar las rocas y analizar los is¨®topos estables de ox¨ªgeno e hidr¨®geno de la nieve en un ambiente tan extremo de vientos y temperaturas. Mi compa?ero [el tambi¨¦n alpinista y ge¨®logo] Pedro Nicol¨¢s y yo tomamos mediciones y muestras de roca y de nieve a lo largo de una franja altitudinal de casi 3.000 metros. Mereci¨® la pena. Nuestros datos se incorporaron a una publicaci¨®n internacional. Por supuesto, hacer cumbre en el Vinson en 1990, cuando lo hab¨ªan hecho muy pocas personas, ninguna espa?ola, era tambi¨¦n una buena meta.
¡°Los humanos no somos la ¨²nica causa del calentamiento global, pero s¨ª la preferente. Ninguna otra especie ha producido semejante impacto en tan poco tiempo¡±.
?El Vinson fue m¨¢s duro que el Everest? No tiene ni la dificultad t¨¦cnica ni la altitud prohibitivas de los Himalayas, all¨ª los factores clave son el fr¨ªo, el viento y el aislamiento. No hab¨ªa nadie en cientos de kil¨®metros a la redonda y estuvimos siempre entre 18 y 40 grados bajo cero. Una peque?a avioneta nos dej¨® a 2.000 metros de altitud, as¨ª que tuvimos que ascender casi tres kil¨®metros en vertical, primero con esqu¨ªs y luego con cuerdas. Usamos dos tiendas de campa?a. Una la dejamos en el punto en el que nos deposit¨® la avioneta, a modo de campamento base, y la otra la llevamos con nosotros. Cuando se desataban los vientos catab¨¢ticos [que descienden de grandes alturas, alcanzando a veces velocidades de hurac¨¢n] y el polvo de nieve nos cegaba, nos encerr¨¢bamos en la tienda a esperar, a veces m¨¢s de 24 horas, a que el temporal amainara. La protecci¨®n de esa fina tela establec¨ªa la diferencia entre la vida y la muerte.
?Qu¨¦ est¨¢ pasando en la Ant¨¢rtida para que el deshielo en este verano austral haya sido tan acusado? En marzo de 2017 se rompi¨® la tendencia de aumento de la superficie de mar helado que ven¨ªa increment¨¢ndose en aproximadamente un 1% por d¨¦cada desde 1979. Un buen n¨²mero de glaciares de la pen¨ªnsula Ant¨¢rtica han acelerado su p¨¦rdida de hielo y, adem¨¢s, en los ¨²ltimos a?os estamos asistiendo a las roturas y desprendimientos de plataformas de hielo de miles de kil¨®metros cuadrados. En algunos casos estas roturas responden a un fen¨®meno natural que se explica por el crecimiento mismo de las masas de hielo, pero su frecuencia hace sospechar que se deba al cambio clim¨¢tico. La entrada de corrientes marinas m¨¢s c¨¢lidas por debajo de las plataformas de hielo parece ser un factor determinante.
La p¨¦rdida de hielo marino se est¨¢ produciendo de forma simult¨¢nea al enfriamiento y a la progresi¨®n del hielo en la parte continental. ?C¨®mo se explica esta paradoja? En el centro de la Ant¨¢rtida existe un gran anticicl¨®n con vientos catab¨¢ticos muy potentes que env¨ªan aire fr¨ªo desde el centro hacia los bordes del continente, en forma radial. Esos vientos, que parecen haberse reforzado, expanden la superficie de mar helado e impiden que las borrascas, de aire c¨¢lido, penetren hacia el interior. Se piensa que la generaci¨®n del agujero en la capa de ozono ha contribuido al enfriamiento en el centro del continente y, con ello, a reforzar esos vientos.
?Y qu¨¦ pasar¨¢ ahora que el agujero de la capa de ozono ha empezado a cerrarse? Cabe esperar que la tendencia al calentamiento se acent¨²e a medida que se vaya recuperando la capa de ozono, pero eso no ocurrir¨¢ de la noche a la ma?ana, ni de forma lineal, porque la atm¨®sfera es compleja. El restablecimiento de los valores de ozono previos a 1980 no se alcanzar¨¢, previsiblemente, hasta pasado el a?o 2060. Lo ya emitido seguir¨¢ afectando un cierto tiempo, de la misma manera que eliminar de la atm¨®sfera el exceso de CO2, metano y otros gases de efecto invernadero debidos a la acci¨®n humana llevar¨¢ siglos. El gran reto es quebrar la tendencia al aumento y reducir las emisiones nocivas.
?Estamos violentando el curso natural de la vida del planeta? Ninguna otra especie ha sido capaz de producir semejante impacto en tan breve periodo de tiempo y ya somos m¨¢s de 7.000 millones de habitantes. Los ciclos c¨¢lidos y fr¨ªos se han ido alternando de forma natural cada 100.000 a?os aproximadamente. No somos la ¨²nica causa del calentamiento global, pero s¨ª la preferente. Sabemos que el planeta en su conjunto se ha calentado unos 0,8 grados desde finales de siglo XIX. Los modelos indican que de esos 0,8 grados, 0,6 corresponden estrictamente a la acci¨®n humana, y el 0,2 restante, a causas naturales.
¡°Los polos son lugares de observaci¨®n extraordinarios por su lejan¨ªa de las zonas habitadas y su especial sensibilidad al cambio clim¨¢tico¡±.
?Podemos destruir la Tierra? Nuestro planeta ha conocido de todo. La Ant¨¢rtida ha tenido clima subtropical y lo que hoy es la cumbre del Everest estuvo en el pasado geol¨®gico en el fondo del mar. La Tierra es un planeta din¨¢mico que ha asistido a la extinci¨®n de unas especies y la aparici¨®n de otras. Ahora somos nosotros, la especie humana, los directamente amenazados por la perspectiva de r¨¢pidos cambios que traer¨¢n consigo el aumento del nivel del mar, la salinizaci¨®n de acu¨ªferos, la reaparici¨®n de enfermedades que se supon¨ªan erradicadas¡
?Qu¨¦ pasar¨¢ si la temperatura aumenta dos o tres grados? Cambiar¨¢ la distribuci¨®n de fen¨®menos naturales, como ciclones y huracanes. Las corrientes marinas se alterar¨¢n y modificar¨¢n el clima. Ya estamos viendo fen¨®menos atmosf¨¦ricos at¨ªpicos: olas de sequ¨ªa, calor y fr¨ªo, nevadas inusitadas, que se producen con cierta frecuencia en lugares insospechados. Las zonas que m¨¢s se han calentado en la Tierra en las ¨²ltimas d¨¦cadas son precisamente zonas polares: el norte de Alaska y de Canad¨¢, un sector de Siberia y otro de la Ant¨¢rtida Occidental. Nos preocupa el deshielo del mar y de los glaciares, pero tambi¨¦n debe inquietarnos el peligro que supone el del permafrost, es decir, los suelos que permanecen congelados de forma continuada un m¨ªnimos de dos a?os consecutivos. La degradaci¨®n del permafrost, sobre todo en el hemisferio norte, est¨¢ contribuyendo a liberar a la atm¨®sfera gas metano, mucho m¨¢s activo que el CO2.
?Ambos polos est¨¢n afectados por procesos similares? S¨ª, pero existen grandes diferencias. En el ?rtico hay un oc¨¦ano rodeado de continentes, y en la Ant¨¢rtida, un continente rodeado de extensos oc¨¦anos. El ?rtico es en gran parte un mar helado con pocos metros de grosor, mientras que la Ant¨¢rtida tiene una capa de hielo de unos 2.000 metros de espesor medio y que en algunos puntos se acerca a cinco kil¨®metros de grosor. Hace m¨¢s fr¨ªo en la Ant¨¢rtida, donde se han alcanzado los menos 89,2 grados, frente a los 75 bajo cero del ?rtico. La Ant¨¢rtida nunca ha tenido poblaci¨®n aut¨®ctona y, por tanto, muestra un alto grado de conservaci¨®n, mientras que en el ?rtico viven varios millones de personas y se han producido impactos humanos.
?Por qu¨¦ es tan necesario investigar en los polos? Gracias a la investigaci¨®n en la Ant¨¢rtida supimos del adelgazamiento acelerado de la capa de ozono y los Gobiernos pudieron reaccionar antes de que la situaci¨®n fuera irreversible. Los polos son lugares de observaci¨®n extraordinarios por su lejan¨ªa de las zonas habitadas y su especial sensibilidad al cambio clim¨¢tico.
?Qu¨¦ destacar¨ªa de los descubrimientos recientes? La detecci¨®n de gran cantidad de agua l¨ªquida debajo de los casquetes polares. Se sab¨ªa que hab¨ªa agua debajo de los glaciares, a causa del calor geot¨¦rmico, que funde el hielo en su base, pero no de tal magnitud. Hay m¨¢s de 400 lagos de tama?o considerable debajo del casquete ant¨¢rtico y uno de ellos, el Vostok, tiene unos 15.000 kil¨®metros cuadrados, el doble que el territorio de la Comunidad de Madrid, y varios centenares de metros de espesor de agua l¨ªquida. Adem¨¢s, hay corrientes subglaciales que embalsan y desaguan algunos de esos lagos; es decir, que hay interconexiones entre algunos de ellos. La investigaci¨®n subglacial es un reto cient¨ªfico y tecnol¨®gico.
?Esa interconexi¨®n de las aguas subglaciales no hace a la Ant¨¢rtida m¨¢s fr¨¢gil ante el calentamiento? S¨ª. Para empezar, permite que la contaminaci¨®n pueda trasladarse de unos lugares a otros bajo el hielo. Estos descubrimientos est¨¢n cambiando algunas ideas cl¨¢sicas de la glaciolog¨ªa porque el agua interviene en la p¨¦rdida de hielo, aumenta la velocidad de flujo de los glaciares y afecta a la llegada de agua dulce a las zonas litorales en los m¨¢rgenes glaciares.
?Cu¨¢les son los grandes retos del momento? El Comit¨¦ Cient¨ªfico Internacional para la investigaci¨®n en la Ant¨¢rtida (SCAR) ha identificado las 80 preguntas a las que habr¨ªa que dar respuesta en las pr¨®ximas dos d¨¦cadas. Inciden en el campo de la interacci¨®n atm¨®sfera-oc¨¦ano-hielo y abordan, sobre todo, el cambio clim¨¢tico, los impactos en los seres vivos y las consecuencias globales. La Ant¨¢rtida ofrece un observatorio excepcional a la astronom¨ªa por la altitud del plato central, la ausencia de fuentes lum¨ªnicas y la proximidad al polo magn¨¦tico. Y, por supuesto, es un lugar privilegiado para estudiar la adaptaci¨®n de vida a condiciones extremas.
El Tratado Ant¨¢rtico es un ejemplo ¨²nico en el mundo. Consagra ese ampl¨ªsimo territorio a la ciencia, a la paz y a la cooperaci¨®n internacional.
?Todos los pa¨ªses con bases en la Ant¨¢rtida desarrollan una seria actividad investigadora, o algunos est¨¢n all¨ª presentes por razones de soberan¨ªa territorial? El Tratado Ant¨¢rtico es un ejemplo ¨²nico en el mundo. Consagra ese ampl¨ªsimo territorio a la ciencia, a la paz y a la cooperaci¨®n internacional. Se firm¨® en 1959 y entr¨® en vigor en 1961, con el objetivo de evitar que la Ant¨¢rtida se convirtiese en un territorio de discordia. Una pieza fundamental del llamado Sistema del Tratado Ant¨¢rtico es hoy el Protocolo para la Protecci¨®n del Medio Ambiente Ant¨¢rtico, el llamado Protocolo de Madrid.
?Qu¨¦ aporta? Articul¨® la protecci¨®n medioambiental de la Ant¨¢rtida y, entre otras cosas, trajo consigo la creaci¨®n del Comit¨¦ de Protecci¨®n Ambiental y la prohibici¨®n de explotar minerales en la Ant¨¢rtida durante la vigencia del acuerdo, que es de 50 a?os desde su entrada en vigor, en 1998. El Protocolo obliga a evaluar el impacto ambiental de las actividades, reducir la contaminaci¨®n marina, proteger la flora y fauna, limitar las actividades en ¨¢reas especialmente protegidas y gestionar adecuadamente los residuos, entre otras cosas.
?Todas las investigaciones est¨¢n efectivamente orientadas exclusivamente a la ciencia? Los pa¨ªses deben informar al resto de sus proyectos, actividades y campa?as sobre el terreno. No hay una polic¨ªa que vigile, pero, en virtud del Tratado, los pa¨ªses pueden inspeccionarse unos a otros. Es un territorio de todos y de nadie, y el respeto y la colaboraci¨®n est¨¢n en el ¨¢nimo colectivo.
?Qu¨¦ hace Espa?a? Nos incorporamos como miembro de pleno derecho al Tratado y tambi¨¦n al SCAR en los ochenta. En estas tres ¨²ltimas d¨¦cadas se ha desarrollado en Espa?a una comunidad de cient¨ªficos y t¨¦cnicos con experiencia en la Ant¨¢rtida ampliamente reconocida en el plano internacional. La inclusi¨®n en 1998 de la investigaci¨®n ant¨¢rtica dentro del Plan Nacional de I+D est¨¢ dando sus frutos.
?El consenso de las grandes potencias para preservar la Ant¨¢rtida hay que atribuirlo a la conciencia medioambiental o a que la explotaci¨®n del continente no parece rentable? El Tratado Ant¨¢rtico ha logrado sobreponerse a todas las tensiones y se mantendr¨¢ mientras lo quieran los 29 pa¨ªses que poseen capacidad decisoria.
?No ser¨ªa bueno que la ONU se encargara de la administraci¨®n de la Ant¨¢rtida y, de paso, tambi¨¦n del ?rtico? Este tema es complejo y no resulta viable una administraci¨®n conjunta o incluso similar en el caso del ?rtico y de la Ant¨¢rtida. Mientras que la Ant¨¢rtida nunca ha pertenecido a ning¨²n pa¨ªs, en el ?rtico hay ocho pa¨ªses que poseen derechos sobre territorios continentales y marinos. El Tratado Ant¨¢rtico tiene valores que pueden servir de ejemplo a la hora de abordar algunos de los problemas actuales del mundo que exigen acuerdos multinacionales. La soluci¨®n de algunos retos depender¨¢ en buena medida del conocimiento y la conciencia global que tenga la sociedad en su conjunto.
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