El misterio de los planetas sin estrella
El universo est¨¢ poblado por miles de millones de planetas expulsados de sus sistemas solares que vagan solitarios
Durante milenios, los humanos que observaron el cielo pensaron que era un ejemplo de estabilidad y armon¨ªa. En las pocas d¨¦cadas que dura una vida no es f¨¢cil intuir las historias de violencia que acompa?an a esos puntitos de luz que iluminan la noche. Pero el progreso de la ciencia y la aparici¨®n de nuevos instrumentos con los que entrometerse en la vida ¨ªntima de las estrellas cambi¨® nuestra visi¨®n del universo. Un an¨¢lisis reciente de las ¨®rbitas del Sistema Solar sugiere que en sus or¨ªgenes J¨²piter avanz¨® hacia el Sol arrojando contra ¨¦l a varios planetas rocosos. De los escombros de aquel cataclismo surgi¨® la nueva organizaci¨®n del sistema que hizo posible la aparici¨®n de la Tierra. Sucesos como este pueden acabar tambi¨¦n con la expulsi¨®n de alg¨²n planeta de su ¨®rbita y ahora sabemos que, debido a eventos similares, existen mundos sin estrella que vagan solitarios por el cosmos.
Los resultados indican que solo habr¨ªa un planeta del tama?o de J¨²piter flotando libre por el cosmos por cada estrella com¨²n
En el a?o 2000, un equipo liderado por el investigador del Instituto Astrof¨ªsico de Canarias Rafael Rebolo public¨® en la revista Science el hallazgo de tres planetas gigantes, con entre 5 y 15 veces la masa de J¨²piter, que no estaban ligados a ninguna estrella. Estos planetas, situados a 1.000 millones de a?os luz de la Tierra, eran aut¨¦nticos reci¨¦n nacidos, con menos de 5 millones de a?os de edad. Se trataba de las primeras evidencias de que los planetas errantes pod¨ªan existir. En 2012, se anunci¨® el descubrimiento de otro planeta vagabundo en una fase m¨¢s avanzada. Era un objeto entre 4 y 7 veces mayor que J¨²piter que flotaba a unos 130 a?os luz de la Tierra. Desde entonces, telescopios de infrarrojos han permitido detectar unos cuantos planetas sin estrella y se ha llegado a estimar su abundancia en el universo. Hasta ahora, se calculaba que habr¨ªa dos planetas libres del tama?o de J¨²piter por cada estrella com¨²n, pero un nuevo estudio liderado por el investigador de la Universidad de Varsovia (Polonia) Przemek Mr¨®z sugiere que este tipo de planetas es mucho menos frecuente.
En un art¨ªculo que se acaba de presentar en la revista Nature, los autores explican c¨®mo analizaron 2.600 observaciones de efectos de microlente, un fen¨®meno astron¨®mico que sirve para observar objetos independientemente de la luz que emitan. Sus resultados indican que solo habr¨ªa un planeta del tama?o de J¨²piter flotando libre por el cosmos por cada estrella com¨²n. Los autores tambi¨¦n se?alan que han capturado algunos breves efectos de microlente que indicar¨ªan la presencia de planetas del tama?o de la Tierra o algo mayores. Aunque a¨²n no es posible calcular la cantidad de este tipo de planetas que vagan por el cosmos, es posible que sean m¨¢s abundantes que los gigantes gaseosos. Al ser m¨¢s ligeros, es m¨¢s f¨¢cil que los tirones gravitatorios de movimientos planetarios inesperados los saquen a empellones de sus ¨®rbitas.
Aunque a¨²n no es posible calcular la cantidad de este tipo de planetas que vagan por el cosmos, es posible que sean m¨¢s abundantes que los gigantes gaseosos
Desde que se conoce la presencia de estos mundos, algunos cient¨ªficos han especulado con la posibilidad de que tambi¨¦n en ellos pueda existir vida. En medio de la nada, sin una estrella que lo caliente, uno de estos planetas estar¨ªa sometido a las temperaturas del medio interestelar, que se acercan al cero absoluto. Para mantener un calor m¨ªnimo que lo hiciese habitable, el planeta deber¨ªa contar con una capa de hielo de kil¨®metros de grosor, que mantuviese la temperatura del interior del planeta, o una densa atm¨®sfera de hidr¨®geno, que se mantiene gaseoso a baj¨ªsimas temperaturas. Con esa protecci¨®n, el mundo vagabundo podr¨ªa tener lagos y oc¨¦anos en su superficie en los que la vida tendr¨ªa alguna posibilidad de prosperar. Eso s¨ª, mirar al cielo en esos mundos con noches eternas no permitir¨ªa ver las estrellas que hicieron imaginar a los antiguos un mundo celeste perfectamente arm¨®nico. Todo ser¨ªa oscuridad.
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