El buey y las masas
Los votantes europeos han aprendido de los riesgos asumidos por sus vecinos. Y tambi¨¦n de sus propios errores
La mascota de la democracia deber¨ªa ser un buey. La raz¨®n es que el estad¨ªstico Francis Galton visit¨® en 1906 una competici¨®n popular para adivinar el peso de un corpulento bovino, y se dio cuenta de que la media de las estimaciones de todos los participantes se acercaba de manera asombrosa al peso real del buey.
Descubri¨® as¨ª la llamada ¡°sabidur¨ªa de las masas¡±. Individualmente fallamos. Juntos, acertamos.
Sin duda, gobernar es m¨¢s dif¨ªcil que adivinar el peso de un buey. Y elegir a Trump o votar por el Brexit parecen m¨¢s bien ejemplos de atontamiento que de sabidur¨ªa de las masas. Pero lo relevante no es si las masas son est¨²pidas, sino si lo son m¨¢s o menos que otros m¨¦todos de toma de decisiones colectivas. Ninguna alternativa ¡ªincluyendo que quien decida las pol¨ªticas p¨²blicas sea la persona m¨¢s inteligente del mundo¡ª ser¨¢ a la larga m¨¢s conveniente para un pa¨ªs que la agregaci¨®n de las preferencias de sus millones de habitantes en las urnas.
Esta l¨®gica nos ayuda a descifrar algunos enigmas de este curso pol¨ªtico. Un curso que comenzaba bien para los populistas, con las reverberaciones del Brexit y la victoria de Trump. Pero que concluye con su derrota en Holanda, Reino Unido y Francia.
Los votantes europeos han aprendido de los riesgos asumidos por sus vecinos. Y tambi¨¦n de sus propios errores. Los resultados de las dos grandes elecciones de esta temporada son a primera vista contradictorios. Los brit¨¢nicos optaron por pol¨ªticas intervencionistas, pues tanto laboristas como conservadores ten¨ªan programas relativamente estatistas y proteccionistas, y los franceses eligieron las reformas liberalizadoras de Macron.
Pero, bajo esta diferencia superficial, los dos cuerpos electorales leyeron con inteligencia la situaci¨®n de cada pa¨ªs. Tras 40 a?os de pol¨ªticas liberales, la sociedad brit¨¢nica demandaba un Gobierno que abordara sus crecientes fracturas econ¨®micas, sociales y territoriales. Y, tras d¨¦cadas de rigideces laborales y gasto p¨²blico galopante, Francia necesitaba austeridad y flexibilidad.
Y es que las masas electorales son como los bueyes, lentas pero implacables. @VictorLapuente
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