Un tufillo de irrealidad
Es impensable que quien lleva tantos a?os en la c¨²spide del partido no sepa nada
La pol¨ªtica tiene siempre un tufillo de irrealidad. Por eso las crisis llegan cuando la distancia entre la superestructura pol¨ªtica y la sociedad se agranda tanto que no se reconocen. La comparecencia de Rajoy ante los jueces para declarar como testigo en el juicio de la G¨¹rtel es una irrupci¨®n del principio de realidad en una escena muy blindada. El PP conf¨ªa en que todo quede en una foto ¡ªpara la que ha pactado la escenograf¨ªa¡ª que, con la ayuda de los flujos vacacionales, se amortice en pocos d¨ªas. Pero si los jueces le han citado es porque las aguas sucias han llegado tan arriba en la estructura del PP que es impensable que quien lleva tantos a?os en la c¨²spide del partido no sepa nada. Con lo cual se reaviva la sombra que acompa?ar¨¢ a Rajoy para siempre: su negativa a asumir responsabilidades pol¨ªticas por la corrupci¨®n, que es uno de los espacios de ficci¨®n que Rajoy se ha construido para sobrevivir.
Lo vemos en la corrupci¨®n. La defensa de Rajoy es que los jueces han procesado a muchas personas vinculadas al PP. La justicia hace su camino. Y el presidente da por supuesto que con ello queda libre de responsabilidades pol¨ªticas, como si B¨¢rcenas, por ejemplo, no hubiera estado nunca a sus ¨®rdenes. La escasa colaboraci¨®n del PP, la ca¨ªda de un sinf¨ªn de personalidades por cuya honestidad el presidente hab¨ªa apostado su palabra, las maniobras para minimizar los casos, o las operaciones irregulares del ministerio de Fern¨¢ndez D¨ªaz, no existen para el presidente. La irresponsabilidad como muro frente a la realidad. Nunca pasa nada en el PP.
La irresponsabilidad como muro frente a la realidad. Nunca pasa nada en el PP
Lo vemos en la cuesti¨®n econ¨®mica. Rajoy vive instalado en el triunfalismo de los datos del crecimiento y del paro, mientras las encuestas demuestran que gran parte de la ciudadan¨ªa no percibe la recuperaci¨®n fant¨¢stica de la que el presidente presume. Ni siquiera cuando los organismos internacionales le recuerdan que Espa?a est¨¢ en la cola de la OCDE en pol¨ªticas sociales y en redistribuci¨®n fiscal baja el presidente de su nube. Los datos macroecon¨®micos como refugio para no ver la cruda realidad ciudadana.
Lo vemos en la cuesti¨®n catalana. Donde Rajoy se ha instalado en el imperio de la ley como ¨²nico relato, como si cumplir con la legalidad le liberara de su responsabilidad como m¨¢ximo representante del poder pol¨ªtico de dar respuesta a una realidad social y pol¨ªtica que est¨¢ ah¨ª. Pero Rajoy tampoco es capaz de plantear una alternativa pol¨ªtica a la considerable minor¨ªa catalana que quiere irse. El fundamentalismo jur¨ªdico, otra ficci¨®n para eludir la realidad. Algunos dicen que la distancia es la fuerza de Rajoy, aunque el r¨¦gimen pol¨ªtico se debilite d¨ªa a d¨ªa.
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