Ya est¨¢ aqu¨ª el ¡®Candy Crush¡¯ del heavy metal: Judas Priest saca un videojuego
Fantas¨ªa y acci¨®n al otro lado de los muros de Valhalla (el famoso para¨ªso vikingo) en tu iPhone, iPad o iPod Touch. ¡°Maniacos del heavy: soy el dios del metal¡±, grita Rob Halford
En 1986 hubiera sido el sue?o de cualquier adolescente heavy, en 2017 entra m¨¢s bien en el terreno de lo kitsch: Judas Priest acaba de sacar su propio videojuego, Judas Priest: Road to Valhalla (para iPhone, iPad y iPod Touch). Si por los veinte duros de antes ech¨¢bamos una partida en los recreativos del barrio, ahora por no mucho m¨¢s (1,70 euros; unas 280 pesetas) tenemos para nosotros todo un mundo de fantas¨ªa, acci¨®n y, lo m¨¢s importante, heavy metal.
¡°Maniacos del heavy: soy el dios del metal. ?Est¨¢s preparado? Nos vamos al bolo de todos los bolos¡±, increpa Rob Halford, el legendario vocalista de los Judas, nada m¨¢s abrir esta app. Y este bolo, tiene lugar nada m¨¢s y nada menos que al otro lado de los muros de Valhalla (el famoso para¨ªso vikingo, tomado por los heavies las ¨²ltimas d¨¦cadas). Pero, las carreteras para llegar hasta all¨ª ¨Cadvierte Rob¨C est¨¢n bloqueadas. Nuestra misi¨®n ser¨¢ intentar traspasarlas.
Hasta aqu¨ª, la teor¨ªa. Otro cantar es la pr¨¢ctica: el juego consiste b¨¢sicamente en superponer iconos que van apareciendo muy r¨¢pido y, seg¨²n nuestra habilidad, lograremos o no completar una canci¨®n por pantalla (son todo himnos de Judas Priest, claro: Painkiller, Turbo lover, Breaking the law¡). ?Suena f¨¢cil? Pues, no lo es: aunque la mec¨¢nica sea sencilla, la ejecuci¨®n ¨Csalvo para quien tenga manos de pianista¨C es complicada y, sobre todo, mon¨®tona. Quitando fuego y truenos (y la moto con bola de discoteca que conducimos), hay poca sustancia; como en cualquiera de los¡ ?seis ¨²ltimos ¨¢lbumes de Judas Priest?
As¨ª es el heavy: excesivo, entra?able y vers¨¢til. En pocos g¨¦neros (con permiso de las boy band) encontramos tal cantidad de productos extra musicales, para todos los bolsillos: desde la cl¨¢sica camiseta de Iron Maiden, pasando por algo m¨¢s atrevido ¨Ctipo una figurita de Ozzy Osbourne; hasta dar con un capricho excesivo y costoso, como un ata¨²d de Kiss (s¨ª, existe: cuesta unos 6.000 euros y el guitarrista de Pantera, Dimebag Darrell, fue enterrado en uno). (Lo de Metallica y el medio mill¨®n de las antiguas pesetas para verlos de cerca va a aparte¡).
Por lo que, ?qui¨¦n le hace ascos a pagar dos euros por jugar a este Candy Crush del heavy metal (eso s¨ª: menos adictivo)? Ya puestos a dejarnos los ojos y pulgares con nuestros m¨®viles, al menos hacerlo con el mejor rock duro atronando (y posiblemente con la se?ora de al lado del autob¨²s mirando). Al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar: ellos, y s¨®lo ellos, son los dioses del metal (pero no de los videojuegos).
S¨®lo queda algo por saber: ?se lo habr¨¢n pasado los propios m¨²sicos? Porque, debe ser casi m¨¢s f¨¢cil aprenderse alguno de sus s¨²per punteos, que completar las cinco canciones de este juego tan heavy¡
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