El agujero sospechoso

El t¨¦rmino ¡°agujero¡± aparece con frecuencia en el lenguaje period¨ªstico, por culpa de los casos de corrupci¨®n o de gesti¨®n enga?osa en administraciones, empresas, bancos o cajas. En esas ocasiones se utiliza bien, pero en otras algunos medios han llegado a hacer un uso abusivo.

La prensa empez¨® a acu?ar en los a?os ochenta esta nueva acepci¨®n de ¡°agujero¡±, formada por v¨ªa de met¨¢fora. As¨ª, ¡°agujero¡± acompa?¨® a nombres propios como Rumasa o Banesto, entre otros pufos, por lo que adopt¨® una connotaci¨®n peyorativa.

Ocurri¨® con esta palabra lo que sucede ahora con ¡°involucrado¡±, t¨¦rmino que se puede aplicar sin problema a gente honrada. Pero ya se habla de tantos delincuentes ¡°involucrados¡± en algo turbio, que si nos dicen que un amigo est¨¢ involucrado en la venta de unas joyas pensaremos sin duda que algo malo habr¨¢ hecho. Aunque tenga una joyer¨ªa.

Pues eso mismo ha pasado con ¡°agujero¡±, pero a lo bestia. As¨ª que la Academia decidi¨® a?adirle en 1992 un nuevo sentido: ¡°Deuda, falta o p¨¦rdida injustificada de dinero en la administraci¨®n de una entidad¡±.

Por tanto, queda clara en esa definici¨®n la tacha de ¡°agujero¡± como algo chungo; y as¨ª lo sugiere tambi¨¦n el Diccionario de voces de uso actual (1994), de Manuel Alvar Ezquerra: ¡°D¨¦ficit financiero o presupuestario, por lo general elevado y no previsto o no reflejado en una contabilidad¡±. Y el Diccionario del Espa?ol Actual (1999) dirigido por Manuel Seco: ¡°D¨¦ficit financiero o presupuestario, generalmente no reflejado en la contabilidad de una empresa o entidad¡±.

Sin embargo, cada cierto tiempo leemos titulares como ¡°Fulano deja la presidencia de la empresa con un agujero de cinco millones de euros¡±, ¡°El agujero del sistema de pensiones crece cada a?o¡± o ¡°LG gan¨® 393 millones de euros pese al agujero de su divisi¨®n m¨®vil¡±. Y si uno va luego a la letra de noticias como ¨¦sas, observar¨¢ que las p¨¦rdidas fueron contabilizadas, que pueden no responder siquiera a una mala gesti¨®n y que a menudo tienen causas conocidas: crisis econ¨®mica, reducci¨®n del mercado, ca¨ªda del consumo, quiebra de empresas clientes o reducci¨®n de cr¨¦ditos fiscales, por ejemplo. A veces, incluso el mal tiempo.

La aplicaci¨®n del adjetivo ¡°injustificada¡± que incluye la definici¨®n acad¨¦mica o la idea de ¡°no reflejado en la contabilidad¡± que recogen los citados diccionarios de uso desaconsejan que se emplee alegremente este sentido de ¡°agujero¡±, salvo que las irregularidades est¨¦n demostradas. Y cuando eso ocurre, la figura delictiva no suele andar lejos.

De otro modo, convendr¨ªa acudir a opciones como ¡°d¨¦ficit¡±, ¡°p¨¦rdidas¡±, ¡°resultado negativo¡± o ¡°desequilibrio patrimonial¡±, entre otras posibilidades y seg¨²n cada caso. No son ¨¦stas palabras agradables tampoco, pero ninguna empresa se halla exenta de pasar una mala ¨¦poca. Ahora bien, cuesti¨®n aparte es que se acuse a sus gestores de negligencia, de ocultaci¨®n o de robo.

Pero retrocedamos a las definiciones de los dos citados diccionarios de uso: en ellos se dice que ¡°agujero¡± se refiere a irregularidades ¡°por lo general¡± o ¡°generalmente¡±. Es decir, que caben otros usos aunque sean menos habituales.

Y es ah¨ª donde navegan algunos manipuladores que intuyen esa borrosidad del vocablo pero conocen sus efectos demoledores para sugerir que un buen gestor est¨¢ ¡°involucrado¡± en unas p¨¦rdidas.