Despacito: odiar la canci¨®n del verano no te hace ser mejor que el resto
La Bicicleta, La Macarena, El Taxi, Papichulo, Mayonesa, La Barbacoa... Nuestro hater analiza la aversi¨®n que generan los hits veraniegos.
La canci¨®n del verano es ese mantra comercial que nos persigue cada a?o. Antiguamente era un objeto de humillaci¨®n para sus defensores, pero hoy en d¨ªa, y tras una campa?a de dignificaci¨®n, todos estamos obligados a adorar sus estructuras latinas repetitivas. El paradigma del "todo vale", unido a la democratizaci¨®n mal entendida de la m¨²sica popular, han justificado los himnos veraniegos como si fueran piezas intelectuales socialmente aceptadas. Como buenos haters, es nuestra obligaci¨®n denunciar esta relajaci¨®n de costumbres y devolver la canci¨®n del verano a la cloaca de donde cada a?o sale.?
1. Can-sa-di-to
Aunque la canci¨®n del verano fuese la Quinta de Mahler, acabar¨ªamos odi¨¢ndola por el overplay premeditado y alevoso que sufrimos.
Despacito, el tema fetiche de 2017, ha sido pinchado obsesivamente en radio, televisi¨®n, bares, discotecas, infames chiringuitos de playa, peluquer¨ªas, carnicer¨ªas y hasta en casas particulares. Todo bajo la m¨¢xima: "Si es lo que la gente quiere escuchar, lo ponemos constantemente". No hay nada m¨¢s infantil que la cultura por repetici¨®n, que adem¨¢s nos convierte en veh¨ªculos mem¨¦ticos de difusi¨®n. No es que una canci¨®n sea pegadiza, es que es invasiva.
2.?Cree el ladr¨®n...
Uno de los argumentos de la masa borrega es: "A ti tambi¨¦n te gusta, pero no quieres reconocerlo", que viene a ser el "si fueras pol¨ªtico, robar¨ªas" de la m¨²sica popular.
Amigos haters, dejad claro a vuestros interlocutores que os repugna Despacito, que la parodia de amor / odio de los tres italianos con Luis Fonsi os da verg¨¹enza ajena y que no sirve para justificar nada. Que de verdad odi¨¢is las pel¨ªculas de Michael Bay, que la ¨²ltima de Fast & furious os parece un insulto al cine y que una hamburguesa gourmet es una contradicci¨®n imposible. El gusto es algo que se cultiva y la educaci¨®n musical va much¨ªsimo m¨¢s all¨¢ que ser capaz de distinguir a Daddy Yankee de Pitbull
3.?La frivolidad mal entendida
La canci¨®n del verano es glorificada como chucher¨ªa fr¨ªvola, en contraposici¨®n con la seriedad a la que estamos sujetos en el d¨ªa a d¨ªa.
Esta frivolidad es, en realidad, un producto plano. La canci¨®n del verano posee unas letras sonrojantes, unas rimas b¨¢sicas y un vocabulario pobre en espa?ol universal con acento est¨¢ndar. La rica tradici¨®n musical latinoamericana se destruye en las producciones de Puerto Rico y Miami para dar lugar a una tonada vac¨ªa, industrial y con una base sin alma. El resultado no es una canci¨®n latina, es un producto as¨¦ptico para masas no educadas, de consumo r¨¢pido y repitiendo las mismas estructuras a?o tras a?o. Apuntad esta frase lapidaria para zanjar cualquier discusi¨®n que os surja hasta que llegue el oto?o: "La canci¨®n del verano es la comida basura de la m¨²sica".
4.??La ciencia de la canci¨®n del verano?
Para mayor bochorno, nos encontramos con decenas de art¨ªculos sobre los motivos del triunfo de Despacito, El taxi o Papi chulo.
Nos intentan explicar que hay complejos mecanismos cerebrales para un tema pegadizo y que este cambio o este corte antes del estribillo es la receta del ¨¦xito de la nueva canci¨®n del verano. Negad esta rid¨ªcula teor¨ªa rotundamente. Detr¨¢s de estas aberraciones hay una industria musical gigantesca, con una campa?a de marketing monumental y con tent¨¢culos en todas las radios y los medios del planeta. Utilizan artistas globales, hacen versiones con ¨ªdolos pop como Justin Bieber y se encargan de propagar el virus hasta los confines del planeta. Toda explicaci¨®n cient¨ªfica o casual insulta a cualquier m¨ªnima inteligencia y solo sirve para rellenar p¨¢ginas de medios y conseguir clics virales por aproximaci¨®n. No, esto tampoco cuela.
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