Apuntando maneras
La CUP se autoconcede la representaci¨®n del ¡®pueblo¡¯ frente a las instituciones
La democracia consiste en una serie de principios, en una serie de reglas y una amplia gama de comportamientos individuales y grupales de los ciudadanos que tienen la fortuna de vivir en ella. A partir de ah¨ª, resulta interesante analizar los comportamientos en cuesti¨®n, sobre todos los grupales. Aunque el abanico de casos resulta ampl¨ªsimo, estos d¨ªas ¨²ltimos de julio y primeros de agosto nos ponen en primer plano el fascinante caso de la CUP. Ante todo, son un caso clar¨ªsimo de generosidad para consigo mismos a la hora de adjudicar dos cosas: representatividad y legitimidad. Revisando los resultados electorales de las elecciones auton¨®micas de 2015, quedaron los ¨²ltimos, en votos y en esca?os, por detr¨¢s del PP.
Otros art¨ªculos del autor
Por tanto, bas¨¢ndose en la democracia representativa, es cierto que representan a unos electores con una particular visi¨®n del inter¨¦s general. Pero parece muy osado que se erijan, en sus pr¨¢cticas cotidianas, en representantes del ¡°pueblo¡±, as¨ª, en general, y por tanto en int¨¦rpretes exclusivos de los intereses de este pueblo. Un d¨ªa proponen expropiar la catedral para convertirla en un economato o en una escuela de m¨²sica para ni?os, otro d¨ªa asaltan un autob¨²s tur¨ªstico y tras esa estela siguen con pinchazos a las ruedas de bicicletas y otras imaginativas formas de lucha anticapitalista. Lo m¨¢s potencialmente peligroso, a partir de un estudio somero de precedentes hist¨®ricos cuyo balance es inapelable, es la autoadjudicaci¨®n de la representaci¨®n exclusiva del pueblo, entendido como una unidad social compacta y sin fisuras.
La ventaja con que cuentan es que la democracia como forma de gobierno es lo suficientemente generosa y puede albergar este tipo de fen¨®menos. Pero que conste que esos grupos apuntan maneras, porque cuesta creer que si ahora se comportan as¨ª, siendo minor¨ªa y gozando de toda una serie de mecanismos de garant¨ªa en relaci¨®n con su ideolog¨ªa (que no en relaci¨®n con algunos de sus actos materiales), qu¨¦ no har¨¢n si un d¨ªa disponen de mecanismos de poder significativos.
Si estos grupos independentistas ahora se comportan as¨ª, siendo minor¨ªa, qu¨¦ no har¨¢n si un d¨ªa disponen de mecanismos de poder significativos
Sigamos con la ideolog¨ªa. Pocos d¨ªas despu¨¦s de la heroica acci¨®n contra un bus tur¨ªstico, una joven militante respond¨ªa a un periodista que ¡°estas acciones no son violencia¡±, porque la violencia es lo que hace¡ el sistema, el Estado, el Gobierno, el Ayuntamiento, tachen ustedes las opciones seg¨²n los casos. Menos la enigm¨¢tica referencia al ¡°sistema¡±, concepto que no es f¨¢cil de describir y que todos usamos a diario, el resto son instituciones p¨²blicas. Para una organizaci¨®n que se autoconcede la exclusiva representaci¨®n del pueblo y del inter¨¦s general, esta fobia a las instituciones es bien curiosa, de hecho es incomprensible. Dicha fobia a las instituciones suele ir acompa?ada de un discurso basado en otra invocaci¨®n exclusiva, la ¡°sociedad civil¡±, cosa tampoco f¨¢cil de explicar, pero que sirve de instrumento para contraponer su legitimidad (la ¡°sociedad civil¡±, es decir, ¡°nosotros¡±) a la de las instituciones p¨²blicas. Aqu¨ª topamos con otra ¡°marca¡± de origen leninista, las instituciones p¨²blicas surgidas del sufragio pueden ser ¡°instrumentos t¨¢cticos¡± para avanzar hacia el horizonte estrat¨¦gico revolucionario, pero nunca pueden ser un fin en s¨ª mismas.
Todo esto puede parecer anecd¨®tico, pero en el caso de la CUP no lo es. El Gobierno de la Generalitat y su mayor¨ªa muy poco plebiscitaria se ha puesto desde las elecciones de 2015 estrictamente en manos de la CUP, les han tolerado casi todas sus provocaciones y sarcasmos: hacer caer a Artur Mas, tener los presupuestos en el alero, hacer declaraciones tan reiterativas como poco originales, prometer en una declaraci¨®n escrita de noviembre de 2015 que ya no se reconoc¨ªa la autoridad del Tribunal Constitucional (para desde aquel d¨ªa recurrir casi cincuenta veces ante dicha jurisdicci¨®n). Y, como colof¨®n, deso¨ªr al Letrado Mayor y a la Junta de Letrados del Parlament y al Consell de Garanties Estatut¨¤ries en el tema que nos ocupa.
Es de suponer que la coalici¨®n (Junts pel S¨ª) que gobierna en Catalu?a piense que de momento la CUP es ¡°t¨¢cticamente ¨²til¡± y que en su d¨ªa (independencia, nuevas elecciones auton¨®micas o lo que sea) ya se les pondr¨¢ en su sitio. Puede que se equivoquen y mucho, porque de aqu¨ª al 1-O este grupo (divido en subgrupos como Arran, Endavant, Poble Lliure, etc¨¦tera) desplegar¨¢ una agenda que contaminar¨¢ lo que queda del proc¨¦s: har¨¢ subir la temperatura en la calle, autobuses, bicis, objetivos no faltan. Y bastar¨¢ que tres peri¨®dicos sensacionalistas brit¨¢nicos lo pongan en portada para que los costes se empiecen a notar.
Pere Vilanova es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.