Esto va a ser lo normal
El cambio clim¨¢tico est¨¢ alterando la forma de vida de todos los seres de la Tierra. Ya no es solo contener el da?o; es vivir con lo que ya hemos hecho
Estos ¨²ltimos d¨ªas, en gran parte de Europa ¡ªincluido en Espa?a¡ª hemos pasado las tardes arrebatados de calor como aqu¨ª nuestro amigo Szeriy,uno de los dos j¨®venes osos polares del zoo de Budapest. El parque zool¨®gico de la capital h¨²ngara es uno de los m¨¢s antiguos de Europa y tiene sobrada experiencia con osos polares, pero, evidentemente, poco pod¨ªa hacer contra los 39 grados cent¨ªgrados que han llegado a marcar los term¨®metros, 12 m¨¢s que la media hist¨®rica.
Quiz¨¢s un zoo no sea el mejor sitio para un oso polar, como dir¨ªan los detractores de estos espacios, pero tampoco es que sus h¨¢bitats naturales est¨¦n en un estado precisamente acogedor. Los Ursus maritimus (el nombre cient¨ªfico del animal) est¨¢n, seg¨²n los expertos, entre las especies que m¨¢s tienen que perder con el cambio clim¨¢tico.
Los cient¨ªficos se han dejado la garganta en alertarnos de que ven¨ªa el lobo ¡ªo el oso¡ª y, por desgracia, ya lo tenemos aqu¨ª. Las olas de calor, fr¨ªo, lluvia o viento van y vienen, como nos dir¨¢n los panglossianos de turno, pero las estad¨ªsticas son implacables: cada verano que pasa resulta ser m¨¢s caluroso que el anterior, y eventos que antes pasaban una vez cada siglo pasan a ocurrir a?o s¨ª y a?o no. Esto ¡ªel clima que hemos creado los seres humanos¡ª es ya lo normal. Y as¨ª lo seguir¨¢ siendo, probablemente mientras vivamos en este mundo.
As¨ª que ya no es solo esforzarse por hacer que el cambio clim¨¢tico sea lo menos da?ino posible, gracias a acuerdos como el de Par¨ªs que, con Trump o sin ¨¦l, al menos son un patr¨®n por el que Gobiernos, empresas y consumidores pueden ajustarse hasta que, un d¨ªa, lleguemos a un consenso m¨¢s ambicioso.
Tambi¨¦n debemos saber qu¨¦ hacer con este mundo derivado del clima que nosotros, y las generaciones que nos precedieron, hemos construido, y su efecto sobre lo que c¨®mo comemos, d¨®nde vivimos, c¨®mo nos ganamos la vida y, no menos importante, de qu¨¦ manera convivimos con los seres vivos cuya forma de vida ha cambiado para siempre. ?Estamos, como sociedad, realmente preparados para ello?
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