¡®Conectoma¡¯
La lista completa de las partes de un sistema no basta para predecir su comportamiento

¡°Reduccionista¡± se ha convertido una especie de insulto con muchos humos, como cuando sale uno y dice: ¡°Eso que sostiene usted es un reduccionismo, se?or m¨ªo¡±. El diccionario de la Real Academia Espa?ola no recoge el t¨¦rmino, pero podemos apa?arnos con la ¡°simplificaci¨®n excesiva de lo que es complicado¡± que nos ofrece el WordReference. El diccionario filos¨®fico filosof¨ªa.org aporta un an¨¢lisis m¨¢s fino y matizado ¡ªmenos reduccionista, tal vez¡ª, y reconoce algunos casos de reduccionismo bueno, o filos¨®ficamente permisible. La teor¨ªa de la deriva continental de Wegener, por ejemplo, ¡°parte de las disposiciones actuales de los continentes (como partes aisladas) y regresa hacia totalidades (Laurasia, Gondwana, Pangea) que comprenden a las iniciales¡±. Es esta segunda parte sint¨¦tica, o vocaci¨®n de totalidad, la que parece redimir as¨ª el reduccionismo cerril de la primera parte, la de analizar los componentes de las cosas.
En realidad, todos los cient¨ªficos son reduccionistas en el buen sentido, es decir, en el sentido de que creen que comprender una cosa conlleva aprender de qu¨¦ est¨¢ hecha. El universo es sin duda complicado, pero d¨ªganle a un f¨ªsico que la teor¨ªa at¨®mica es una ¡°simplificaci¨®n excesiva¡± y ver¨¢n la que se monta. Sin conocer las mol¨¦culas, los ¨¢tomos y las part¨ªculas subat¨®micas no entender¨ªamos absolutamente nada sobre el mundo, incluido nuestro cerebro, que es una parte del mundo bien curiosa. Otra cuesti¨®n es si la lista de partes de un objeto basta para entender el objeto. Este es un asunto fundamental que nos remite necesariamente a la complejidad emergente, uno de los conceptos m¨¢s interesantes de nuestro tiempo.
Complejidad emergente: ni el nitr¨®geno (N) ni el hidr¨®geno (H) huelen a amoniaco NH3.
Viene todo esto a que un consorcio cient¨ªfico internacional acaba de presentar en Nature el mapa completo del n¨²cleo cerebral responsable del aprendizaje asociativo de los insectos. El nombre t¨¦cnico de este mapa es conectoma, porque representa no solo todas las neuronas de ese ¨®rgano cerebral, sino tambi¨¦n todas las conexiones que forman entre ellas. La capacidad de aprendizaje del insecto debe estar forzosamente encarnada en ese mapa, como el olor del amoniaco NH3 debe estar impl¨ªcito en el N y los H que lo forman. Pero ?entendemos ahora c¨®mo funciona el aprendizaje en los insectos? La respuesta corta es no.
La lista completa de las partes de un sistema no basta para predecir su comportamiento. Necesitamos entender adem¨¢s sus principios de organizaci¨®n. Piense el lector en ello.
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