Entre la impunidad y el mito
La izquierda se ha arrogado durante a?os el papel de comisaria moral del espectro pol¨ªtico
Durante casi ochenta a?os, la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica levant¨®, a base de exterminios, c¨¢rceles, gulags y cientos de miles de kil¨®metros de alambres de p¨²as, el para¨ªso comunista que extend¨ªa sus fronteras hasta la mitad de Europa. Durante todo ese tiempo, una gran parte de los llamados intelectuales de izquierda del mundo occidental miraron con anuencia todo aquel inventario de atropellos y asesinatos, a veces simplemente negando su existencia o, si eran puestos contra las cuerdas por la tozuda realidad, explicando la serie de males necesarios que se requer¨ªan para luchar contra el perverso capitalismo.
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En su ensayo Pasado imperfecto. Los intelectuales franceses (1944-1956), Toni Judt reflexiona con minucia sobre el car¨¢cter ambivalente de muchos de estos intelectuales y la pasmosa relajaci¨®n moral de algunos de ellos, como Emmanuel Mounier, quien escribe, a prop¨®sito del golpe de Praga de 1948, que ¡°no hay progreso que no tuviera su comienzo en una minor¨ªa audaz, ante la instintiva pereza de la mayor¨ªa¡±. No fue el ¨²nico ni ser¨ªa el ¨²ltimo de los muchos intelectuales europeos ¡ªSartre, Brecht, Debray¡¡ª que durante d¨¦cadas persistieron empe?ados en que el comunismo sovi¨¦tico era un sistema per se bondadoso y libertario. Lo mismo ocurri¨® con la Cuba castrista: escasos fueron los intelectuales de ese entonces que no cantaron loas a Fidel Castro y escribieron ruborosos elogios a la revoluci¨®n mientras sus colegas eran silenciados, asesinados o encarcelados. De hecho, nuestro tan querido boom literario estaba compuesto por los principales legitimadores del castrismo y la revoluci¨®n, como bien sabemos.
Durante mucho tiempo nos han dicho que eran gentes de buena fe enga?adas por la maquinaria propagandista de aquellos reg¨ªmenes. Que en realidad nadie sab¨ªa lo que estaba ocurriendo realmente tras las fronteras de Cuba, la Uni¨®n Sovi¨¦tica o China. Pero ese sapo yo no me lo trago, pues era gente informada y con acceso a lo que ocurr¨ªa en el mundo. Por desgracia, creo que la explicaci¨®n m¨¢s probable es m¨¢s simple y tambi¨¦n m¨¢s siniestra: quer¨ªan creer. Empe?ados en las bondades del comunismo, aquellos intelectuales le dieron la espalda a su primera responsabilidad con la verdad y avalaron as¨ª a todos quienes los le¨ªan y los ten¨ªan por referentes morales, ceg¨¢ndolos ante la desventura y el horror que sufr¨ªan sus cong¨¦neres. Lo cuenta muy bien el escritor cubano Jacobo Machover en El sue?o de la barbarie: la complicidad de los intelectuales con la dictadura castrista.
No nos enga?emos: no hay ninguna 'deriva' en la Izquierda Unida ni en el planteamiento de Podemos
Pues bien, con ese auspicioso saldo moral en sus cuentas han funcionado durante d¨¦cadas los partidos comunistas y las izquierdas unidas de todo el mundo y se han disculpado todos los atropellos, todos los encarcelamientos y toda la brutalidad de los reg¨ªmenes que ensayan la senda del totalitarismo y que son modelo de estos partidos, que funcionan gracias a la democracia que quieren destruir. Basta leer los tuits en los que el vergonzante Alberto Garz¨®n despide ¡ªcon la emoci¨®n de una colegiala¡ª a Fidel Castro (¡°Su ejemplo y pensamiento pervive¡±, dice) y elogia el destrozo que est¨¢ haciendo el chavismo en Venezuela hoy mismo; empe?ado en negar la clamorosa evidencia de que nadie que dure en el poder 50 a?os puede considerarse dem¨®crata ni que un r¨¦gimen que se enquista a sangre y fuego es modelo de democracia. ?Es eso lo que propone Izquierda Unida para Espa?a o se trata solo de una aspiraci¨®n m¨ªstica-ideol¨®gica?
En todo caso, esto ha sido as¨ª porque durante a?os la izquierda se ha arrogado el papel de comisaria moral del espectro pol¨ªtico, de airada detentadora de la progres¨ªa y la bondad. Y los dem¨¢s nos hemos dejado chantajear y hemos dado por bueno que ser de izquierdas (de esa izquierda) es estar intr¨ªnsecamente del lado de los desfavorecidos. De lo contrario uno era ¡ªy es¡ª acusado de fascista. Y no, no concede cr¨¦dito democr¨¢tico que los comunistas se hubieran enfrentado a Franco aqu¨ª en Espa?a, porque no hay ning¨²n valor en enfrentarse a una dictadura en nombre de otra.
No nos enga?emos: no hay ninguna deriva en la Izquierda Unida ni en el planteamiento de Podemos ¡ªlos verdaderos campeones del cinismo¡ª ni en general en las izquierdas de todo el mundo que tienen como modelo a Stalin, a Castro o Ch¨¢vez, a quienes elogian con impunidad o justifican con vacilantes balbuceos y desplantes ret¨®ricos. Esa izquierda siempre ha defendido los reg¨ªmenes totalitarios y es lo que buscan instaurar en nombre de un mundo mejor y de una sociedad perfecta. Tal es su naturaleza.
Jorge Eduardo Benavides es escritor.
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