Pa¨ªs de precarios
Espa?a mantiene un porcentaje de trabajadores temporales muy superior a la media de la UE en pr¨¢cticamente todos los sectores y ocupaciones
Este agosto hemos dado con la perfecta serpiente de verano: el turismo. Va con la ¨¦poca como ninguna, es un debate sin fin claro a la vista porque es esencialmente pol¨ªtico y, adem¨¢s, es relevante desde muchos puntos de vista. Uno de ellos es el t¨®pico de que Espa?a es un ¡°pa¨ªs de camareros¡±, que se expresa normalmente como firme ejemplo y protesta contra el modelo productivo patrio.
En teor¨ªa, nada habr¨ªa de malo en ser un pa¨ªs de camareros si estos estuviesen bien pagados y contasen con estabilidad laboral y acceso a formaci¨®n. Ser camarero, cocinero o gu¨ªa tur¨ªstico puede ser un trabajo altamente sofisticado y estar bien remunerado. Pero la particularidad espa?ola es que incluso los empleados cualificados lo tienen dif¨ªcil para mantener un buen contrato, sobre todo si son j¨®venes.
Al fin y al cabo, Espa?a mantiene un porcentaje de trabajadores temporales muy superior a la media de la Uni¨®n Europea en pr¨¢cticamente todos los sectores y ocupaciones. En hosteler¨ªa y servicios, por supuesto, pero tambi¨¦n entre los obreros manuales, el personal administrativo, e incluso militares o directivos. M¨¢s que un pa¨ªs de camareros, somos un pa¨ªs de precarios.
El turismo espa?ol parece m¨¢s bien hijo de este modelo laboral y empresarial basado en la precariedad que su causa directa o ejemplo perfecto. El hecho de que sea una actividad concentrada en los meses de verano acent¨²a su temporalidad, pero no la determina. De ello se encarga la combinaci¨®n de tres factores: la facilidad en el uso de contratos temporales versus indefinidos, que permite contratar barato en cualquier sector; el a¨²n elevad¨ªsimo nivel de paro, que hace cre¨ªble la amenaza del despido inmediato al temporal y obliga al trabajador a tragar con condiciones de inestabilidad, y el hecho de que nuestro tejido empresarial est¨¢ formado, sobre todo, por empresas peque?as con bajos niveles de productividad, una inversi¨®n escasa en el trabajador a largo plazo y poca presencia de sindicatos potentes e inclusivos.
Y esto es cierto, insisto, en la pr¨¢ctica totalidad de los sectores. El problema no es, pues, el turismo. Es el pa¨ªs entero. @jorgegalindo
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