Razones para un Kurdist¨¢n
La creaci¨®n de una aut¨¦ntica alianza sun¨ª, que incluya un Kurdist¨¢n independiente, redunda en inter¨¦s de Estados Unidos
Los kurdos (habitantes de una regi¨®n monta?osa que incluye partes de Armenia, Ir¨¢n, Irak, Siria y Turqu¨ªa) son el mayor grupo ¨¦tnico del mundo sin un Estado que puedan llamar propio. Ya es hora de que eso cambie.
Este pueblo lleva desde principios del siglo XX reivindicando la formaci¨®n de un Estado, siendo brutalmente reprimidos. Pero hay buenas razones para que Estados Unidos, especialmente, promueva la creaci¨®n de un territorio nacional para los kurdos. Razones que el indispensable apoyo de las milicias kurdas en la derrota de Estado Isl¨¢mico (ISIS) contribuye a reforzar.
Es verdad que el establecimiento de un ¡°gran Kurdist¨¢n¡± formado por todas las ¨¢reas de mayor¨ªa kurda sigue siendo imposible. Si la pol¨ªtica interna kurda por s¨ª sola no lo impidiera, hay condicionamientos geoestrat¨¦gicos que ciertamente lo har¨ªan.
La independencia kurda es particularmente inviable en Turqu¨ªa. El principal representante de los kurdos en ese pa¨ªs, el Partido de los Trabajadores del Kurdist¨¢n (PKK), propulsor de una variante de nacionalismo claramente secular y marxista, lleva d¨¦cadas combatiendo al Gobierno turco. Pero este, liderado por el presidente Recep Tayyip Erdogan, no ha cejado en su compromiso de impedir la creaci¨®n de un Estado kurdo, hasta el punto de que el fundador del PKK, Abdullah ?calan, ahora se conforma con menos que la independencia.
La determinaci¨®n de Erdogan de frustrar los deseos del PKK es tan fuerte que tambi¨¦n se ha marcado el objetivo de evitar que los kurdos de Siria conviertan en soberan¨ªa sus victorias militares contra el ISIS. Erdogan teme que si lo lograran, los kurdos de Turqu¨ªa podr¨ªan ver en ello un aliciente para reactivar su propia lucha soberanista en el sudeste turco. Este temor a un avance nacionalista impulsa la campa?a de Erdogan para la creaci¨®n de un cord¨®n a lo largo de la frontera turca hasta el interior del territorio que ahora controlan los kurdos sirios.
Pero para la comunidad kurda en Irak, representada por el Gobierno Regional Kurdo (GRK), la creaci¨®n de un Estado es un objetivo alcanzable. El GRK es una entidad cuasisoberana, que control un ej¨¦rcito eficiente y una econom¨ªa independiente, y aunque est¨¢ plagado de corrupci¨®n y amiguismo (como cualquier otra organizaci¨®n pol¨ªtica en la regi¨®n), es el ¨²nico Gobierno realmente funcional en Irak, con mundo sobre las ¨¢reas m¨¢s pac¨ªficas y estables del pa¨ªs.
La independencia kurda es particularmente inviable en Turqu¨ªa.?La determinaci¨®n de Erdogan de frustrar los deseos del PKK es fuerte
La fuerte posici¨®n del GRK no escapa a su dirigencia. El gobernante Partido Democr¨¢tico del Kurdist¨¢n planea celebrar en septiembre un refer¨¦ndum para la independencia; pero una victoria amplia del separatismo no le asegurar¨ªa el ¨¦xito, a menos que Estados Unidos d¨¦ todo su apoyo al GRK (prooccidental) y a la iniciativa independentista.
Tras 14 a?os de una intervenci¨®n militar fallida en Irak, Estados Unidos deber¨ªa admitir que ¡°un Irak unificado, estable, democr¨¢tico y federal¡± (como expres¨® hace poco una portavoz del Departamento de Estado) es una quimera. Despu¨¦s de la invasi¨®n estadounidense de 2003, el sistema pol¨ªtico iraqu¨ª se polariz¨® en torno a divisiones sectarias, y la mayor¨ªa chi¨ª gobernante margin¨® a los sun¨ªes, kurdos incluidos. De hecho, la exclusi¨®n de los sun¨ªes fue una de las razones principales del surgimiento de ISIS.
Hoy Irak es en la pr¨¢ctica un territorio bajo tutela de Ir¨¢n. Para consternaci¨®n de kurdos y otros iraqu¨ªes sun¨ªes, buena parte del vac¨ªo que dej¨® detr¨¢s el ISIS lo est¨¢n llenando milicias chi¨ªes controladas por los Gobiernos iraqu¨ª e iran¨ª (por ejemplo, Hashd al-Shaabi).
La experiencia de lo sucedido en Yugoslavia demuestra que cuando las tensiones ¨¦tnicas o religiosas estallan, la separaci¨®n puede ser la mejor forma de lograr paz. Y un Estado kurdo tiene opciones? reales de prosperar: un Kurdist¨¢n independiente puede encontrar la forma de combinar la abundancia de recursos naturales con una tradici¨®n de gobernanza estable y pragm¨¢tica para crear una democracia sostenible, lo que equivaldr¨ªa a una victoria para las fuerzas prooccidentales en Oriente? Pr¨®ximo.
Esto podr¨ªa ser aceptable incluso para Turqu¨ªa. Los Gobiernos estadounidense y turco coinciden en distinguir a los kurdos de Irak de los de Turqu¨ªa, para los que la opci¨®n soberanista no existe. De hecho, el Gobierno de Erdogan ve al GRK como contrapeso al PKK en Turqu¨ªa, y mantiene con ¨¦l una relaci¨®n s¨®lida (de lo que dan evidencia una reciente ampliaci¨®n del comercio bilateral y el tendido de oleoductos entre el Kurdist¨¢n iraqu¨ª y el territorio turco).
Adem¨¢s, ahora que el presidente Donald Trump ha retirado el apoyo militar estadounidense a los rebeldes sirios (con lo que en la pr¨¢ctica entreg¨® el pa¨ªs a Rusia e Ir¨¢n), el Gobierno sun¨ª turco necesita m¨¢s que nunca instalar un cord¨®n estrat¨¦gico contra el Irak y la Siria sun¨ª.
En la actualidad, el Gobierno de Trump (por no hablar del Gobierno nacional iraqu¨ª, liderado por el primer ministro Haider al-Abadi) asegura que el refer¨¦ndum kurdo puede desestabilizar a Irak (y mucho m¨¢s una secesi¨®n). Hay quien sostiene que incluso podr¨ªa llevar a que en la elecci¨®n del a?o pr¨®ximo los votantes elijan un Gobierno chi¨ª m¨¢s radical y mucho menos permisivo hacia los kurdos.
Pero el apoyo estadounidense puede evitar que eso suceda. En la pr¨¢ctica, la creaci¨®n de una aut¨¦ntica alianza sun¨ª, que incluya un Kurdist¨¢n independiente, redunda en inter¨¦s de Estados Unidos. Alianza que se podr¨ªa reforzar con la presencia de los palestinos, que llevan demasiado tiempo en el lado perdedor del juego estrat¨¦gico de Oriente Pr¨®ximo.
Al Gobierno de Trump le interesa contener la influencia del eje Rusia-Ir¨¢n-Hezbollah en Oriente Pr¨®ximo, pero para ello no le bastar¨¢ dar m¨¢s armas a Arabia Saud¨ª o a sus aliados sun¨ªes. Respetar el anhelo de libertad, democracia y gobernanza eficaz expresado por pueblos marginados y oprimidos (empezando por los kurdos) sigue siendo esencial para que Occidente deje una impronta duradera en el futuro de la regi¨®n.
Shlomo Ben-Ami, ex ministro israel¨ª de Asuntos Exteriores, es vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz y autor del libro Cicatrices de guerra, heridas de paz: la tragedia ¨¢rabe-israel¨ª.
Copyright: Project Syndicate, 2017.
Traducci¨®n de Esteban Flamini.
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