Tacto rectal y cu?adismo ?Por qu¨¦ los j¨®venes tienen miedo al ur¨®logo?
No ha sido f¨¢cil dar con pacientes dispuestos a hablar del tema. ?C¨®mo una prueba tan sencilla puede aterrar a millones de personas? Ay, masculinidad...
Mientras el departamento de ginecolog¨ªa se ve siempre solicitado y concurrido, el de urolog¨ªa por lo general s¨®lo se visita si existe un problema evidente y concreto que solucionar, por lo que la mayor¨ªa de usuarios no se plantea una consulta preventiva antes de los cuarenta a?os. No ha sido f¨¢cil dar con pacientes dispuestos a hablar del tema. Muchos de ellos han sorteado la cuesti¨®n con chistes evasivos o directamente el pudor les ha llevado a no desear colaborar. Los testimonios m¨¢s completos y valiosos han llegado desde el sector queer, como siempre m¨¢s castigado por el sistema pero tambi¨¦n m¨¢s consciente de la importancia de sacar a la luz las incomodidades vividas. Las narraciones est¨¢n llenas de molestias, inseguridad, y se caracterizan por un trato g¨¦lido y distante por parte de los profesionales.
Los pacientes llegan tensos, llenos de prejuicios infundados y es necesario crear un ambiente muy tranquilo, natural e informativo en consulta.
DESMOTIVACI?N
La desmotivaci¨®n a la hora de asistir a la consulta urol¨®gica tiene que ver en gran medida con un temor visceral hacia los ex¨¢menes f¨ªsicos, pruebas y posibles tratamientos. Estos miedos empujan al paciente a demorar al m¨¢ximo su visita y, cuando por fin se decide a acudir, es frecuente que tenga que lidiar con reproches constantes desde el personal, que le acusar¨¢ de irresponsabilidad y le culpabilizar¨¢ de la situaci¨®n. Le ocurri¨® a Roc¨ªo V., que acarreaba un largo problema urinario y se vio ahogada en reproches constantes a lo largo de diferentes procesos que ya entra?aban en s¨ª complicadas molestias f¨ªsicas. La reprimenda implica una actitud completamente inservible capaz de convertir el camino de un tratamiento de curaci¨®n en algo negativo desde el principio. ¡°No hay temores ni excusas que valgan¡±, insisten especialistas de la urolog¨ªa de todo el mundo. Cada vez abundan m¨¢s gu¨ªas que arrojen luz sobre la importancia de acudir a revisiones peri¨®dicas. Sin embargo, si esa labor de divulgaci¨®n no se acompa?a de comprensi¨®n y practicidad a la hora de tratar al paciente personalmente, lo m¨¢s seguro es que sus desconfianzas se vean confirmadas y se le quiten las ganas de volver. Jos¨¦ Francisco Morera, profesional con veinticinco a?os de experiencia en el sector, confirma que los pacientes llegan tensos, llenos de prejuicios infundados y es necesario crear un ambiente muy tranquilo, natural e informativo en consulta.
TEMORES?
"?C¨®mo una prueba tan r¨¢pida y sencilla puede llegar a aterrar a millones de personas? Tiene directamente que ver con el afianzado concepto de masculinidad que asocia la deshonra de la virilidad con cualquier tipo de penetraci¨®n anal"
El terror por excelencia reside en el tacto rectal, ¨²nico m¨¦todo capaz de determinar el estado de salud de la pr¨®stata. ?C¨®mo una prueba tan r¨¢pida y sencilla puede llegar a aterrar a millones de personas? Tiene directamente que ver con el afianzado concepto de masculinidad que asocia la deshonra de la virilidad con cualquier tipo de penetraci¨®n anal. Jos¨¦ Francisco Morera recuerda montones de casos en los que un paciente hace alusiones en tono jocoso sobre la posibilidad de volverse homosexuales a ra¨ªz de la exploraci¨®n, del mismo modo que observa una evoluci¨®n positiva: los j¨®venes acuden cada vez antes y m¨¢s informados. Lentamente, el tab¨² se va disipando.
El temor a verse envueltos en una operaci¨®n de fimosis preocupa en especial a los j¨®venes, que temen verse empujados a una cirug¨ªa que les cause sufrimiento y de la que m¨¢s tarde se arrepientan por no encontrarla realmente necesaria. Estos prejuicios son fruto de una desinformaci¨®n generalizada en cuanto a sexualidad. Tambi¨¦n de la falta de humanidad que se hace tangible una vez en consulta y que no deber¨ªa aceptarse como normal.
El desprecio por parte del personal tampoco resulta alentador. Jorge L. acudi¨® a su primera cita como adulto el a?o pasado. Lo ¨²nico que le preocupaba era la posibilidad de enfrentarse a un m¨¦dico prepotente, que fue justo lo que pas¨®: ¡°Me habl¨® mal, me trat¨® mal por no saber cosas. Sent¨ª por su parte aires de superioridad y muchas carencias. No ten¨ªa una educaci¨®n sexual abierta y mis cuestiones le resultaban ex¨®ticas. Ante mis preguntas sobre sexo anal resoplaba y me miraba como si fuera un cr¨ªo. Me dio la impresi¨®n de que o bien le incomodaban o le parec¨ªan rid¨ªculas, o ambas cosas.¡± Para terminar, en lugar de hacerle las pruebas pertinentes para las que hab¨ªa sido citado, el doctor deleg¨® toda la responsabilidad del problema en su pareja y le despach¨® sin m¨¢s. Jorge se sinti¨® frustrado y abandonado por el sistema sanitario.
Las personas no binarias y las mujeres trans tienen grandes motivos para rechazar la idea de asistir a la consulta, y es que albergan un fuerte temor a recibir el trato prejuicioso y rudo tan habitual en esta situaci¨®n de vulnerabilidad extrema. ¡°Es una parte delicada no s¨®lo a nivel sensorial, sino tambi¨¦n a nivel de identidad y pol¨ªtico, y eso es un asunto que debe tratarse con sumo cuidado¡±, reflexiona con pesar una informante an¨®nima.
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