Feminismo salvaje
DESENGA??MONOS: los hombres de mi generaci¨®n somos machistas por defecto. Los de mi generaci¨®n y los de la anterior y los de la anterior a la anterior, y as¨ª hasta el infinito. La culpa la tienen por supuesto nuestras madres, cosa que yo s¨¦ muy bien porque soy el ¨²nico var¨®n en un hogar de cuatro hembras y mi madre nunca me dej¨® fregar un pu?etero plato, mientras que mis hermanas la ayudaban en las faenas de la casa (?un beso, mam¨¢!). No s¨¦ c¨®mo ser¨¢n los chicos de ahora: a juzgar por mi hijo, much¨ªsimo mejores que nosotros; a juzgar por las estad¨ªsticas, iguales o peores. Por una vez seguro que tienen raz¨®n las estad¨ªsticas.
De momento, y hasta nueva orden, incluso la forma m¨¢s extremista de feminismo es demasiado moderada.
Pero la verdad de la verdad es que la culpa de todo no la tienen nuestras madres (?otro beso, mam¨¢!). Incre¨ªblemente, desde el principio de los tiempos los hombres hemos considerado a las mujeres como seres inferiores, poco m¨¢s que animalitos dom¨¦sticos creados para hacernos la vida agradable; y esto no s¨®lo lo hemos hecho los hombres normales y corrientes, sino tambi¨¦n los sabios m¨¢s sabios que en el mundo han sido. Claro que aqu¨ª tambi¨¦n hay excepciones. La m¨¢s notoria es un viejo veterano de Lepanto llamado Miguel de Cervantes, que vio a sus hermanas humilladas y ofendidas por los cabrones de turno y llen¨® sus libros de mujeres valerosas que no se cansan de denunciar los desafueros de los hombres ni de clamar por su dignidad y su libertad. Y por cierto: mucho don Quijote mucho don Quijote, pero lo que nadie dice es que, si don Quijote estuviera vivo, santificando todos los caminos con el paso augusto de su heroicidad (como dice Rub¨¦n Dar¨ªo), sin la m¨¢s m¨ªnima duda se dedicar¨ªa en exclusiva a perseguir por tierra, mar y aire a esos hijos de mala madre que maltratan y asesinan mujeres y, una vez los hubiera pillado, sin f¨®rmula de juicio les cortar¨ªa el rabo y los test¨ªculos, se los meter¨ªa en la boca, les coser¨ªa los labios con hilo de bramante y los abandonar¨ªa en mitad de Los Monegros para que murieran al sol en medio de horribles tormentos. Eso es lo que har¨ªa don Quijote, y don Quijote no se equivoca nunca. Hay cosas que no entiendo. No entiendo que, despu¨¦s de siglos y siglos de maltratos y explotaci¨®n despiadados, las mujeres sigan aguant¨¢ndonos, sigan queri¨¦ndonos y cuid¨¢ndonos. No entiendo que, mientras unos cobardes de mierda matan mujeres indefensas a diario, no broten como hongos comandos de mujeres armadas que imiten a don Quijote y se tomen la justicia por su mano y se dediquen a cortar rabos y test¨ªculos y todo lo dem¨¢s, incluido el sol de Los Monegros. Pero lo que de ninguna manera puedo entender es que, despu¨¦s de haber sido gobernadas durante milenios por nosotros ¡ªen lo esencial una panda de descerebrados borrachos de testosterona y ¨²nicamente ocupados en beber cerveza y averiguar qui¨¦n es m¨¢s macho mientras provocamos cat¨¢strofes¡ª, las mujeres no nos hayan prohibido de manera terminante el acceso al poder ni nos hayan castigado a fregar suelos de rodillas durante los tres pr¨®ximos siglos. En resumen: hay quien piensa que el feminismo se est¨¢ volviendo de un tiempo a esta parte extremista y est¨¢ yendo demasiado lejos; yo lo que pienso es que de momento, y hasta nueva orden, incluso la forma m¨¢s extremista de feminismo es demasiado moderada. ?Tiene soluci¨®n nuestro milenario y vomitivo machismo por defecto? A corto plazo, lo dudo, al menos en lo que a m¨ª respecta. Pero he observado que algunas cosas pueden resultar ¨²tiles; por ejemplo, tener una hija adolescente. De hecho, un amigo m¨ªo la tiene y, aterrorizado ante los peligros que la acechan, ha creado una Asociaci¨®n de Padres de Hijas cuyo s¨ªmbolo es una podadera y cuyo lema el siguiente: ¡°Capar, capar, capar¡±. Vamos por buen camino.
En fin. Todo lo anterior se me ocurri¨® leyendo una deliciosa novela gr¨¢fica titulada M¨¢s vale Lola que mal acompa?ada; la protagoniza un personaje llamado Lola Vendetta, que aparece en la portada con su espada tinta en sangre quijotesca; su lema es: ¡°El feminismo no se sufre, se disfruta¡±. Como todos los h¨¦roes, Lola Vendetta no tiene edad; su autora, Raquel Riba, tiene 27 a?os. Que Dios las bendiga a las dos. Y a ti tambi¨¦n, mam¨¢.
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