La corrida
En este polvoriento solar, cada a?o m¨¢s de 30.000 reses bravas son p¨²blicamente apaleadas, taladradas con garfios, arrastradas del cuello con una soga, abrasadas en vivo con bolas de brea, degolladas en medio de un gran jolgorio. Presidiendo esta carnicer¨ªa ya no hay un Dios sediento de plasma al que haya que saciar. De aquella antigua liturgia s¨®lo ha quedado un espect¨¢culo cuyo fundamento es la muerte, y ¨¦sta se consigue con suma violencia despu¨¦s de haber llevado a un bello animal hasta su ¨²ltima de gradaci¨®n, que coincide con la del p¨²blico, aunque ¨¦ste lo ignore. Alrededor del toro cubierto de heridas baila un divo disfrazado de naipe o se agitan armados con garrotas los mozos en el pueblo mientras la plebe bosteza o ruge esperando ver los intestinos de alguien bajo el sol de Espa?a. Pero eso sucede pocas veces. En cualquier cuartel de la remonta, el n¨²mero de soldados que han muerto de coz de mula es mucho mayor que el de toreros ca¨ªdos en la plaza en toda la historia. La v¨ªctima de este siniestro tinglado es el toro y tambi¨¦n el alma del espectador, donde la muerte se introduce como una fiesta. M¨¢s de 30.000 reses bravas ajusticiadas cada temporada forman un gran charco de sangre en mitad de la patria y en el subconsciente de los ciudadanos. El Ministerio de Cultura considera que semejante escabechina es patrimonio de nuestro esp¨ªritu; en el tendido, algunos poetas ponderan la calidad del estofado que los picado res dejan en lo alto de la fiera; en barrera, la aristocracia come alb¨®ndigas contemplando a los monosabios que tapan con la escoba excrementos y cuajarones despu¨¦s de cada faena; en el burladero del callej¨®n se fuma un puro entre reg¨¹eldos de codillo un gerifalte del Gobierno; banqueros muy castizos hablan de cornadas en la femoral y de otros pr¨¦stamos parecidos en el ¨¢mbito del desolladero, y all¨ª mismo un intelectual explica a un corro de japoneses la profundidad o nivel que ha alcanzado la cuchillada del matador. Sobre este muladar hace unas posturitas la sota de espadas y a eso se llama arte. Viva Espa?a. Vivan las moscas.
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