Barcelona nunca caer¨¢
Hoy, el ISIS est¨¢ perdiendo la guerra; sus d¨ªas est¨¢n contados
De nuevo el mismo escenario: hoy Barcelona es la ciudad m¨¢rtir, despu¨¦s de Par¨ªs, Bruselas, Berl¨ªn, y otras tantas urbes europeas, m¨¢s ciudadanos indefensos asesinados, m¨¢s tragedias humanas. Hay dolores que no se curan, y los familiares de las v¨ªctimas mejor que nadie lo saben. Lo insoportable es aceptar la evidencia: los civiles que creen vivir en paz pueden ser atacados en cualquier lugar por soldados de la muerte fanatizados, guiados por una ideolog¨ªa religiosa enferma. Los terroristas quieren vengarse as¨ª de los bombardeos impunes de poblaciones civiles, de las destrucciones de Estados y naciones, de las torturas sistem¨¢ticas en las c¨¢rceles de los reg¨ªmenes apoyados por Occidente. Con una concepci¨®n aberrante de la fe como camino de salvaci¨®n, y la violencia alevosa como medio de actuaci¨®n, pretenden hacer justicia de la muerte y la desolaci¨®n que prevalece en Oriente Medio. Lo cierto es que poseen una fuerza de la que los Estados carecen: utilizar el mundo entero como campo de guerra. Autoproclam¨¢ndose Califato, lo que es ya una perversi¨®n del discurso terrorista originario (el de Al Qaeda) que rechaza la conquista de tierras y m¨¢s a¨²n la posibilidad de un nuevo Califa, el Estado ¡°isl¨¢mico¡± ( ISIS, en sus siglas en ingles) cambi¨® el rumbo del fanatismo religioso. Apostaba por una ca¨ªda r¨¢pida del r¨¦gimen de Bachar el Asad y quer¨ªa reemplazarlo. No ha sido as¨ª, Rusia salv¨® al dictador sirio. Hoy, el ISIS est¨¢ perdiendo la guerra; sus d¨ªas est¨¢n contados. Ello desata, por su parte, una campa?a m¨¢s sangrienta, m¨¢s desesperada, para dar muestra de su fuerza.
Al perpetrar los atentados en Europa, los dirigentes de esta organizaci¨®n saben perfectamente que no pueden ganar la batalla pero s¨ª provocar el caos dentro de poblaciones civiles, con un objetivo muy preciso: encender la guerra de confesiones, utilizando las dificultades actuales, en toda Europa, de inserci¨®n del islam. Es decir, hacer de los que se definen como musulmanes, el blanco del odio entre ciudadanos; captar a los que , por una u otra raz¨®n, viven mal su contacto con la modernidad occidental, en las redes de su ideolog¨ªa criminal. En suma: provocar el conocido clash de las identidades y civilizaciones en nombre del cual el expresidente Bush destruy¨® Irak y que el actual inquilino de la Casa Blanca quiere replantear a su manera, grosera y no menos fan¨¢tica.
No hay que caer en esta trampa. Cabe recordar aqu¨ª que las principales v¨ªctimas del terrorismo son y han sido, estos ¨²ltimos a?os, los propios habitantes de pa¨ªses isl¨¢micos. As¨ª mismo, cabe recordar que la inmensa mayor¨ªa de los inmigrantes de confesi¨®n musulmana en Europa son ciudadanos que quieren vivir en paz y que, lamentablemente, sufren los efectos diarios - sospechas, mirada odiosa, desprecio- de estos actos. Por esa raz¨®n, siempre hay que buscar la solidaridad ciudadana, independientemente de las confesiones, de las diferencias identitarias. Barcelona, ciudad de tolerancia y de belleza multicultural, nunca caer¨¢ ante la barbarie.
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