El autoritarismo de Evo Morales
El gran s¨ªmbolo de abuso de poder del presidente boliviano es la construcci¨®n de una carretera que atraviesa el TIPNIS
Once a?os del Gobierno de Evo Morales han dejado una profunda marca de divisi¨®n y polarizaci¨®n en Bolivia. Lo que una vez fue una promesa de inclusi¨®n, r¨¢pidamente se convirti¨® en una estrategia pol¨ªtica en la que la confrontaci¨®n de bolivianos, procedentes de distintos grupos ¨¦tnicos y regiones, ser¨ªa una receta para abusar del poder y concentrarlo en el Ejecutivo. Esa ha sido la carta de presentaci¨®n del Gobierno, la persecuci¨®n de aquellos que piensan de manera distinto, la impunidad de los corruptos, gobernar para unos pocos atados al sistema y el deseo de imponer pol¨ªticas rechazadas por la gran mayor¨ªa de nuestro pueblo.
Un gran s¨ªmbolo de este abuso de poder que vivimos hoy d¨ªa en Bolivia est¨¢ reflejado en el capricho del presidente Morales de construir una carretera de 306 kil¨®metros por el Territorio Ind¨ªgena Parque Isiboro S¨¦cure (TIPNIS). La iniciativa es ampliamente rechazada por una gran mayor¨ªa del pueblo boliviano, incluyendo a grupos ind¨ªgenas, organizaciones a favor del medio ambiente y muchos otros. A pesar de esto, el Gobierno sigue adelante con su desarrollo, abusando del proceso legislativo que controla y denigrando a aquellos que est¨¢n en contra.
La justificaci¨®n oficial de dicha v¨ªa es la conexi¨®n de los departamentos de Cochabamba y Beni. El presidente Morales justifica su empecinamiento, imponiendo la noci¨®n de que es prioritaria para el desarrollo de las comunidades y acusa a sus opositores de tomar como pretexto el cuidado del medio ambiente para mantener a los ind¨ªgenas en el retraso. La realidad es que no hay raz¨®n de intervenir esta reserva ind¨ªgena que conserva una alta diversidad biol¨®gica, en una superficie de 1.091.656 hect¨¢reas donde habitan unas 64 comunidades ind¨ªgenas de las etnias moxe?as, yurakar¨¦s y chimanes. La misma carretera se puede hacer alrededor de la reserva, lo que ser¨ªa beneficioso para el medio ambiente y para los grupos ind¨ªgenas de la regi¨®n.
Pero el capricho de Evo Morales tiene que ver con una estrategia pol¨ªtica y trae riesgo para el pa¨ªs. La verdadera raz¨®n para la elaboraci¨®n de la v¨ªa es satisfacer a la base pol¨ªtica cocalera del presidente, sin importar las da?inas consecuencias que traer¨¢ para el medio ambiente ni sus efectos sobre las comunidades ind¨ªgenas. La carretera facilitar¨¢ que la reserva sea colonizada por estas bases cocaleras del presidente Evo Morales. Es decir, permitir¨¢ a los cocaleros ampliar su frontera para producir m¨¢s hoja de coca, de la cual m¨¢s del 90% se va al mercado ilegal (narcotr¨¢fico), seg¨²n un estudio de 2013 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
La carretera permitir¨¢ a los cocaleros ampliar su frontera para producir m¨¢s hoja de coca, de la cual m¨¢s del 90% va al narcotr¨¢fico
El intento de Evo Morales de causar da?o a la naturaleza pristina de este parque, y a las comunidades que all¨ª residen, ha sido recibido con unidad y una serie de protestas populares que Bolivia no ha visto en mucho tiempo. Al frente de esta posici¨®n se encuentran las propias comunidades ind¨ªgenas del TIPNIS, un amplio movimiento ciudadano, algunas ONG y la totalidad de l¨ªderes y partidos de oposici¨®n que rechazan el proyecto de forma activa. De hecho, m¨¢s de 60 ONGs de 21 pa¨ªses del mundo, tales como Amazon Watch y el NACLA (North American Congress on Latin America), alzaron su voz rechazando la propuesta de carretera del TIPNIS. Estas protestas comenzaron hace casi ya una d¨¦cada, en 2008, y contin¨²an hoy d¨ªa. De hecho, el movimiento popular contra el TIPNIS hizo que el Gobierno declarara en 2011 el ¨¢rea como ¡°territorio intangible¡±, lo que significaba que no pod¨ªa ser vulnerado por la construcci¨®n de la v¨ªa.
Lamentablemente, esto solo result¨® ser una victoria temporal, marcada por el inter¨¦s pol¨ªtico del presidente. La semana pasada, la intangibilidad del territorio fue revocada por el Senado de Bolivia en uni¨®n con el presidente Morales, abriendo as¨ª el camino para la construcci¨®n de la carretera. Algunos se preguntar¨¢n c¨®mo un presidente que se proclama defensor de los ind¨ªgenas, ahora trata de imponer su voluntad contra estas comunidades. La respuesta, como todo lo que mueve a este Gobierno, es que est¨¢ netamente motivado por intereses pol¨ªticos personales. Morales busca acceder a la presidencia una vez m¨¢s, a pesar de que el pueblo boliviano rechaz¨® la reelecci¨®n indefinida en un refer¨¦ndum realizado en febrero de 2016. Morales busca ahora sortear el voto popular a trav¨¦s de otras v¨ªas, ya sea siguiendo el aberrante ejemplo del presidente Maduro en Venezuela con la instauraci¨®n de una Asamblea Constituyente ileg¨ªtima o a trav¨¦s del abuso de poder de la rama judicial, la cual ha politizado en su totalidad. Para mantener su proyecto y poder ser reelegido, Morales necesita el apoyo de las empresas petroleras (para las cuales en el 2015 promulg¨® un decreto autorizando la exploraci¨®n de hidrocarburos en 22 ¨¢reas protegidas) y de sus bases cocaleras de El Chapare.
Es en esta encrucijada pol¨ªtica en la que Bolivia se jugar¨¢, en un futuro cercano, su posici¨®n como pa¨ªs democr¨¢tico y donde las voces disidentes y de protesta se escuchar¨¢n. El TIPNIS es un s¨ªmbolo importante de esta batalla. Si el Gobierno logra imponer su criterio a pesar de la oposici¨®n popular masiva, la inestabilidad pol¨ªtica crecer¨¢ en Bolivia. En resumidas cuentas, podr¨ªamos estar en camino a ser una nueva Venezuela, donde un Gobierno crecientemente impopular busca aferrarse al poder.
Samuel Doria Medina es empresario y presidente del Partido Frente de Unidad Nacional. En 2014, fue candidato a la presidencia en Bolivia quedando en segundo lugar con el 25,1% de los votos frente al presidente Evo Morales.
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