?M¨¢ndenos un art¨ªculo!
Ante acontecimientos como los atentados de Catalu?a es dif¨ªcil encontrar el lugar id¨®neo para no caer en ideas trilladas
As¨ª me solicitan los del peri¨®dico, con la precisi¨®n de que quieren un enfoque original sobre los hechos recientemente ocurridos; no repita las cinco ideas comunes que comparecen una y otra vez en los ya publicados. As¨ª que me pongo r¨¢pido a buscar el frame, como ahora se dice, que estructure mi reflexi¨®n.
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Primera disyuntiva, ?adopto el punto de vista emocional o el racionalista? Adoptar la perspectiva del insider inocente ayuda mucho a escribir en estos casos: horror, p¨¢nico, reacci¨®n valerosa, no pasar¨¢n, amor, cari?o. Rico en impacto pero un tanto banalizado de antemano: no hay forma de estar a la altura de las im¨¢genes. ?Entonces decantarse por el an¨¢lisis, la senda weberiana de aproximarse a cualquier acci¨®n social como una conducta dotada de un sentido racional para sus autores? Racionalidad en los fines o conforme a principios. Pero pronto veo que entramos por ah¨ª en la espesura cor¨¢nica de un mundo c¨®smicamente lejano y ajeno a nuestra experiencia y que, al final, no entendemos muy bien. Porque para nosotros la racionalidad est¨¢, debe estar, en los medios que usamos cotidianamente, el sentido trascendente lo declaramos caducado hace ya mucho tiempo.
Bueno, vayamos entonces a un terreno mucho m¨¢s seguro: ?contra qui¨¦n o contra qu¨¦ escribo el art¨ªculo? Porque, al final, un buen texto se construye como una denuncia o una oposici¨®n. Dilema: escribirlo contra nosotros o contra ellos. Contra nosotros: no hemos sabido integrarlos, no les atendemos bastante, les despreciamos, la islamofobia, la desestabilizaci¨®n geopol¨ªtica, el colonialismo, los refugiados muriendo en las costas, la guerra de Irak, Palestina; podemos llegar hasta la expulsi¨®n de los moriscos por esta v¨ªa de flagelarnos con la culpa. Que tiene sus ventajas porque a media sociedad le encanta culparse por lo que pasa, hacerlo le permite sentirse mejor y le resulta gratificante en medio de tanto desbarre sangriento: ?qu¨¦ justo y bueno soy que hasta me echo la culpa! Pero, ?qu¨¦ tal escribirlo contra ellos, ahondar en la satisfacci¨®n de poner a mano un ¨ªdolo odioso? Quieren acabar con nuestra sociedad libre y pluralista, imponernos su sharia, no tienen remedio, la historia lo demuestra. Vamos, un mensaje fuerte, al gusto de los hartos de sensibler¨ªa liberal y medias tintas.
Podemos llegar hasta la expulsi¨®n de los moriscos por esta v¨ªa de flagelarnos con la culpa
Con lo que mi singladura baraja el siguiente cabo, el propositivo, el ?qu¨¦ hacemos ahora? Atento, no olvidar la receta pol¨ªticamente correcta: ante todo unidad, mucha unidad y sin fisuras, incluso antes de saber en qu¨¦ vamos a emplearla. Nuestro miedo (el que ¡°no tenemos¡±) es sobre todo el miedo a descomponernos, a la fractura pol¨ªtica inevitable en la interpretaci¨®n y sobre todo la gesti¨®n de unos eventos pre?ados de potencia simb¨®lica. Miedo a nosotros mismos. Pero mejor no decirlo. Bueno, vale, pero ?qu¨¦ patrocino en el texto? Puedo ponerme realista y recordar que la seguridad absoluta es imposible, que el mundo siempre ha sido peligroso y que lo ¨²nico que var¨ªa es el peligro concreto con que nos amenaza, que hay que perseverar en el trabajo policial y aguantar lo que venga; los atentados, al fin y al cabo, mirados objetivamente, son s¨®lo ara?azos. ?O quedar¨ªa demasiado fr¨ªo decirlo? Tambi¨¦n podr¨ªa recomendar una s¨®lida machtpolitik: declaremos la guerra al terror, bombas al canto, saqu¨¦moslos del mapa, dejemos de lado nuestras inhibiciones biempensantes y bienquedistas y machaqu¨¦moslos. Claro que por aqu¨ª lo dif¨ªcil es detallar a qui¨¦n exactamente propongo golpear, porque cabe llegar al fiat iustitia pereat mundus de no dejar t¨ªtere con cabeza en Oriente, lo cual ser¨ªa contraproducente para la seguridad. As¨ª que hay que seleccionar entre d¨¦spotas necesarios y d¨¦spotas prescindibles. M¨¢s dudas.
Tambi¨¦n, como jurista que soy, podr¨ªa llamar la atenci¨®n (con muchas precauciones claro) sobre la extra?a facilidad con que se abate (el galicismo parece ayudar a aceptar el hecho desnudo de matar) a los terroristas por la polic¨ªa. Pero seguro que me meto en territorios arcanos si menciono el garantismo, parecer¨¦ poco menos que la CUP en su modo camiseta de chinchar. Y tampoco es eso.
?Y no ser¨ªa oportuno se?alar que, cuanto m¨¢s hablemos y discurramos sobre estos hechos, m¨¢s los estaremos concitando? Porque para las mentes impresionables hay un efecto llamada muy fuerte en el hero¨ªsmo kamikaze y en el martirio buscado de prop¨®sito. Entonces, ?desisto? ?O me rindo a mi com¨²n identidad discutidora?
Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa es abogado.
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