Come eso que huele tan bien desde el portal
Okakiben es una 'app' que pretende crear una comunidad de comida casera para vecinos
Un d¨ªa, Mariana Oliveras volv¨ªa del trabajo cuando, en su rellano, empez¨® a oler a curry. Su vecina, india, estaba cocinando en casa y el aroma perfumaba el portal. Al entrar en casa le dijo a su hermano, Ignacio Oliveras, que era una pena no poder comprarle a su vecina lo que estaba cocinando. Ambos, barceloneses, de 38 y 36 a?os, se pusieron a darle vueltas a esa idea. "Ya hab¨ªa apps que conectaban a particulares para diferentes cosas, como alquiler de casas o habitaciones o intercambio de favores, pero no encontr¨¦ ninguna en la que pudieras ofrecer lo que cocinas", cuenta Ignacio.
Okakiben
Fundadores: Ignacio Oliveras, Mariana Oliveras y Vinay R.S.
Estado: En desarrollo.
Localizaci¨®n: Barcelona.
?mbito: Comida.
Idea: Aplicaci¨®n m¨®vil.
El noviembre del pasado a?o se lo coment¨® a un amigo, Vinay R.S., un programador de 27 a?os que se convirti¨® en tercer fundador de Okakiben, una aplicaci¨®n para m¨®vil todav¨ªa en desarrollo que Ignacio define como "un Tinder en el que no se ofrecen relaciones o sexo sino comida". El ingeniero explica que, aquel que tenga comida disponible, por la raz¨®n que sea, pueda subirla en un anuncio a la plataforma. "Quien se conecte, ver¨¢ la comida disponible por orden de cercan¨ªa a su ubicaci¨®n".
Ignacio apunta a la cantidad de gente que cocina en Espa?a, al menos, una hora al d¨ªa. "Un 30%, as¨ª que pensamos que podr¨ªamos crear una red bastante densa de cocineros, sobre todo en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia". Para el fundador la entrega aqu¨ª es lo menos importante: "Para eso ya hay aplicaciones a montones que enlazan restaurantes y domicilios. Esto trata de generar una comunidad". Y no solo de eso, Oliveras apunta adem¨¢s a la cantidad de comida que acaba en la basura y el respeto por el medio ambiente que supone intentar frenar ese mal h¨¢bito.
Ahora est¨¢n acabando la fase beta: la aplicaci¨®n que permite subir anuncios, chatear con las personas, subir fotos, gestionar la geolocalizaci¨®n y verificar los n¨²meros de tel¨¦fono. "Nos queda la gesti¨®n de los pagos, algo en lo que ya estamos". En un par de meses, calcula Oliveras, la tendr¨¢n terminada para descargas; y ya son ocho los socios (contando con ellos tres) que participan en esta nueva red social de comida casera para vecinos.
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