Autoritario Podemos
Las comisiones de garant¨ªas se rebelan contra la direcci¨®n del partido

La Constituci¨®n espa?ola, en su art¨ªculo 6, mandata a los partidos pol¨ªticos ¡ªinstrumento fundamental para la participaci¨®n pol¨ªtica y la expresi¨®n de la soberan¨ªa popular¡ª a dotarse de estructuras internas y procesos de funcionamiento de car¨¢cter democr¨¢tico. De ah¨ª la importancia crucial de las comisiones de garant¨ªas de los partidos a la hora de velar por el cumplimiento de los estatutos, salvaguardar los derechos de los militantes y evitar los abusos de poder por parte de los ¨®rganos dirigentes y sus l¨ªderes. Son, en definitiva, el principal sost¨¦n de la democracia interna dentro de las organizaciones y los garantes de su buen funcionamiento.
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Se entiende as¨ª el estupor que est¨¢n provocando los intentos de la direcci¨®n de Podemos de acabar con la independencia de la Comisi¨®n de Garant¨ªas de esa formaci¨®n y, sobre todo, el feroz empe?o en deshacerse de su presidenta, Olga Jim¨¦nez, v¨ªctima de un acoso injustificado por haberse atrevido a ejercer sus funciones de forma honesta y profesional. Sostiene Olga Jim¨¦nez, y la avalan tanto los hechos como el apoyo recibido por parte de 11 de las 16 comisiones disciplinarias auton¨®micas de la formaci¨®n, que los estatutos aprobados por la direcci¨®n de Podemos el pasado mes de julio se desv¨ªan considerablemente del mandato aprobado por los militantes en su ¨²ltimo congreso de Vistalegre. Y lo hacen tanto porque introducen un r¨¦gimen disciplinario para sancionar a los militantes ¡ªpor ejemplo, ante las filtraciones a la prensa¡ª como porque conceden a la direcci¨®n instrumentos de intervenci¨®n tan amplios y discrecionales sobre las direcciones regionales que se teme que se puedan usar para reprimir a los disidentes o, incluso, para descabezar aquellas direcciones territoriales que osen desafiar las ¨®rdenes de la direcci¨®n de Madrid.
La pugna refleja tanto la obsesi¨®n de Iglesias y los suyos por controlar a los medios de comunicaci¨®n y a los periodistas encargados de informar sobre ellos ¡ªuna vocacion que ya ha dado lugar a numerosas fricciones y quejas de asociaciones profesionales¡ª como por lograr imponer direcciones auton¨®micas afines all¨ª donde todav¨ªa no lo han logrado; por ejemplo, en Catalu?a, donde el l¨ªder regional, Albano Dante Fach¨ªn, se niega a seguir las directrices de Iglesias y los suyos sobre la consulta del 1-O.
Se trata, en definitiva, de un empe?o nada acorde con las pretensiones regeneradoras de Podemos, sus mensajes sobre la importancia de los militantes, los c¨ªrculos, la participaci¨®n y la democracia interna y sus afirmaciones sobre las bondades de la descentralizaci¨®n territorial del poder pol¨ªtico. M¨¢s bien al contrario, la arbitrariedad manifestada en las maniobras para apartar de su puesto a la presidenta de la Comisi¨®n de Garant¨ªas bajo la absurda acusaci¨®n de ¡°excederse en sus funciones¡±, expulsarla del partido y sustituirla por alguien af¨ªn a la direcci¨®n revelan una vocaci¨®n centralista y claramente autoritaria. Har¨ªa bien la dirigencia de Podemos en dejar de purgar a quienes los militantes han elegido para velar por la democracia interna y sus derechos y cesar en sus intentos de imponerse a militantes y territorios de forma abusiva.
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