No-Celebraci¨®n

La principal inc¨®gnita del pseudorrefer¨¦ndum catal¨¢n del 1 de octubre no se refiere, como podr¨ªa pensarse, a la magnitud de su celebraci¨®n (en cu¨¢ntos Ayuntamientos se lograr¨¢ forzar, con qu¨¦ porcentaje de participaci¨®n, etc.), que no tendr¨¢ lugar, sino a la magnitud de la respuesta organizada ante su no-celebraci¨®n: una especie de insurrecci¨®n no violenta capaz de desbordar a las instituciones estatales creando por generaci¨®n espont¨¢nea un acontecimiento hist¨®rico en toda regla.

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El refer¨¦ndum no se celebrar¨¢ porque no se dan las condiciones formales ni materiales que constituyen los requisitos m¨ªnimos para poder considerarlo como tal. Su convocatoria es ilegal, carece de garant¨ªas democr¨¢ticas de participaci¨®n y viola todos los procedimientos tanto constitucionales como estatutarios previstos para los referendos. Por lo tanto, como se tratar¨¢ de un fraude nulo de pleno derecho, lo que se ¡°celebre¡±, en el sentido l¨²dico-festivo del t¨¦rmino, ser¨¢ un simulacro carente de consecuencias jur¨ªdico-pol¨ªticas a efectos pr¨¢cticos. Una mera repetici¨®n redundante de aquel 9-N de rid¨ªculo recuerdo.

Pero es que lo que se pretende escenificar no es una celebraci¨®n sino una no-celebraci¨®n. Es decir, se ha buscado por todos los medios una prohibici¨®n de la celebraci¨®n anunciada, para poder lograr as¨ª que las masas populares, agitadas por la CUP y la ANC, se echen a la calle en airada protesta contra la injusticia estatal padecida. Por eso se han violado todos los requisitos legales y democr¨¢ticos, para que de ese modo no haya en este caso margen alguno de permisividad estatal. No fuera a ser que, como sucedi¨® el 9-N, el indecisionismo marianista optase de nuevo por el laissez faire, laissez passer. En suma, de acuerdo al viejo s¨ªndrome victimista de la derrota hist¨®rica, se trata de escenificar un nuevo 1714: otra derrota a manos del Estado espa?ol, capaz de despertar el ansia de venganza del agraviado pueblo catal¨¢n.

Y ello porque la no-celebraci¨®n, aunque no tenga efectos jur¨ªdico-pol¨ªticos, si tendr¨¢, o al menos eso esperan, efectos pol¨ªtico-medi¨¢ticos favorables al independentismo, bastante deca¨ªdo ¨²ltimamente por la cansina redundancia del procesismo. Se trata de revertir la tendencia descendente de las encuestas mediante un truculento acontecimiento medi¨¢tico, lleno de ruido y de furia, que vuelva a enardecer la rauxa de los indepes, que anda bastante alica¨ªda. Todo ello en v¨ªsperas electorales donde se juegan su mayor¨ªa parlamentaria.

Ahora bien, ese escenario cuidadosamente calculado podr¨ªa haber quedado trastocado por los efectos pol¨ªtico-med¨ª¨¢ticos del atentado de Las Ramblas del pasado 17 de agosto. Comparando ambos acontecimientos, la historicidad del refer¨¦ndum, al fin y al cabo un simulacro redundante, palidece al lado de la seriedad del 17-A, quedando como un artefacto inaut¨¦ntico y frivolizador. Por eso la Generalitat decidi¨® politizar la masacre en sentido soberanista, tratando Puigdemont de actuar como Bush Jr. cuando se abraz¨® al jefe de bomberos tras el 11-S. Pero la actuaci¨®n del major Trapero, hombre de gatillo f¨¢cil, quiz¨¢ le haya robado el papel, y ahora mismo nadie sabe c¨®mo terminar¨¢ esta triste funci¨®n.