Consejos (muy) f¨¢ciles para no hacer el rid¨ªculo en un restaurante japon¨¦s
Ten en cuenta el orden de los platos, no le eches ketchup al pescado, y en ning¨²n momento te bebas la salsa de soja
Ir a un restaurante japon¨¦s en Espa?a es una experiencia desoladora. ?Nadie sabe comer bien el sushi! ?La gente se lo intenta meter por las orejas! Por suerte para todos vosotros, lectores de la revista The Temptations of Saint Anthony, soy un grand¨ªsimo conocedor de la cultura japonesa, ya que una vez estuve a punto de comprarme un libro sobre el tema, pero al final no. Por este motivo os ofrezco una serie de consejos para que no hag¨¢is el rid¨ªculo m¨¢s espantoso de vuestras vidas en un restaurante japon¨¦s y no teng¨¢is que subiros a un avi¨®n y estrellaros contra un portaaviones estadounidense para intentar recuperar vuestro honor:
1. Los chefs de sushi tienen fama de estar siempre de mal humor y de ser muy serios. O al menos en mi restaurante favorito es as¨ª, a pesar de que siempre le hago la broma de "a m¨ª me lo pones vuelta y vuelta, que no me gusta muy hecho". Lo repito varias veces mientras le doy codacitos porque el tipo nunca se r¨ªe, imagino que por culpa de la barrera cultural del idioma. Al ser japon¨¦s, se pierde matices con la traducci¨®n. "Llevo m¨¢s de veinte a?os viviendo en Espa?a ¡ªme contesta siempre¡ª. Es usted el que dice 'alm¨®ndiga". "Anda ¡ªle digo¡ª, no te enfades y ponme unas almondiguillas de esas de arroz con pescado encima". Niguiri en japon¨¦s significa almondiguilla. Creo.
2. En un restaurante japon¨¦s de verdad siempre te quitas los zapatos, a pesar de que insistan en que "no hay zona de tatami", "por favor, c¨¢lcese de nuevo" y "se me est¨¢ poniendo el pelo verde". Todo forma parte del ritual.
3. La tradici¨®n dice que hay que echarle una foto al plato de sushi y envi¨¢rsela a tu amigo valenciano con el mensaje "menuda paella me voy a comer". Despu¨¦s de cenar podr¨¢s leer sus sesenta o setenta airadas respuestas, con frases como: "El arroz no se toma para cenar", "te voy a tener que llevar a un sitio de paellas de verdad" y la siempre cl¨¢sica "eso no es paella, es arroz con cosas encima".
4. Aprender a usar los palillos solo es cuesti¨®n de pr¨¢ctica. Yo me defiendo muy bien con ellos. Me salvaron la vida cuatro veces durante la guerra de Iraq de 1991.
5. El orden en el que se come el pescado es muy estricto. Primero tienes que comer el que tengas en tu mesa y luego puedes gritar "?fuego!" y comerte el de los dem¨¢s, que estar¨¢n corriendo para salvar sus vidas. No te r¨ªas con la boca llena mientras se amontonan en la puerta y gritan y lloran de p¨¢nico.
6. No te bebas la soja del platito. Es para limpiarse las manos al terminar.
7. Si el pescado te resulta soso, no pidas un poco de ketchup. Se negar¨¢n de forma poco amable, sugiriendo la posibilidad de cortarte las orejas y la nariz, para luego dejarte suelto en el campo, a ver si alguien adivina qu¨¦ clase de animal eres.
8. Otras cosas que no puedes pedir en un restaurante japon¨¦s son la paz en el mundo, un traje de tres piezas, un mill¨®n de euros en billetes peque?os, sin marcar y con numeraci¨®n no consecutiva y un helic¨®ptero para huir al aeropuerto. Da igual que tengas rehenes.
9. Al terminar tu comida, puedes pedirle "al jefe" "la dolorosa" mientras haces el gesto de firmar un cheque gigante e invisible que est¨¢ en el aire. Gracias a esta tradici¨®n centenaria, que se remonta a Edo, que es la actual Tokio, los camareros entienden que eres idiota, pero que al menos ya te vas.
10. En los restaurantes japoneses son muy atentos con los clientes. A m¨ª por ejemplo ya me recuerdan cada vez que llamo para reservar: "Ah, es usted ¡ªdicen¡ª. Lo siento mucho, pero no hay mesa. No la semana que viene tampoco. Est¨¢ todo lleno hasta 2021".
10. Los restaurantes japoneses a veces dejan mesas vac¨ªas adrede. Una vez pas¨¦ por delante y, al ver que hab¨ªa sitio, entr¨¦ con la intenci¨®n de comerme unas almondiguillas. "No, no hay mesas. Est¨¢n todas reservadas". "Para los antepasados, imagino". "S¨ª. Eso es. Para los antepasados. Claro. No es ninguna excusa. Los antepasados". Me desped¨ª inclinando la cabeza y diciendo: "Namast¨¦".
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