Flores en la ropa y en el jarr¨®n
El negocio de la florister¨ªa crece de la mano del sector textil de lujo mientras que los floristas se cuelan en el mundo de la moda y sus creaciones se consideran obras de arte
La tendencia de las coronas de flores que lleva varios a?os expandi¨¦ndose gracias a las redes sociales estallaba a principios de julio. Ocurr¨ªa durante el buc¨®lico desfile en Par¨ªs de Rodarte, la firma detr¨¢s de la que est¨¢n las hermanas Kate y Laura Mulleavy. Sus modelos no solo se pasearon por caminos que recreaban un jard¨ªn franc¨¦s asalvajado sino que cada una de ellas llevaba un tocado y accesorio distinto hecho con peque?a flores blancas llamadas gypsophilas. Para crearlos, las dos modistas contaron de nuevo con Joseph Free, el dise?ador floral de Los ?ngeles que ya hab¨ªa hecho realidad para ellas el a?o anterior pendientes ef¨ªmeros de flores ex¨®ticas. El desfile, el m¨¢s medi¨¢tico de la ¨²ltima semana de alta costura en Par¨ªs, era la prueba definitiva de que la florister¨ªa vive su mejor momento de la mano de una vieja conocida, la moda, y el negocio est¨¢ hoy propulsado por un nuevo acompa?ante, las redes sociales.
Las coronas de Rodarte se convirtieron al momento en el accesorio al que aspiraban influencers para sus festivales de verano o sus fotos de vacaciones de playa. Hace cinco a?os antes, en el primer desfile de Raf Simons para Dior, las gruesas paredes de distintas flores con las que cubri¨® su h?tel particulier se transformaron en la ¨²ltima tendencia en decoraci¨®n de eventos, que van desde alfombras rojas a bodas. Y ahora las flores de una boda ya no son un simple bouquet de rosas blancas, sino composiciones art¨ªsticas salidas en Pinterest o Instagram.
El mundo de la moda siempre se ha rodeado e inspirado en flores. Coco Chanel hizo de la camelia su s¨ªmbolo y un icono. Los estampados florales dejaron de ser hippies y pasaron a ser habituales hace mucho. Las camisas de flores hawaianas son este verano una de las grandes tendencias para hombre y mujer. Las flores son, incluso, la manera habitual de agradecimiento y felicitaci¨®n entre los que forman parte de la industria.
As¨ª de claro lo vio Whitney Bromberg Hawkings, exvicepresidente de comunicaci¨®n de Tom Ford, que en 2015 decidi¨® montar su propia empresa, Flowerbx, para dar respuesta por Internet a la alta demanda del sector en el env¨ªo f¨¢cil, r¨¢pido y con gusto de flores. ¡°Compraba mi ropa en Net-A-Porter, mi comida en Ocado y no pod¨ªa comprar flores online, as¨ª que me ten¨ªa que ir a Covent Garden, encarg¨¢rselas a un florista y despu¨¦s no sab¨ªas lo que acababas enviando¡±, explicaba la emprendedora del mundo floral en un medio especializado. En su empresa han invertido varios grandes nombres de la moda, como Carmen Busquets o Tania Fares, que esperan convertir Flowerbx en ¡°el Uber de las flores¡±.
Los mismos movimientos se ven en el resto del mundo. No abren tiendas de flores corrientes, sino talleres de flores al calor de lo que piden las redes sociales, como Moss Floristas o Floreale en Madrid, o Flowers by Bornay en Barcelona, que se ha catapultado recientemente por hacer el ramo y arreglos florales de la boda de Risto Mejide y Laura Escanes.
Hasta las casas de moda se han apuntado a este boom pr¨®spero. Como hizo Loewe creando Loewe Flores cerca de su tienda insignia de la calle Serrano de Madrid. Y no preparan simples ramos de flores. Los floristas, que est¨¢n encontrando un hueco en pasarelas y grandes eventos en todo el mundo, se consideran artistas y sus obras son mucho m¨¢s que bouquets. As¨ª se ve Joseph Free, que no solo trabaja con Rodarte sino en pel¨ªculas y con otros artistas. O Raul ?vila, el colombiano instalado en Nueva York que es, desde 2007, el decorador floral oficial de las galas del Met, una de las pocas personas de confianza de Anna Wintour en la organizaci¨®n de su fiesta anual. O Eric Buterbaugh, que empez¨® trabajando con Gianni Versace en los noventa, y ahora sigue desfilando sus flores con Chanel, Dior y Guci. Un hist¨®rico del sector que asegura que el negocio entre flores y moda ¡°cada vez es mayor¡±.
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