El hombre que sigue los pasos de Borges
El argentino-canadiense Alberto Manguel es el ¨²ltimo Premio Formentor y dirige en Buenos Aires la Biblioteca Nacional, como le pas¨® al autor de 'El Aleph'
Alberto Manguel (Buenos Aires, 1948) es un aut¨¦ntico ¡®homme de lettres¡¯ que insiste en denominarse ante todo ¡°lector¡±. Ha recibido el Premio Formentor dos a?os despu¨¦s de haber sido nombrado director de la Biblioteca Nacional de la Rep¨²blica Argentina. Ambos, cargo y galard¨®n, tambi¨¦n los disfrut¨® su compatriota y amigo Borges.
Se le ha otorgado el Formentor por, entre otras cosas, su capacidad de crear y difundir la lectura. ?Sigue creyendo en ella? La lectura es nuestra apertura hacia el mundo. Nos ofrece la oportunidad de compartir experiencias que no hemos tenido, y quiz¨¢s nunca tendremos. La lectura siempre fue un arte vers¨¢til y cambiante. Cada tecnolog¨ªa la transforma y nos proporciona otros instrumentos que afectan nuestra relaci¨®n con el texto. De la tableta de arcilla que permit¨ªa una relaci¨®n t¨¢ctil con el texto y no depend¨ªa de m¨¢s energ¨ªa que la de los ojos del lector, hemos llegado a la electr¨®nica, que requiere el acceso a una fuente de energ¨ªa determinada, y ofrece en cambio un texto casi ilimitado. Ambas son ¨²tiles y determinan nuestra interpretaci¨®n del texto.
?Es buena idea releer de mayor los libros que conmovieron de adolescente? Releer es como conversar con viejos amigos. A veces la amistad se renueva, se profundiza; a veces acabamos desilusionados, porque queremos resucitar el pasado y somos poco h¨¢biles en eso. Pero los libros nos perdonan siempre nuestras torpezas.
?La realidad supera a la ficci¨®n? La ficci¨®n es la realidad, es aquello que nombra a la realidad y nos la hace real. La Barcelona de Carmen Laforet da realidad a esa ciudad cuya historia olvidan los pol¨ªticos, el Quijote da realidad a una Espa?a de cifras y nombres que me trataron de inculcar los profesores de historia. Una realidad sin ficci¨®n no es entendible y casi no existe.
Escribi¨® junto a Gianni Guadalupi 'Gu¨ªa de lugares imaginarios', que defend¨ªa el placer de crear y fabular. Sin embargo, hoy se dice que la novela ha muerto en detrimento de la autoficci¨®n. ?Qu¨¦ quiere decir autoficci¨®n? ?Qu¨¦ novela no tiene algo de autoficci¨®n? ?No son autoficciones El lazarillo; Madame Bovary, de Flaubert; El idiota, de Dostoievsky; Niebla, de Unamuno¡? Ning¨²n escritor puede escribir sin usar el vocabulario de su propia experiencia. Lo que llamamos ficci¨®n es siempre la traducci¨®n de algo que hemos imaginado, so?ado, vivido, o¨ªdo.
Dirigir la Biblioteca Nacional de Buenos Aires le acerca un poco m¨¢s a Jorge Luis Borges, con quien comparti¨® tantas vivencias. No tengo la arrogancia de compararme con Borges. Intento dirigir la Biblioteca como un administrador, ayudando en lo posible a los verdaderos bibliotecarios a hacer su trabajo. Borges fue ante todo el s¨ªmbolo de la Biblioteca Nacional, el gran lector del siglo XX, y el cuarto director ciego. Tratar¨¦ de evitar imitarlo, al menos en este ¨²ltimo sentido.
Dec¨ªa Cort¨¢zar que ¡°los libros van siendo el ¨²nico lugar de la casa donde todav¨ªa se puede estar tranquilo¡±, ?qu¨¦ es para usted una biblioteca? La mejor definici¨®n de una biblioteca que conozco la descubri¨® Diodoro S¨ªculo en el portal de una en ruinas viajando por Egipto en el siglo I a.C.: ¡°Cl¨ªnica del alma¡±.
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