Negar la evidencia

Cuando todav¨ªa no se ha recuperado del terrible golpe que el hurac¨¢n Harvey propin¨® al Estado de Texas (EE?UU), otra terrible tormenta tropical, bautizada con el nombre de Irma, avanza con su espiral de muerte y destrucci¨®n por las islas del Caribe hacia el Estado de Florida. La frecuencia y la intensidad con que se suceden fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos en diferentes lugares del planeta, ya sean tormentas tropicales o sequ¨ªas extremas, relanza con fuerza el debate sobre si se est¨¢ haciendo todo lo necesario y lo posible para evitar lo que la evidencia cient¨ªfica apunta como principal causa: el cambio clim¨¢tico. Particularmente importante es este debate en Estados Unidos, uno de los dos mayores emisores, junto con China, de gases de efecto invernadero, donde, pese a la abrumadora acumulaci¨®n de pruebas cient¨ªficas, el presidente Trump se permite abandonar los acuerdos de Par¨ªs contra el cambio clim¨¢tico.

Hace tiempo que los cient¨ªficos vienen advirtiendo de que una de sus primeras manifestaciones ser¨¢ la intensificaci¨®n de fen¨®menos clim¨¢ticos que son habituales, pero que cada vez ser¨¢n m¨¢s frecuentes y m¨¢s devastadores. El tiempo es ya noticia habitual de los telediarios, pero no en el apartado de previsiones, sino en el de sucesos. La ola de calor que han vivido este verano el sur de Europa y los Balcanes, con 10 pa¨ªses en alerta roja por temperaturas extremas, los huracanes que asolan el Caribe o la intensidad que adquieren en Asia los habituales monzones forman parte del mismo fen¨®meno, el calentamiento global. En los paneles de observaci¨®n clim¨¢tica se acumulan las evidencias. El a?o 2017 figura, junto a 2014 y 2015, como el a?o m¨¢s c¨¢lido de la historia desde que se tienen registros; la temperatura del mar de Barents, en el ?rtico, alcanz¨® este mes de agosto 11 grados cent¨ªgrados por encima de la media, mientras que en tierra, la temperatura media se ha elevado ya dos grados. La temperatura de la superficie del oc¨¦ano, que ya est¨¢ 20 cent¨ªmetros por encima de la ¨¦poca preindustrial, es por sexo a?o consecutivo m¨¢s elevada que el a?o anterior.

Esta es la principal causa de la intensidad de los huracanes, seg¨²n la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial. Cuanto m¨¢s aumenta la temperatura del oc¨¦ano m¨¢s evaporaci¨®n se produce, y el agua que se acumula descarga donde sol¨ªa, pero con mayor intensidad. El cambio clim¨¢tico no es la causa de los huracanes, pero s¨ª de su desmesura y de lo imprevisible de su comportamiento. El servicio Meteorol¨®gico nacional de EE?UU ha tenido que introducir nuevos par¨¢metros en sus gr¨¢ficos para poder incluir los anormales niveles de precipitaci¨®n del hurac¨¢n Harvey, que, adem¨¢s, contra todo pron¨®stico, se mantuvo activo sobre una zona de Texas mucho m¨¢s tiempo del que era esperable.

Ahora, el hurac¨¢n Irma avanza ¡ªa raz¨®n de 25 kil¨®metros por hora, con vientos que en algunos puntos han alcanzado los 295 kil¨®metros por hora¡ª hacia la costa de Florida. Se estima que m¨¢s de seis millones de personas deber¨¢n afrontar una situaci¨®n de peligro extremo. El Gobierno norteamericano no puede seguir ignorando, por un fundamentalismo ideol¨®gico carente de toda base cient¨ªfica, una realidad que cada vez tiene un coste m¨¢s alto, no solo en da?os materiales, sino en vidas humanas.