Despu¨¦s del 1-O
La realidad espa?ola exig¨ªa seguir el modelo yugoslavo y no el suizo. Lo que all¨ª fracas¨® no tiene por qu¨¦ fracasar aqu¨ª
Art¨ªculos anteriores del autor
Resulta absolutamente imprescindible que despu¨¦s del 1-O Espa?a tenga una firme actitud de querer preparar una propuesta de reforma que ofrecer a Catalu?a. Objetivo: que los independentistas catalanes con sentido com¨²n perciban que es m¨¢s ventajoso continuar en Espa?a (y en la Uni¨®n Europea), que la independencia. De lo contrario el problema seguir¨¢ lacerante como callej¨®n sin salida.
Debajo de la cuesti¨®n debatida ha habido en la historia y hay en la realidad actual, una disputa de poder. Pongamos un sencill¨ªsimo ejemplo. Los catalanes han impuesto a los castellanos que, aun hablando su lengua, digan Lleida y Girona en lugar de lo que toca: L¨¦rida y Gerona. Ellos, sin embargo, hablando en catal¨¢n, nunca dir¨¢n Zaragoza sino Saragossa. No se trata por lo tanto, de una cuesti¨®n de l¨®gica sino de poder, aunque sea peque?o. Yo me impongo a ti, pero t¨² no te impones a m¨ª. Espa?a ha hecho muy bien en aceptar su deseo. Peque?o pero eficaz s¨ªmbolo de la nueva configuraci¨®n del poder Castilla/Catalu?a.
La discusi¨®n del refer¨¦ndum es lo mismo aunque de mucho mayor calado. Se lo mire desde donde se lo mire, lo primero que se ve es qui¨¦n se impone a qui¨¦n. Rajoy: no habr¨¢ refer¨¦ndum. Puigdemont: habr¨¢ refer¨¦ndum.
Hay que evitar que dirigentes de comunidades aut¨®nomas, para ganarse votos, estropeen la soluci¨®n
Para solucionar la dimensi¨®n territorial de la cuesti¨®n de poder, la Constituci¨®n espa?ola de 1978 organiz¨® al pa¨ªs de una forma cuasi federal. Y vino a imitar a grandes rasgos, el modelo suizo (aunque con asim¨¦tricas competencias). Para ello tuvo que hacer unas invenciones del m¨¢s negado car¨¢cter hist¨®rico. ?Se imaginan ustedes a un brit¨¢nico proponiendo en la C¨¢mara de los Comunes conceder a un county o a varios counties unidos las competencias de Escocia? Posiblemente no. Y si se lo imaginaran ser¨ªa para ver c¨®mo la sensaci¨®n de rid¨ªculo se adue?aba de los preclaros oyentes. Pues bien. Eso es lo que sucedi¨® en Espa?a. A meras provincias castellanas y nada m¨¢s que provincias -Murcia, La Rioja, Asturias, La Mancha-, se les dio Gobierno, Parlamento, Tribunal de Justicia. Algo desconocido en Europa. En Europa, la raz¨®n de ser de los Estados federales es una herencia hist¨®rica de fort¨ªsimo peso y la conciencia de ella derivada. No hay ning¨²n caso que sea resultado de una invenci¨®n de oficina.
Ahora, cuando debido al problema con que nos encontramos, se plantean posibles arreglos, se quiere potenciar la misma base de la Constituci¨®n y seguir el modelo suizo que anta?o prevaleci¨®.
La realidad espa?ola, sin embargo, exig¨ªa seguir en parte, otro modelo existente entonces en Europa: el modelo yugoslavo. Al leer esto m¨¢s de uno se rasgar¨¢ las vestiduras por proponer aqu¨ª un modelo fracasado. Pero lo que all¨ª fracas¨® no tiene por qu¨¦ fracasar aqu¨ª. Sobre todo si se sigue solo en parte. Aqu¨ª, lo que est¨¢ fracasando es el modelo suizo bastante artificialmente construido. Y si alguien menciona como exitosa la actual situaci¨®n de Euskadi habr¨¢ que decirle que Euskadi se encuentra c¨®modo en Espa?a no por seguir el modelo suizo sino por estar dentro del marco del modelo yugoslavo.
La Constituci¨®n espa?ola se propuso cono meta construir un inacabado sistema en el que se establecieran paralelamente tanto la unidad como la diversidad. Pero, desgraciadamente, se crearon entidades con diversidades inexistentes, sin historia ni conciencia. Y una vez creadas, se igualaron a ellas las entidades de profunda diversidad heredada del pasado y actualizada en la conciencia de los ciudadanos. Dicha igualaci¨®n tan desequilibrada era, por s¨ª misma, una destrucci¨®n. Es l¨®gico que Catalu?a viva como destructivo tratar cotidianamente de t¨² a t¨² con Extremadura o con Cantabria, meras provincias con poca historia y escasa conciencia. Quiere hablar de t¨² a t¨² con la entidad paralela de Castilla (lato sensu entendida) presidida por Madrid. Es lo que se concede al Pa¨ªs Vasco para pactar sobre el cupo. Si la cuesti¨®n del cupo tuviera que ser tratada entre el conjunto de las Comunidades aut¨®nomas, pronto nos encontrar¨ªamos con un problema insoluble.
?C¨®mo dar entonces el paso del modelo suizo ya tan metido en Espa?a al modelo que proponemos? Dif¨ªcil cuesti¨®n pues casi cuarenta a?os de aplicaci¨®n originan costumbre. Y para no perder sus competencias las comunidades aut¨®nomas creadas podr¨¢n defenderse con u?as y dientes. Algunas de ellas, en sus estatutos, como Andaluc¨ªa y Arag¨®n, se llaman a s¨ª mismas nacionalidades.
En el momento en que estamos hay que evitar que dirigentes de comunidades aut¨®nomas, para ganarse votos, estropeen la soluci¨®n. Hay que buscar salidas al margen del sistema de las autonom¨ªas.
Si el gobierno de Espa?a se alinea ya vigorosamente con Barcelona para que la capital catalana obtenga la Agencia del Medicamento de la Uni¨®n Europea, descender¨¢ el n¨²mero de los que deseen ir a votar en el 1. O. Y si Barcelona obtiene la Agencia, el nacionalismo disminuir¨¢. Es adem¨¢s una cuesti¨®n en la que las comunidades aut¨®nomas no pueden esgrimir la desigualdad para obtener votos.
Y as¨ª otras cuestiones, como ofrecer a Catalu?a, seg¨²n dice Pedro Cerezo, una cierta "equiparaci¨®n con las comunidades forales en tanto que una analog¨ªa jur¨ªdico/pol¨ªtica la hace homologable con ellas". Y las aportaciones de Tamames de crear un Comit¨¦ de Sabios. De llevar a Barcelona algo as¨ª como el Senado o un ministerio de Relaciones Territoriales. M¨¢s otras de la Declaraci¨®n de Barcelona del Partido Socialista.
La unidad de Espa?a no puede mantenerse solo con la fuerza. Si se quiere superar una posible ruptura hace falta la magnanimidad realista que un objetivo tan grandioso y meritorio requiere. Espa?a debe ganar a los catalanes en generosidad. No hay, a la larga, otra salida. La diferencia que hay entre la historia de Catalu?a y la de las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas es inmensa.
Por otra parte, hay que pedir al gobierno y al parlamento catal¨¢n que consulten oficialmente a la Uni¨®n Europea si la salida del Estado lleva consigo la salida de la Uni¨®n. Que sean sinceros en consultar y en difundir la respuesta. ?Por qu¨¦ no consultan si, de coincidir la respuesta con su opini¨®n, tendr¨ªan lo que buscan, pr¨¢cticamente ganado? Un refer¨¦ndum como el previsto, lo podr¨ªan tal vez ganar en relaci¨®n con Espa?a. Pero ser¨ªa una gran p¨¦rdida en relaci¨®n con la Uni¨®n Europea. La Agencia del Medicamento podr¨ªa ser un s¨ªmbolo muy visible.
Puede ser que as¨ª nos acerquemos a lo que el sabio historiador Vicens Vives dec¨ªa acerca de esta cuesti¨®n: Para los catalanes, ser espa?oles es un condicionamiento geogr¨¢fico. Es lo que menos puede incomodarles. Lo que m¨¢s les puede servir para abrir m¨¢s amplias puertas en el futuro. Y lo que m¨¢s flexibles puede hacer a los dem¨¢s espa?oles. Con el fomento de un elevado nivel ¨¦tico como el de Jean Monnet: "En cualquier parte del mundo lo que divide a los hombres puede llegar a serles com¨²n".
Santiago Petschen es catedr¨¢tico em¨¦rito de Relaciones Internacionales.
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