La 'Gioconda' de Fischer a los 13 a?os

Si alguien duda de que el ajedrez puede ser un arte, dejar¨¢ de hacerlo tras ver esta obra maestra, que tambi¨¦n convencer¨¢ a quienes cuestionan que el rey de los juegos, junto a la m¨²sica y las matem¨¢ticas, es la actividad que produce m¨¢s ni?os prodigio. Bobby Fischer ten¨ªa 13 a?os en 1956 cuando cre¨® una maravilla que dejar¨¢ perplejos y emocionados a los amantes del deporte mental mientras el mundo exista.

Cuando uno ve y analiza la und¨¦cima jugada de las negras con tranquilidad, todo es de una l¨®gica aplastante: ese golpe conecta con asombrosa eficacia los elementos t¨¢cticos de la posici¨®n y permite que todas las piezas negras, excepto la torre de a8, dancen arm¨®nicamente. Pero Donald Byrne se defiende bien, y tras su decimos¨¦ptimo lance deja la dama y un caballo negros bajo amenaza. Todo indica que Fischer est¨¢ en serios apuros y debe buscar algo que le permita mantener el equilibrio. Pero entonces surge, como del sombrero de un mago, una de las jugadas m¨¢s bellas en 15 siglos de historia del ajedrez. Y es precisamente la torre de a8 quien da la puntilla. No es f¨¢cil imaginar tanta belleza.