Me voy, pero me quedo
El viraje del Brexit ante la aut¨¦ntica construcci¨®n europea, la de los valores compartidos
Cuanto m¨¢s tiempo pase, mayor ser¨¢ el despecho y el dolor. Los brit¨¢nicos se van, pero saben que han dado un mal paso, probablemente irreversible, del que se arrepentir¨¢n. Cuando suceda ¡°ser¨¢ un momento triste y tr¨¢gico¡± ha dicho, con su habitual gusto por la claridad e incluso la crudeza verbal, el presidente de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker.
La partida de Reino Unido, tan negativa, tiene consecuencias positivas. Los horizontes que se abren, y el que Juncker describi¨® en su discurso ante el Parlamento, son efecto de la desaparici¨®n del principal obst¨¢culo con que se encontraba la integraci¨®n europea. Esa Europa dibujada por el presidente de la Comisi¨®n estar¨¢ m¨¢s integrada y ser¨¢ m¨¢s completa y compacta, sin dobles velocidades ni derogaciones (opting outs) como las que consagraban el estatus brit¨¢nico. Las pol¨ªticas sociales, el espacio de libre circulaci¨®n (Schengen) o la moneda ¨²nica con su correspondiente uni¨®n bancaria (con Fondo Monetario Europeo y ministro de Finanzas), piezas esenciales de una ¡°Europa que protege, empodera y defiende¡±, estar¨¢n al alcance de todos.
Este es el tercer discurso del Estado de la Uni¨®n que pronuncia Juncker, un momento que se quiere trascendental pero que tiene algo de imitativo y por tanto de falso. Ni la Comisi¨®n es en propiedad un Ejecutivo ni el Parlamento, un Legislativo. La imitaci¨®n radica incluso en las formas, inspiradas en el Estado de la Uni¨®n ante el Capitolio de Washington, inspirado a su vez en el discurso de la Corona en Westminster. Ni Juncker es quien encarna la soberan¨ªa nacional, como es el caso del presidente de EE?UU o el monarca brit¨¢nico, ni quienes le escuchan son los representantes directos del pueblo europeo soberano.
Aunque suene algo a hueco, hay mucho de aut¨¦ntico en el discurso preparado por los eficaces servicios de la Comisi¨®n. En el camino trazado por Juncker se encontrar¨¢ con Emmanuel Macron y Angela Merkel, aliados en un nuevo impulso a la construcci¨®n europea, en reacci¨®n a la crisis monetaria, social y pol¨ªtica de la que estamos intentando salir. Especialmente severa es la advertencia sobre el Estado de derecho, que se lee desde Hungr¨ªa y Polonia pero tiene lecturas m¨¢s pr¨®ximas: ¡°la fuerza de la ley sustituye a la ley del m¨¢s fuerte¡±, algo que no es opcional ni sujeto a derogaciones, como pretenden populismos de distintas latitudes geogr¨¢ficas e ideol¨®gicas.
Los europarlamentarios escucharon a Juncker sin tiempo casi para leer el nuevo documento brit¨¢nico sobre las relaciones con la UE en defensa y pol¨ªtica exterior. Es la primera noticia simp¨¢tica y positiva del Brexit. Ya no hay chantaje con la seguridad y la defensa, como hace un a?o. Al contrario, los brit¨¢nicos razonan la estrecha relaci¨®n que quieren en este cap¨ªtulo, no por meros intereses compartidos sino por argumentos inequ¨ªvocamente europe¨ªstas, como son ¡°los valores compartidos de paz, democracia, libertad y Estado de derecho para nuestro continente y m¨¢s all¨¢¡±. El d¨ªa del Estado de la Uni¨®n los brit¨¢nicos nos dicen que se van, pero tambi¨¦n que se quedan, algo que reconforta a la idea de uni¨®n m¨¢s estrecha entre los pueblos de Europa.
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