El desempleo juvenil es el verdadero drama de Italia

Los nacidos a partir de los a?os ochenta, la generaci¨®n de los millennials, vivieron su infancia rodeados de la mayor riqueza vista desde la posguerra y con las mismas expectativas de prosperidad que sus contempor¨¢neos en otros pa¨ªses avanzados. Sin embargo, mientras ellos crec¨ªan, en Italia ha aumentado la deuda p¨²blica, la poblaci¨®n ha envejecido y la inestabilidad laboral se ha agravado. Quienes hoy tienen entre 25 y 34 a?os han tropezado, en la etapa m¨¢s vulnerable de la transici¨®n a la vida adulta ¡ªel paso de la escuela al trabajo¡ª, con la crisis econ¨®mica. Es decir, al contrario que sus padres, se han encontrado con unas oportunidades muy por debajo de sus deseos y su potencial.

Una peculiaridad de los millennials italianos respecto a las generaciones anteriores y respecto a sus hom¨®logos europeos es que tiene menos consistencia demogr¨¢fica. En Italia, durante los a?os ochenta, la fecundidad se derrumb¨®, por lo que hay un gran desequilibrio cuantitativo entre la generaci¨®n del baby boom y la de los que hoy tienen menos de 35 a?os. Pero, en lugar de compensar ese descenso ¡ªcon la educaci¨®n, facilidades para la inserci¨®n laboral y m¨¢s valoraci¨®n del capital humano en las empresas¡ª, hemos dejado que su situaci¨®n empeore.

En Italia, durante los a?os ochenta, la fecundidad se derrumb¨®, por lo que hay un gran desequilibrio cuantitativo entre la generaci¨®n del baby boom y la de los que hoy tienen menos de 35 a?os

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Los datos son inequ¨ªvocos. El desempleo juvenil es un problema que afecta a la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. Espa?a es, junto a Grecia, uno de los m¨¢s perjudicados con una tasa de desempleo juvenil del 44,5% y una tasa de natalidad (8,8%) en descenso constante en los ¨²ltimos 40 a?os. Resulta ¨²til la comparaci¨®n con Francia, que tiene una poblaci¨®n parecida a la nuestra. Mientras los franceses han mantenido un ¨ªndice de natalidad casi constante, alrededor de 800.000 al a?o, Italia ha ca¨ªdo a 500.000 (incluidos los hijos de inmigrantes). En la poblaci¨®n mayor de 35, Italia supera ligeramente a Francia. Por debajo de esa edad, ocurre lo contrario.

En la franja entre 25 y 34 a?os tenemos un mill¨®n menos de personas, y en la de 15-24, mill¨®n y medio. La disparidad aumenta cuando se trata del n¨²mero de j¨®venes con trabajo, y eso a pesar de que Francia no es precisamente uno de los pa¨ªses con m¨¢s empleo juvenil. En Italia tiene trabajo el 17% de los j¨®venes, y en Francia, el 26%; la media europea es del 31%. En franjas superiores, Francia se recupera: la tasa de j¨®venes entre 25 y 29 a?os que tienen trabajo es similar a la media de la UE 28, m¨¢s del 70%, mientras que Italia no llega al 55%.

Ya antes de la recesi¨®n hab¨ªa cada vez menos presencia de las nuevas generaciones, pero los a?os de crisis agudizaron la tendencia. Durante ese periodo, los pa¨ªses con visi¨®n de futuro se dedicaron a reforzar los medios de formaci¨®n y aproximaci¨®n de la demanda y la oferta laboral. Italia no lo hizo as¨ª, y el fen¨®meno de los ninis se dispar¨®. Los m¨¢s perjudicados son los que ten¨ªan entre 15 y 24 a?os en 2007, que habr¨ªan debido incorporarse al mundo laboral en los ¨²ltimos 10 a?os. Hoy tienen entre 25 y 34, es decir, est¨¢n en una etapa en la que deber¨ªan materializarse pasos como la posibilidad de vivir por su cuenta e incluso formar su propia familia.

Seg¨²n los datos oficiales, esta franja eran nueve millones de personas en 1997, poco m¨¢s de ocho millones en 2007 y 6,7 millones en 2017. Con ese descenso, aunque se hubiera mantenido el empleo, de todas formas habr¨ªa habido menos treinta?eros capaces de aportar su talento y sus energ¨ªas. Pero adem¨¢s, tambi¨¦n han desaparecido muchas oportunidades de trabajo para esa franja de edad, que ha pasado de una tasa de empleo de m¨¢s del 70% a poco m¨¢s del 60%. En los ¨²ltimos 10 a?os, el paro se ha duplicado (del 8,5% al 17,3%).

Si comparamos con el resto de Europa, el problema espec¨ªfico de Italia no es solo que haya m¨¢s personas mayores de 55 a?os, sino, sobre todo, que faltan j¨®venes. El n¨²mero de j¨®venes entre 25 y 34 con trabajo ha disminuido m¨¢s que en ning¨²n otro pa¨ªs europeo, y tienen la menor presencia proporcional de todo el continente. En 1997 eran m¨¢s de seis millones, en 2007, 5,6 millones, y hoy apenas llegan a cuatro millones. Como consecuencia, es menos frecuente la decisi¨®n de formar pareja y tener hijos, porque cada vez hay menos j¨®venes y porque la falta de medios suficientes les empuja a retrasar esas opciones de vida. La ¨²nica decisi¨®n que ha aumentado entre los italianos menores de 35 a?os es la de irse al extranjero.

Todo esto contribuye a una espiral negativa que acent¨²a los desequilibrios demogr¨¢ficos, econ¨®micos y sociales y crea m¨¢s incertidumbre para nuestro crecimiento. Es prioritario dar m¨¢s oportunidades a todas las etapas de la transici¨®n a la vida adulta. Hay que revisar las pol¨ªticas dirigidas a las nuevas generaciones, no a partir de las fr¨ªas estad¨ªsticas, sino pensando en que puedan ayudarles durante toda la vida.

Alessandro Rosina es editorialista de La Repubblica y profesor titular de Demograf¨ªa y Estad¨ªstica Social en la Universidad Cat¨®lica de Mil¨¢n.

Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.