Combatir la pseudociencia

Es lamentable que el debate celebrado en la Comisi¨®n de Sanidad del Congreso sobre las llamadas terapias alternativas no haya logrado articular posiciones claras que permitan frenar el auge de las pseudociencias en Espa?a. Ciudadanos hab¨ªa presentado una proposici¨®n no de ley en la que, entre otras medidas, se propon¨ªa que los profesionales sanitarios tuvieran que denunciar ante la fiscal¨ªa los casos que pongan en peligro la salud de los pacientes.

Esta medida puede ser discutible, pues tal obligaci¨®n, similar a la que ahora existe en caso de maltrato infantil, colocar¨ªa a los profesionales sanitarios en la dif¨ªcil tesitura de tener que juzgar de oficio lo que hacen otros, en una funci¨®n de tutela que no les corresponde. Pero existen otras posibles maneras de controlar estas pr¨¢cticas y proteger a los pacientes. Lo que resulta alarmante es que, durante el debate, el portavoz socialista devaluara el papel de la evidencia cient¨ªfica como instrumento para evaluar la bondad de las terapias alegando que ¡°hay distintos tipos de evidencia¡±.

El m¨¦todo cient¨ªfico no es infalible, pero es el mejor instrumento que tenemos para garantizar la seguridad de los tratamientos. Quienes asumen tareas legislativas deber¨ªan tener clara la diferencia entre una terapia que se ha sometido a rigurosas pruebas de eficacia y seguridad, y aquellas otras que, como la homeopat¨ªa, no han sido capaces de demostrar eficacia alguna m¨¢s all¨¢ del efecto placebo, a pesar de lo cual se venden en las farmacias como un medicamento m¨¢s.

El resultado del debate no puede ser m¨¢s decepcionante. La declaraci¨®n gen¨¦rica de condena aprobada a instancias del PP es insuficiente. El vac¨ªo legal facilita todo tipo de abusos y enga?os. Las terapias basadas en pseudociencia son un fraude y en los casos en que se ofrecen como alternativa a los tratamientos convencionales, un grave peligro, pues dejan a los enfermos sin oportunidad de curaci¨®n.