Cayetana Guill¨¦n Cuervo: ¡°M¨¢s que ambiciosa, soy perseverante¡±
PERIODISTA Y presentadora, actriz de teatro, cine y televisi¨®n, a sus 48 a?os Cayetana Guill¨¦n Cuervo puede decir que es una artista con suerte y una gran comunicadora. No solo ha heredado las tablas de sus padres, los actores Fernando Guill¨¦n y Gemma Cuervo. Su prol¨ªfica carrera es su mejor carta de presentaci¨®n. Se form¨® en la radio con I?aki Gabilondo y en el teatro con Cristina Rota. Ha sido la voz y el rostro durante casi 20 a?os del programa de TVE Versi¨®n espa?ola. Tambi¨¦n presenta Atenci¨®n obras, la agenda cultural de La 2. Guill¨¦n Cuervo se declara madrina y defensora del cine patrio. Una chica pop, como cuenta que le dijeron hace poco. Y multimedia. Lo mismo se mueve en un plat¨® que en un escenario, publica un tuit o sube una foto a su cuenta de Instagram.
Despu¨¦s de haber interpretado a la destructiva Hed?da Gabler, de Henrik Ibsen, y a la calculadora Marta en El malentendido, de Camus, Guill¨¦n Cuervo se ha convertido en un icono l¨¦sbico gracias al papel de Irene Larra en la exitosa serie de televisi¨®n El Ministerio del Tiempo, que interpreta desde 2015. Este personaje le ha abierto las puertas del olimpo en redes sociales y ella se refiere a sus nuevas fans como sus cayetaners. Su ¨²ltima aventura ha sido su estreno en literatura con el libro Los abandonos (La Esfera de los Libros), ilustrado con acuarelas del pintor Jos¨¦ Luis Mass¨®. La enfermedad de su padre la llev¨® a reflexionar obsesivamente sobre esos momentos en los que perdemos algo tan valioso, que, dice, cambian nuestra vida y a los que inevitablemente nos tenemos que acostumbrar porque alg¨²n d¨ªa volveremos a sentir ilusi¨®n. Guill¨¦n Cuervo viene de una familia donde las palabras tienen mucha importancia y reconoce que no se atrev¨ªa a lidiar con un libro. Pero el fallecimiento de Fernando Guill¨¦n le puso en el disparadero. Solo despu¨¦s de aquella p¨¦rdida acept¨® enfrentarse al papel en blanco.
Usted dice que su padre se march¨® sin calma y con decepci¨®n. ?Por qu¨¦? ?l hablaba sobre el deterioro de nuestro modo de vida, de c¨®mo el ciudadano se ha sentido desprotegido en los ¨²ltimos a?os. Entonces se pon¨ªa triste y dec¨ªa: ¡°No puede ser verdad, despu¨¦s de lo que hemos vivido, luchado, de los que han muerto¡±. ?l hizo un paralelismo de esta situaci¨®n con su enfermedad.
??l utiliz¨® la cultura para cambiar las cosas? Perteneci¨® a una generaci¨®n de actores muy activa. Vivieron la guerra, la posguerra, la dictadura, la Transici¨®n. Intentaron poner en escena muchas funciones prohibidas entonces. Toda la obra de Sartre, de Camus. Cuando le diagnosticaron la enfermedad, le pregunt¨¦ qu¨¦ texto le servir¨ªa de homenaje y ¨¦l me dio la idea de recuperar para el teatro El malentendido. [La obra de Camus es una tragedia moderna y existencialista que fue representada en los a?os cuarenta en una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial]. En su oficio, mi madre fue m¨¢s apol¨ªtica, pero ¨¦l siempre fue un hombre de izquierdas. Vivi¨® ese activismo desde el teatro, desde su posici¨®n de artista. Siempre fue un hombre profundamente culto, inteligente.
¡°La generaci¨®n de mi padre fue muy activa. Defendieron siempre la cultura. En sus ¨²ltimos d¨ªas, ¨¦l hablaba mucho de la decadencia del sistema y la asociaba a su propia enfermedad¡±.
?Y mientras le visitaba en el hospital ensayaba El malen?tendido? Cuando muri¨® estren¨¢bamos la obra. Para m¨ª fue una tremenda catarsis, pero el texto de Camus me alivi¨®. Unos a?os despu¨¦s decid¨ª volcar mis reflexiones sobre las distintas p¨¦rdidas de la vida en un libro; la de los seres queridos, la del amor, la del nido vac¨ªo, la vejez, o la de Dios. Marta, el personaje de El malentendido, pegaba unos gritos desde el fondo de su alma pregunt¨¢ndose por el sentido de la vida. De alguna manera, en el libro sobrevuela la fatalidad del destino, los v¨ªnculos entre los seres humanos, la relaci¨®n causa efecto, porque no todo vale. Todo lo que haces tiene una consecuencia. Por eso es importante controlar tu estado de ¨¢nimo y lo que provocas en los dem¨¢s.
En el libro habla de creencias religiosas. Lo que hay es una b¨²squeda. Yo he ido a un colegio cat¨®lico, he hecho la comuni¨®n y estoy bautizada, y por supuesto convivo con ello. Lo que pasa es que la p¨¦rdida te lleva a muchas inc¨®gnitas. De cualquier forma, estoy m¨¢s cerca de una espiritualidad que de una religi¨®n. Respeto todo tipo de credos, tengan el modo y la apariencia que sea. Yo he tenido mi ¨¦poca de viajar a India, de quedarme en un ashram, de meditar, y todo eso tambi¨¦n est¨¢ en m¨ª. Sentirte protegido de cualquier forma, poder rezar y mirar al cielo es m¨¢s reconfortante que no poder hacerlo.
Con Los abandonos puede conectar con mucha gente. Todos hemos perdido alg¨²n ser querido. Me est¨¢n pasando cosas muy bonitas. Mensajes de amigos, abrazos, ponernos a llorar en cada firma de libros. Porque al que m¨¢s o al que menos le han pasado cosas, con una edad, a partir de los 40¡, eso est¨¢ en las conversaciones de todos. Desear¨ªa que la gente se identificase con algunas palabras, emociones. He querido compartir tambi¨¦n las reflexiones de varios autores, que en alguna lectura me han sobresaltado, marcado. Me refiero a escritores como Fernando Pessoa, Mario Benedetti, Kafka, Marguerite Yourcenar, Graham Greene, Salinas, Cernuda.
Llama la atenci¨®n que aborde el tema de la vejez descarnadamente. Vivimos en una sociedad que vive de espaldas a los ancianos, no se les respeta ni venera como s¨ª se hace en otras culturas. La vejez me produce mucha ternura, las personas mayores est¨¢n llenas de experiencia y sabidur¨ªa. Les dedico un cap¨ªtulo porque me impresiona mucho el dolor f¨ªsico, la soledad. Esas personas que est¨¢n pidiendo un poco de tu tiempo y nosotros los visitamos con prisas. Ver que puedes tener un coco fant¨¢stico y tus facultades cada vez m¨¢s mermadas. Que despu¨¦s de todas las etapas lleguemos a eso, unas cajas de pastillas y la puerta del ambulatorio. Me parte el alma.
?Qu¨¦ opina su madre de su faceta de adicta al trabajo? Lo entiende perfectamente, porque a ella le ha pasado lo mismo toda la vida. Sucede que en mi familia siempre hemos colocado el trabajo entre nuestras prioridades. Llevamos en las venas la cultura del esfuerzo. Somos muy conscientes de pensar que eres un privilegiado si te llaman a ti y no al de al lado. Tenemos una profesi¨®n muy inestable.
?C¨®mo era la vida familiar en casa de los Guill¨¦n Cuervo? La de una familia muy unida, marcada por los horarios del trabajo de mis padres, que se levantaban a las seis de la ma?ana para grabar Estudio 1 y luego ten¨ªan dos funciones en el teatro. Porque hasta 1975 no hab¨ªa d¨ªa de descanso. La hora en la que la familia estaba junta era durante las comidas. Por eso siempre ¨ªbamos a colegios que estaban cerca de casa. Los teatros solo cerraban los lunes, y para m¨ª era importante porque mi padre ven¨ªa a buscarme al colegio.
?Tuvo una ni?ez feliz? Tengo el recuerdo de una vida familiar muy intensa y completa. Me sent¨ª muy querida por mis padres y con una infancia muy feliz. S¨ª que es verdad que a mi hermana mayor le toc¨® asumir un papel quiz¨¢ excesivo con nosotros. Porque las giras teatrales de mis padres eran de estar meses fuera de casa. Yo tengo solo un hijo y la conciliaci¨®n me parece algo muy complicado, con que mis padres, con tres hijos y en aquella ¨¦poca, conciliaban como pod¨ªan.
Alguna vez ha dicho que usted tiene un m¨¢ster en saber huir de los conflictos porque no compensan. Los s¨¦ llevar, aunque depende de la otra persona. Que yo recuerde nunca he tenido problemas en el trabajo. Reconozco que tengo mucha capacidad de empat¨ªa. Cuando alguien me trata mal, me pongo triste. Pienso que no merece la pena, que siempre hay otros caminos.
?Es muy diplom¨¢tica, tambi¨¦n? Soy cautelosa, no me gusta hablar mal de los dem¨¢s, hacer humor a costa del otro. No es que yo sea una monja, de hecho, soy muy gamberra, pero no me hace gracia lastimar a alguien. Cuando veo a una persona enfadada digo: ¡°?Ostras, ha perdido la batalla!¡±.
?Es usted luchadora? Soy perseverante, m¨¢s que ambiciosa. Siempre llamo a la puerta, no tengo de verdad ning¨²n orgullo.
?Qu¨¦ me dice de Cayetana Guill¨¦n Cuervo como madrina televisiva del cine espa?ol? Santiago Tabernero me llam¨®, me busc¨® hace 17 o 18 a?os, y ese encuentro me marc¨® la vida. Y yo, como soy tan perseverante y tan poco pasota, me tom¨¦ eso de defender el cine espa?ol como una bandera.
¡°Me gusta comunicar, y todo lo que hago, ya sea en televisi¨®n, en el escenario de un teatro o en el papel de una serie, es precisamente eso¡±.
Despu¨¦s de casi una d¨¦cada, quiz¨¢ est¨¦ algo cansada del formato de Versi¨®n espa?ola. Soy muy inquieta y me parece que la vida me est¨¢ poniendo por delante cosas preciosas. Se me superponen y no s¨¦ decir que no. Voy siempre con la cultura del esfuerzo, de no bajar la guardia. Me parece que es un milagro que me llamen a m¨ª e intento hacerlo todo lo mejor que s¨¦. Despu¨¦s de tanto tiempo en Versi¨®n espa?ola los directores me encasillan. Es como una relaci¨®n de pareja, sabes los pros y los contras, pero a m¨ª me compensa. Es tan bonito ese trabajo. Siempre estoy estudiando. Lo mismo me sucede en el programa Atenci¨®n obras, me da la oportunidad de ver teatro, exposiciones, estar al d¨ªa, activa. Es un privilegio. Me gusta comunicar, y todo lo que hago, ya sea televisi¨®n, teatro o series, es precisamente eso. Estoy muy agradecida a Televisi¨®n Espa?ola, que ha depositado mucha confianza en m¨ª y yo me siento responsable de corresponder profesionalmente.
H¨¢bleme de sus maestros Cristina Rota, I?aki Gabilondo, Jos¨¦ Luis Garci. Cristina Rota ha sido una maestra maravillosa para m¨ª en el ¨¢mbito del teatro. La admiro por su historia personal, me encantan las mujeres como ella, solidarias, fuertes, por su capacidad para remontar, de matar al mundo por un hijo, por una pareja. Gabilondo se cruz¨® en mi camino cuando sal¨ªa de la facultad y me dijo: ¡°Yo te quiero a mi lado¡±. Estuve ocho a?os trabajando con ¨¦l en la cadena Ser. Aprend¨ª mucho de su actitud, de la capacidad que tiene gente poderosa como ¨¦l de combinar alma con cabeza.
?Y con Garci? Tuvimos una relaci¨®n personal y con el tiempo he sabido valorar todo lo que me aport¨® como ser humano. Como pareja con una diferencia de edad no funcionamos, pero es un t¨ªo list¨ªsimo, cult¨ªsimo, muy buen amigo, y me puso tambi¨¦n unas pautas en mi vida que han sido muy importantes. Faltar¨ªa un cuarto maestro o el primero, mejor, que fue mi padre.
?Y su madre, la actriz Gemma Cuervo? Nadie me va a entender nunca ni a quererme como ella. Su respeto y su comprensi¨®n y entendimiento me conmueven.
Sabe que tiene fama de intensa, de estirada. Ya lo s¨¦, muchas veces me dice gente que no me conoc¨ªa: ¡°Pero si eres muy maja, con lo borde que pareces¡±. Yo creo que a ese clich¨¦ contribuy¨® la imitaci¨®n que me hizo Silvia Abril en el programa Homo Zapping. Me encanta que me imiten, pero es solo una caricatura. Yo soy una chica pop, como me dijeron hace poco. Una chica multimedia.
Y transmedia. En lo que al telespectador se refiere, sabe dirigirse al p¨²blico m¨¢s minoritario de La 2 con el mayoritario de TVE-1. Efectivamente.
La serie de Televisi¨®n Espa?ola El Ministerio del Tiempo ha impulsado a¨²n m¨¢s su televisiva carrera. El personaje de Irene Larra es una pasada, estoy encantada de ser un icono l¨¦sbico. Por ella ahora vivo en una dimensi¨®n de realidad virtual, en un c¨®mic, en un juego de mesa. Han surgido las cayetaners, las fans, y una gran respuesta de los espectadores en las redes sociales.
?Es tambi¨¦n community manager de sus cayetaners, de sus seguidoras en la serie? S¨ª, lo llevo yo junto con Omar, mi chico, que tambi¨¦n me ayuda. Recibo mucho feedback y respuesta de todo un colectivo de lesbianas que gracias a El Ministerio del Tiempo han podido salir del armario y cont¨¢rselo a sus padres. A Irene Larra la trataron como a una enferma y tuvo una segunda oportunidad de vivir su vida libremente.
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