La Familia
Les llama a todos Espa?a, como si el apellido que comparten se hubiese engullido sus nombres de pila
Espa?a no est¨¢ casada con nadie. Espa?a es el apellido que llevan tras de s¨ª cada uno de los nombres de las comunidades aut¨®nomas. Si queremos trasladar la emocionalidad de los debates rupturistas a planos simb¨®licos, tenemos que imaginarnos a un mont¨®n de hermanos compartiendo una gran casa. Hermanos con diferentes nombres, con personalidades ¨²nicas y sus curiosas peculiaridades, con su temperamento y su forma de ser. Una familia numerosa de muchos hermanos que se apellidan Espa?a. Como todas las familias hay altos y bajos en la convivencia cotidiana. Unos se llevan mejor que otros, no podemos negarlo. Esas afinidades van por temporadas, as¨ª son las din¨¢micas entre parientes. Porque son un mont¨®n de hermanos los que componen la familia Espa?a, y comparten un piso estupendo, soleado y rodeado de playas. En su cocina inmensa hay siempre buenos platos. Dicen que en la casa de los Espa?a es donde mejor se come del mundo. No ser¨¦ yo quien lo niegue, tenemos que reconocer que medio universo est¨¢ deseando pasar sus vacaciones en esa casa. All¨ª todos los hermanos tienen una amplia habitaci¨®n independiente con ba?o decorada a su gusto, pero deben compartir sal¨®n, cocina y pasillo. No hay duda de que la casa puede admitir reformas para que todos quepan en la cocina y no se tengan que hacer turnos durante las comidas. Si se ampliara el sal¨®n podr¨ªamos hacer grandes fiestas e invitar a los vecinos. Esta familia tiene temperamento afable y a la hora de saber disfrutar de la vida, son los primeros. Pero resulta que uno de ellos se quiere quitar el apellido, y ya no reconoce al resto de sus hermanos. Les llama a todos Espa?a, como si el apellido que comparten se hubiese engullido sus nombres de pila. Mira a sus hermanos y ve un mismo rostro. Apela a la ruptura y amenaza con tabicar su dormitorio, llevarse la nevera y la mitad de la librer¨ªa con el pasillo. Tambi¨¦n quiere la parte del sal¨®n con el aparador de la bisabuela a la que reivindica como suya mientras repudia su apellido y ya no identifica a sus hermanos. Menudo drama familiar, uno de ellos quiere renunciar a la fraternidad. Ha olvidado los a?os de la infancia, se ha olvidado de que ha crecido con ellos, que son parte de su vida, que tienen la misma sangre, que son hijos de los mismos padres. Tantos hermanos, tantos nombres, y no se acuerda de ninguno, todos son ahora el rostro de un mismo ser, una especie de marido estrafalario al que llama facha represor. C¨®mo sufren todos los hermanos mientras contemplan pesarosos a su hermano querido que ya no les reconoce.
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